Los fuertes rayos del sol de la mañana se posaron en mi rostro haciendo que me despertara. Abrí los ojos y observé detalladamente el lugar en el que me encontraba. Al principio estaba desorientada, hasta que recordé los sucesos del día anterior. Todavía me encontraba perdida en un lugar desconocido con la persona a quien más odiaba. Aunque en ese momento, mi odio hacia Logan había comenzado a debilitarse. Tal vez lo único que me hacía falta era conocerlo un poco mejor y... En ese momento, cuando me sentaba en la arena para quitarme el suéter, me percaté de que había dormido con la chaqueta del pelinegro sobre mis hombros, que tenía una extraña mezcla entre el aroma a cuero y un exquisito perfume. Pero... ¿por qué?
—Valla, por fin despertaste. —Me interrumpió la voz del chico. Volteé y pude observar que, en efecto, no traía la chaqueta puesta. Ni siquiera estaba usando su camisa. Aunque yo todavía estaba un poco dormida, no se me pasó por alto el hecho de que él tuviera el abdomen y los pectorales perfectamente marcados. Su cintura era delgada y su espalda bastante ancha y pude deducir que también estaba marcada. Kevin ya me había comentado casualmente que él y Logan iban al gimnasio casi a la misma hora, pero realmente no comprendía por qué me había asombrado tanto. Logan se echó a reír, ya que, sin darme cuenta, lo había estado mirando durante un buen rato y me preguntó con su sonrisa más burlona—. ¿Qué tanto me miras Em?
—Lo siento. —dije desperezándome e intentando ocultar mi asombro—. Es que nunca pensé que un vago como tú podría tener un buen físico.
—Ya veo. —Siguió sonriendo—. ¿Con que crees que tengo buen físico, eh?
—Sí, pero sigues siendo un idiota. —Sonreí somnolienta tendiéndole la chaqueta.
—Por ahora me conformaré con eso. —comentó levantando su camisa del suelo y colocándosela.
—Oye Logan. —comencé dubitativa—. Gracias por la chaqueta.
—El castañeo de tus dientes no me dejaba dormir. —Sonrió dejándola junto a su mochila—. No hay de qué. —Me levanté y estiré los brazos para terminar de desperezarme. Logan rió—. Ahora comprendo por qué tu hermano está tan mal de la cabeza.
—¿Disculpa? —pregunté somnolienta.
—Tener que ver esa cara de zombi y ese cabello enmarañado todas las mañanas debió haberle dejado un buen trauma. —Sonrió con malicia.
—Apuesto a que te encantaría que esta fuera tu primera visión de la mañana. —dije despreocupada y con doble sentido abriendo mi bolso para buscar un peine y mis zapatillas de deporte. Me resultó extraño que Logan no me contestara nada, por lo que me voltee. Me lo encontré sonriendo de manera encantadora y con los puños en la cintura
—¿Y a quién no? —Quedé dubitativa un rato, sin decir nada.
—¿Me lo tomo como un cumplido, o te asesino? —solté al fin, sonriendo mientras me cepillaba el cabello.
—Yo diría que es un cumplido. Eres una chica bastante atractiva. —Me detuve en seco al escuchar eso, y luego de un par de segundos me levanté de un salto, me acerqué a él más de lo debido y le puse una mano en la frente.
—Hmmm.
—¿Que... qué demonios haces Emily? —tartamudeó sin entender.
—Qué raro, no tienes fiebre. —Nos miramos durante un momento, y estallamos en carcajadas. Nos sentamos en la arena, aun sin poder contener la risa.
—Emily, estás loca. —Me dijo aun riendo.
—¿Otro de tus cumplidos raros? —Sonreí, y cuando recuperé el aliento suspiré—. Ah, y pensar que antes te detestaba.
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Perdidos y sin rumbo.
Short Story"Logan Wright y Emily Bennington." Anunció al final el profesor. No pude evitar mirar hacia el último banco de la fila del otro lado. Allí estaba, cabello negro corto, alborotado y encrespado, y ojos color gris oscuro. Me notó mirándolo mientras esc...