Capítulo VIII.

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Chace.

Seguíamos en aquella estancia de la delegación esperando al señor Brody, quien aún sostenía la fotografía de Susan entre sus manos y se ajustaba sus anteojos cada tantos segundos. No parecía que se le fueran a caer las gafas, más bien figuraba ser un tic muy propio de él.

—Aiden, acércate. —la voz del anciano se escuchó fuerte en medio del único ruido que producían las teclas de las computadoras en los otros escritorios.

El oficial que estaba de pie cerca del escritorio; él cual había recogido los papeles del suelo hace unos momentos, se acercó mostrando en su semblante cierta confusión.

—La mujer de la fotografía, ¿no es la Susan a la que mandamos al centro de ayuda?

El señor Hayes con estas palabras logró que varias personas que estaban trabajado en sus máquinas se volviesen hacía nosotros. El policía Aiden observó con atención la imagen y asintió con una gran sonrisa en el rostro e incluso me pareció sonrojado en el momento en que dio la confirmación.

—Es la misma que me pidió ayuda hace tres días con exactitud.

— ¡Caso resuelto! —el señor Brody dejó la foto a un lado y nos sonrió.

— ¿Cómo que resuelto? —dijo Charlotte, quien apoyo sus manos en un lado del escritorio. Debido a que me daba la espalda y a su cabellera rojiza no pude observar cual fue su reacción.

—El señor Aiden les explicará. —el anciano extendió una mano hacía el frente incitándolo a hablar.

—Me encontré con la señora Susan hace tres días, como ya les comenté me pidió ayuda, estaba a una cuadra de aquí. Todo paso a las nueve de la noche cuando me dirigía a la cafetería de la señora Angie; Susan tocó mi brazo y sus ojos estaban llenos de lágrimas y mostraban una gran angustia, por lo que desistí de ir a dónde iba y la traje hasta aquí al día siguiente.

— ¿Dónde está ahora? ¿Le había pasado algo grave? —Walker habló por primera vez.

—No, ella sólo dijo que no podía recordar hacía donde iba y que no tenía a donde ir. Dijo que tenía una amiga llamada Charlotte y necesitaba hablar con urgencia con ella, pero no recordaba nada, no se acordaba tampoco dónde había dejado su bolso y la delegación estaba cerrada por asuntos internos, por lo que le ofrecí mi casa para que se quedase a dormir.

Mi atención se centró en él cuando pronunció aquellas palabras y observé con atención al dichoso Aiden. Sus cabellos eran negros y sus ojos cafés, a pesar de esto su piel era blanca y tuve que aceptar que era atractivo y me preocupe porque Susan se hubiera olvidado de mí.

Parece que notó mi mirada porque con rapidez dijo que no pasó nada malo entre ellos. Como llegaron a la delegación de mañana muchos oficiales pensaron que era la bella pareja de Aiden, cosa que él desmintió y luego de una discusión se decidió llevarla a Rehabilitation Center en lo que recordaba algo o familiares la buscaban, ya que era obvio que tenía principios alzhéimer.

Aiden nos dijo que la había ido a visitar, incluso esta mañana y comentó que ella se encontraba un tanto decaída pues no parecía que nadie la buscara, sin contar que aún con la medicación que él lugar empezaba a darle, no recordaba el número telefónico de alguien.

1 de agosto de 1997.

Ayer durante la noche trate de escribir todo lo positivo que conseguí vivir con Chace, pero las lágrimas y el torbellino de emociones que sentía a la vez me hicieron desistir. Hoy tendré que ir a trabajar, aunque no tengo ánimos de hacerlo. Justo en estos momentos odio a la señora Johnson. Me odio a mí misma y un sentimiento terrible empieza a crecer en mi pecho por Chace.

Encontrando a Susan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora