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Para mi amigo, y esta vez, colega: Ramón (Joe-1900) , quien ha idado la idea que hizo que esta obra sea realizada.

Narices rojas... Borlas anaranjadas... ¡Risas estridentes! Pintura... por todo su rostro...

-¡Ah!- Grito despertando a mi esposa Mary.

Me presento. Soy Thomas Butler, y con mis 28 años he logrado escribir varios libros exitosos, claro, exitosos en mi localidad; Vivo en una residencia humilde con mi esposa Mary Campbell; Y he concebido la coulrofobia en una de mis visitas al centro. Muchos mimos y, algo parecidos, payasos aparecían por las calles a pedir limosna.

Honestamente, no siempre me han dado miedo los payasos, sino que fue una experiencia con uno. Al principio parecía un sujeto agradable, inflando globos, haciendo animalitos con estos... haciendo malabares. Un día, pasando cerca del lugar de este tipo quien estaba haciendo malabares, y lo miré curioso a una edad de entre 7 y 8 años a aquel sujeto haciendo su espectáculo. Me percato de que el señor me incitaba a ir con el, y mi padre (buen hombre, quien sólo deseaba la felicidad para su hijo) me llevó hacia él.

De lejos parecía bonachón, de cerca, parecía un asesino en serie, ¡no miento! si no me creen, miren la carátula de esta historia. En fin, no quería prejuzgar; me senté en donde el susodicho me pidió y me puso un clavo en la cabeza, infló un globo, y el desgraciado le sonrió al público y, acto seguido, pincha este y sale disparada un montón de sangre falsa (o lo que esperaba que fuera sangre falsa).

En fin, ya juzgarán ustedes.

-¿Qué te pasa?- pregunta mi mujer con sueño y un poco confundida.

-N-nada, sólo otra vez soñé con aquel payaso.

-¿Otra vez con ese tal "P"?- Si, "P", el crédito no es mío, sino que, al terminar de empaparme con sangre, desapareció, no sin antes tirar 1000 tarjetas negras con una "P" en blanco.

Mary, intentando calmarme en vano, me hizo darme cuenta de que necesito ver al médico.

-Mary, cariño, iré a ver al doctor mañana, ¿está limpio mi traje?

La peste, la pandemia mas exquisita del siglo XVIII, apenas en sus inicios (aunque no se ha desarrollado bien, aún) ha matado a más de 2 millones de personas en toda Europa. Lo único que nos ha mantenido a salvo son las paredes de mi casa, y los trajes con picos de aves.

-Lo lavaste ayer, ¿Recuerdas?- dice mientras intenta conciliar el sueño otra vez.

-Cierto, descansa- Le digo antes de darle un beso en la frente mientras me vuelvo a dormir.

Hoy, el día siguiente, visito a el psiquiatra con mi traje de pollo.

-Buen día, Thomas. Puedes quitarte el traje ahora, el lugar está esterilizado.- Dice el señor Jefferson, un señor simpático a la edad de los cuarentas.

-Gracias, doctor.

-Bien. Hora de comenzar, ¿No crees?

Muchas personas han dicho que este señor es el mejor doctor de todo Londres. Ah curado la esquizofrenia y el trastorno de identidad disociativo.

-Mira, Tom. Tengo un método que te puede ayudar con tu situación; no se ha probado antes pero tengo grandes esperanzas.

-¿Y en que consiste?- pregunto.

-Es una sorpresa. Bien, párate.

Hago lo que me pide Jeff, pero algo me dice que corra, que corra lo más rápido que pueda y que no regrese nunca.

Llegamos a un cuarto bien iluminado con unos cuantos espejos. Me piden que cierre los ojos y siento frío. Terminado esto, pe ponen una venda en los ojos y me llevan a otro lugar.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2016 ⏰

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