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Salté tomando un lugar al lado de Smile; así es, aún seguía siendo mi mejor amigo. El perro me lamió una mejilla mientras hacia una mueca por ello.

-¡TARDE, COMO SIEMPRE! ¡JAJAJA!
-Oye, calla, tú también eres un perro flojo.
Di un par de palmadas en su cabeza, mirando de nuevo hacia mi plato lleno de cereal.

Mi madre y padre seguían igual de... ¿Jóvenes? Si, eso. Comí el cereal lo más rápido que pude volviendo hacia mi mochila en el sofá.
-¿Llevas todo Allen?.- Preguntó mamá.
-Claro, tu no te preocupes.- Le dediqué un guiño así como besaba una de sus mejillas volviendo por mi mochila y mis llaves.

-Nos vemos más tarde.-

-Sólo no vuelvas tarde.- Respondió mi madre mientras pasaba detrás de papá dándole una palmadita con cariño en la espalda. -No hagas algo estúpido viejo.-

-S-Sin una estupidez nada sería divertido.- Contestó arqueando una ceja y salí directo a la Academia.

Horror Academy High School; era una escuela dedicada y pensada en tiempo completo para los hijos de los más famosos Creppypastas y liderada por más ni menos que el mismísimo Zalgo, junto con Slenderman y su hermano mayor: Splendorman.

Estaban muchos hijos de los grandes, incluso de los que nunca se pensaría o que jamás hubiese visto en casa tal como era de Winnie: la hija de Jeff con Jane, o Dan, el hijo de Eyeless. Y claro; ambos eran mis amigos.

Pasé por el enorme arco encontrándome a primera vista con Dan a quién salude con un golpe de puños.

-Hey Allen ¿Ya viste a la de  intercambio?.-

-¿Intercambio? ¿D-De qué hablas?.-

-Es una chica, y dice que te conoce; es hija de uno de los grandes viejo.-

Dan Eyeless, era un buen sujeto con cabello considerablemente largo y castaño como su padre, al igual que sus dientes daban cierta ansiedad por lo puntiagudos que eran. Usaba un parche en el ojo derecho ya que desde pequeño había perdido la vista de ese; su otro ojo era color azul mar.

Pasábamos por los pasillos hasta encontrar el salón de biología entrando serenamente en ese. Era un poco incómodo ya que, bueno, no habían muchos hijos de los "Legendarios" cómo solía llamar a Toby, Masky, Hoody, Jeff, Jane, Eyeless, Ben, Sally, Smile, Nina y Slenderman; éramos escasamente unos 10 u 12, ya que Smile, Ben y Sally aún no tenían registros paternales o maternales.

Y era la misma rutina de siempre: sentarse en la banca, mirar cómo los nuevos se acercaban, nos hacían preguntas de nuestros padres y se iban.

-Estoy harto de ser de los "Legendarios" viejo, me ciento como un monstruo de circo.-

-Con la pequeña diferencia de que somos monstruos pero n-no exactamente de circo.- Contesté a su comentario haciendo círculos en una hoja de papel.

-No sé depriman chicos que ya estoy aquí.- La voz de Winnie sonó sobre nosotros y así era. Winnie era una de esas chicas hermosas que conoces en la preparatoria y quisieras como la chica de tus sueños por toda la vida: a excepción de nosotros, para nosotros era como una pequeña hermana.

Tenía el cabello ondulado de su madre y extremadamente largo, pero oscuro como el de Jeff. Sus ojos eran azules casi en una tonalidad turquesa. Vestía tanto como lo hacíamos Dan y yo: completamente de negro y siempre cargando su mochila cómo nosotros. Su tonalidad de piel era blanca cómo si se tratara de nieve, por lo que el maquillaje que utilizaba hacía que resaltara sobre su rostro, luciendo demasiado sexy.

Tomó asiento detrás de Dan mientras soltaba un suspiro. 

-¿Ahora a qué viene ese suspiro Killer?.- Preguntamos Dan y yo a la par, mientras volteábamos a verla con leve curiosidad en el rostro.

-Papá me quiere mandar de cacería y puaj. Mi madre no quiere que valla y ya no sé a quién hacerle caso.

-Oye, a-alégrate.- Mencioné haciendo una sonrisa ladina. -Por lo menos no te ha costado los labios de par en par.-

Tocó las comisuras de sus labios cerrando fuertemente sus ojos. -Y no quisiera imaginarme el despertar y ver esas cosas horribles a un lado de mis labios.

Dan y yo soltamos unas cuantas carcajadas a la par mientras Win, que era como le decíamos de cariño, sacaba un par de bolsas de plástico dándonos una a cada uno.

-Waffles para Allen e hígado para Dan, como se los había prometido tontos.- 

Sonreí con un leve brillo en los ojos sosteniendo la bolsa. -Eres la mejor Win.- Comenté guardando la bolsa en mi mochila con total calma.

Toco la campana marcando el inicio de la clase, mirando como entraba la profesora y recargaba mi codo sobre la paleta de la banca oyendo con total atención a las palabras de la profesora, haciendo alguna que otra nota que se me hiciera interesante.

Pasó la hora dando el toque de salida de la clase, por lo que Dan y Win junto conmigo, salimos de la clase. Como siempre, los balbuceos de los de primer grado se hacían presentes sobre nosotros aún cuando hubiesen otros 9 "Legendarios" de los que pudiesen hablar, y uno de ellos se nos acercó como siempre.

-Allen ¿Tienes lista la cámara?.-

-Claro Warren, lista como lo prometí.-

Warren, el hijo de Slenderman, tenia una hermana gemela llamada Wanda. Ambos compartían con nosotros la clase de mitología griega por lo que trabajábamos juntos en equipo.

Era un chico de cabello lacio y perfectamente acomodado casi como su padre, así como era oscuro. Podía sacar tentáculos mortales de su espalda por lo que, quien lo hiciese enojar, no acababa muy bien. 

Digamos que los "Legendarios" siempre vestíamos de negro por alguna extraña razón, pero que nos distinguía de los demás.

Detrás de él se encontraba su hermana, que se asomaba de uno de los hombros del chico.

Wanda era una chica, a comparación de su hermano, más bajita que este. Era en extremo tímida y era más tranquila en cuánto al anejar sus tentáculos. Su voz a comparación de todas podía ser mortal si te descuidabas; podía hipnotizarte con ella si lo quería o te dejabas.

Le tendí la cámara mientras me decía algunas instrucciones acerca de como acabar con el proyecto; hasta que escuché la voz que creí que nunca más volvería a oír.

-¡Allen!.-

Volteé lentamente a donde provenía la voz: una chica de largos rizos, sus ojos brillantes como un par de rubís me observaban llenos de lágrimas. Llevaba puesto un vestido rojizo haciéndola lucir como siempre había lucido: como una muñeca de porcelana.

Corrió lanzándose sobre mí, cerré los ojos mientras la abrazaba por la cintura hundiendo mi rostro en su cuello volviendo a sentir esa opresión que hacía mucho que no sentía en mi pecho; y se sentía jodidamente bien.

-Karnell...- Susurré.

『 El Hijo de Ticci Toby. 』 © [TERMINADA Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora