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 Dentro de todo, este secuestro fue mas que nada un juego para el detective Mena y para el secuestrador.

 Todo empezó el 9 de  septiembre de 2001 cuando llego a mi oficina un hombre joven de voz grave pero suave y aparentaba ser un empresario adinerado, recién afeitado, (me di cuenta de eso porque llevaba espuma de afeitar en la barbilla), lo atendí con alegría, ya que hacia varias semanas que no había mucha actividad dentro de ese cubículo donde Merto Mena y yo trabajábamos. El caso es que el hombre parecía querer hablar urgentemente con Mena a quien no le gustaban para nada las visitas inesperadas, pero cuando vi su rostro remarcado y deformado por el miedo que el hombre levaba encima lo deje pasar y le avise a Mena. Otra cosa que hizo que yo lo dejara entrar fueron sus siguientes palabras las cuales me llevaron a una reacción indescriptible que me recorrió todo el cuerpo: "me estoy muriendo, y el infierno me reclama".

 Luego de la reunión con Mena el me comento algunas cosas insignificantes y sin sentido por lo cual los dos coincidimos en que estaba delirando y no seria posible ayudarlo, porque como decía el: le faltaba algo en el "bocho".

  A pesar de toda la situación yo  veía en aquel hombre algo muy pequeño que me hacia pensar inconscientemente que algo pasaría. Y así fue como a la semana que le siguió a es día recibimos la llamada de una mujer que parecía estar descontroladamente triste por la desaparición de su esposo a quien reconocimos como el joven que nos había visitado. Y ella pedía nuestra ayuda. 

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⏰ Última actualización: Jul 11, 2016 ⏰

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El gran secuestro, de una gran persona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora