El fin de semana llegó rápido y mantuve mi meta de soledad. Era sábado por la mañana y extrañaba a Gaby a pesar de todo. No quería levantarme de mi cama y llamarla para que viniera pensando que no se iba a controlar y en lugar de tocar mi puerta tocaría la de él. ¿Por qué, de todos los lugares del mundo, tenía que mudarse ahí? Y de todos los vecinos posibles tenía que ser él... era una completa pesadilla... pero no iba a dejar que arruinara mi fin de semana. Me levanté de la cama, me puse positiva y llamé a Gaby para pasar la tarde juntas, lejos de mi casa claro...
Luego de unos 20 minutos del llamado, tocaron el timbre y supuse que era ella. La llevaría lejos de aquí y tendríamos un divertido día. Baje las escaleras corriendo a abrir la puerta.
- Este día va a ser un completoo... -abro la puerta- infierno. – era Pérez en la entrada, sonriendo como si se guardara el mejor plan y el más malévolo de todos. - ¿Qué quieres? – dije con un fastidio notable en mi rostro.
- Buenos días Shakespeare. Traigo estas galletas como muestra de un nuevo lazo de vecindad. – dijo sosteniendo una canasta de galletas hacia mí.
- ¿No se supone que es al revés? Las galletas de bienvenida la dan los que ya viven en la calle, no los nuevos.
- Bueno me gusta ser diferente y sorprender.
- Entonces ve al lado. La sra Rosales seguro que las querrá. – dije cerrando la puerta pero él puso un pie para detenerla. – no hay niños exploradores aquí, largo.
- ¿Está tu madre? – dijo sonriendo de nuevo, creo que más malévolo que antes.
- No. – Mentí- Largo.
- ¿Quién está en la puerta papuya? – grito mi mama, creo desde la cocina. Ahora si me iba a molestar sabiendo mi oscuro apodo gracias a mi madre.
- Nadie mamá. Y tú te vas. – le dije casi susurrando.
- No lo creo papuya. – dijo imitando mi tono- Buenos días señora Granados – gritó. Maldito.
Mi madre salió de la cocina con un delantal puesto y unos guantes de lavar la loza. Genial.
- Buenos días señora, mi nombre es James. Les traigo estas galletas como muestra de afecto de parte de mi tío y mi persona. –meloso, pensé.
- Oh, muchas gracias James – dijo mi mamá.
- Sí, que lindo de su parte, un muy buen chico pero ya se va. Tiene mucho que hacer en su nueva casa. – dije sacándolo de la casa.
- Espera hija, me gustaría invitar a James y a su tío esta noche a cenar en nuestra casa como gratitud por las galletas y como bienvenida. – ¡maldición!, grite en mi mente.
- Nos encantaría señora. Será magnifico disfrutar la cena con tan agradable compañía. – dijo el idiota, ¿no podía ser más falso?
- Bueno entonces los espero esta noche a las 7.
- Aquí estaremos – dijo y al fin se fue.
Salí corriendo a mi cuarto para llamar a Gaby y preguntarle si me podía quedar a cenar a su casa. Agradecí al cielo que dijo que sí. Luego de unos 8 minutos me textió diciendo que ya estaba en la puerta así que prácticamente me teletransporté a ella para que mi mamá no me dijera nada de que debía estar en la cena y lo logré.
Luego de casi arrastrar a Gaby para que no tocara la puerta de mi molestoso vecino, fuimos a un puesto de helados, compramos uno y visitamos algunas tiendas de ropa ya que según ella necesitábamos actualizar nuestro armario. Yo solo vi algunas cosas y sonreí a otras que ella me mostraba.
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Only you
Teen FictionA veces sólo tenemos que parar y observar lo que tenemos al frente...