Capítulo 23.

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A la mañana siguiente, cuando despierto, los pies de Natalie están mi cara, tiene media cabeza flotando en el aire y una mano en el piso. Yo dormí en la orilla de la cama y desperté pegado a la pared. Me había hablado de que es muy loca para dormir, pero no me imaginaba que tanto. Me levanto con mucho cuidado de no despertar a Natalie, entro a la habitación de Taylor y sigue dormida, puedo matarla ya.

Voy a la cocina y busco un cuchillo, no hay.

Regreso a mi cuarto buscando la navaja que me traje del infierno, pero Natalie ya se despertó.

-Buenos días amor.-

-Buenos días Natalie.- Quizá soné un tanto preocupado.

-¿Qué pasa?-

-Tengo que matar a Taylor, si no lo hago, tendré que regresar al infierno.-

-¿¡Por qué!?-

-Se lo prometí a Collings. Me trajo hasta acá con la única condición de matar a Taylor, si no lo hago tendré que regresar al infierno.-

-¿La vas a matar?-

-Tengo que hacerlo, si no tendría que renunciar por siempre a ti.-

-Vas a matar, ¿por amor?-

-No lo había visto así. Sabes lo mucho que te quiero y he esperado mucho por ti, bueno, quizá no tanto, pero si esperé lo suficiente para darme cuenta que te necesito.-

-Puedes vivir sin mí.-

-Sí, pero ¿quién puede vivir sin ser feliz?-

-Supongo que tú y yo viviremos así después de que te vayas.-

-Yo no me iré. De alguna manera, conseguiré quedarme aquí.-

-No dejaré que mates a Taylor.-

-Haré lo que sea, para quedarme contigo.-

-Alexander, no. Entiende. No puedes buscar la felicidad quitándosela a los demás.-

-¿Eso que importa cuando estoy a punto de perderte?-

Taylor, al parecer, estuvo escuchando todo detrás de la pared.

-¿Así que quieres matarme?- Se aparece la víctima.

-Alexander no va a matarte.- Se interpone Natalie.

-¿Por qué no mejor yo te mato a ti?-

-Tranquila Taylor. Aún no tomo la decisión.-

-Ah, entonces piensas hacerlo.-

-Es por el bien de los tres.- Respondo.

-A mí nadie me ha preguntado qué es lo que quiero.-

-Bien, ¿qué es lo que quieres?-

-A ti.-

-Ya hablamos sobre eso ayer, ¿no te quedó claro?-

-Es injusta la manera en la que te estás deshaciendo de mí.-

-Pues como tú lo dijiste, yo no estaría deshaciéndome de mí si no te hubiera conocido.-

-Me estás tratando como un estorbo.-

-Te estás convirtiendo en eso.-

Taylor no pudo evitar llorar. Le dolía que le hablara de esa manera y más porque mi comunicación hacia ella siempre fue dulce.

-Bien, si quieres matarme hazlo. Pero vamos a hacerlo a como yo quiera.-

-Está bien.-

-Espera ¿qué? ¡Alexander no!- Interrumpe Natalie. -No puedes matarla.-

-Tengo que hacerlo.-

-Si la matas a ella, ¿Qué más puedo esperar de ti?-

-Que fuera capaz de matar a los demás solo para cuidarte.-

Los tres nos vamos al patio trasero de la casa. Taylor se coloca de espaldas a la pared, yo a una distancia de tres metros con la navaja en la mano y Natalie aterrorizada detrás de mí.

-Voy a contar hasta tres. Cuando lo haga, quiero que lances la navaja hacia mí y repitas eso hasta que ya no me levante.-

De repente, en el cielo se abre un agujero negro y dentro de este, sale Collings en una motocicleta de lujo.

-¿Qué? ¿Llegué justo a tiempo para presenciar el momento o te llevo de una vez?- Collings siendo sádica como siempre.

-No, llegó justo a tiempo.-

-¿Eso significa que sí lo harás? Bien, espero que no te arrepientas.-

-Por supuesto que no.- La única persona sonriente aquí es Collings. Obviamente no quiero hacerlo y sé que me puedo arrepentir.

-Te estoy esperando, ¡inútil!-

-Ya voy, sólo necesito concentración.-

De pronto, mi cabeza empieza a punzar, por el agujero donde me perforó la bala comienza a salir sangre.

-JA, ya se le está saliendo el cerebro.- Se burla Collings. - ¡Acaba con ella ya!- Termina.

La sangre que estoy derramando debilita mi cuerpo, me hace incapaz de levantar la mano y lanzar la navaja.

-¿Puede esperar unos segundos? Quiero agarrar suficiente energía para lanzarla.-

-Ya me estoy enojando pero está bien, solo espero que no sea uno de tus planes.-

-No, estoy seguro que la mataré.-

Me doy la vuelta y le digo a Natalie:

-Creo que me voy a desmayar.-

-¿Por qué?-

-Me siento débil.-

-¿Quieres que te traiga alguna fruta?-

-No, así estoy bien.-

-¡Ya es suficiente! Ya quiero ver la sangre salir de esa señorita.- Presiona Collings.

-Ya voy.- Me coloco nuevamente en mi posición, con mi mano derecha sostengo la navaja y con la izquierda trato de hacer una mira que me permita apuntar a la cabeza de Taylor. Cierro un ojo para permitirme ver mejor el objetivo.

-¡Uno!.. ¡Dos!... ¡Tres!...-

Al querer soltar la navaja, mi cuerpo cae al piso. No tiré con la suficiente fuerza para incrustarla en su cabeza, pero si logré darle a su pierna. Perdí suficiente sangre como para desmayarme... una vez más, quedé inconsciente.

-Listo, no cumplió lo que me prometió y me lo tengo que llevar. Genial, un animal más con el que puedo entretenerme por un largo tiempo hasta que decida no sé, suicidarse quizá. Él y yo nos vamos de regreso al infierno, ¡Adiós!- Se emociona Collings.

-¡NO!- Replican Taylor y Natalie a la vez.

Traición en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora