Entre las páginas de este libro, existen varios temas ocultos. No pase por alto irregularidades, ya que las mismas le pueden proporcionar una lectura más profunda. El lector puede visitar: codicegenesis.com para algunas pistas. "Suerte".
La historia es la versión de eventos en el pasado, que ha sido convenida por varias personas. Napoleón Bonaparte.
La historia es escrita por los vencedores. Autor desconocido.
Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Arthur C. Clarke.
Maní, Yucatán. Junio 7, 1561. (11.17.1.15.18)
Maní es un pequeño y colorido pueblo del estado de Yucatán en México, se trata un lugar como cualquier otro de la región, ubicado en la península que recibe el mismo nombre, matizado de lindos atardeceres naranja-rojizos, con espesas nubes de algodón, que se posan suavemente sobre los últimos destellos de un sol que pareciera negado a ocultarse ante la mirada de la hermosa naturaleza. Maní fue la sede de la dinastía maya de los tutul xiúes. Esta desplazó su capital a Uxmal en el siglo XIII.Xiu era la potencia dominante del oeste de Yucatán después de la caída de Mayapán en 1441. Una fiesta anual en honor de la deidad Kukulcán marcaba ese acontecimiento. Como era una pequeña urbe en vías de crecimiento, fue elegida por la Iglesia Católica para ser usada como lugar sagrado para el adoctrinamiento de los indígenas pobladores del área, en cuyo centro se yergue majestuoso el Monasterio Franciscano de San Miguel Arcángel, edificado en el año 1549, construido con las piedras socavadas de las estructuras mayas precolombinas, y forjado con el producto y trabajo de cientos de indígenas descendientes de los mayas conquistados a la fuerza, particularmente de la tribu tutul xiúes, que residían en Mayapán a unos cincuenta kilómetros de Maní.
El monasterio de impactante fachada, cuyo acceso principal se encontraba cerca de una espadaña flanqueado por una gran estatua de piedra que representa la figura del Arcángel San Miguel, de quien toma su nombre, la cual es de imponente belleza, y sirve como decoración al frente del frontispicio, obliga a cualquier visitante a ensimismarse en tan magnífica obra. También haciendo alusión a los inquilinos del sagrado recinto se hace presente el escudo de la Orden Franciscana.
Cuatro frailes ataviados con hábitos en telas de algodón color carmelita, caminaban en silencio, muy lentamente, deleitándose en los retablos y murales de la época visibles desde sus corredores, donde se podían apreciar las imágenes esculpidas en madera de San Francisco de Asís; santo italiano, diácono fundador de la Orden Franciscana, en la Edad Media, cuya vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera, es el primer caso conocido en la historia de estigmatizaciones visibles y externas; seguida por la figura de San Pedro o Simón Pedro, que fue uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret y era pescador de oficio en el mar de Galilea, y por último el retablo de San Pablo o Saulo de Tarso. El religioso más rezagado llamado Fray Camilo, era un hombre joven aún de apenas unos treinta años, mostraba una calvicie muy avanzada para su edad, bajo de estatura y regordeta figura, quizás dada por manejarse en el oficio de la cocina; Fray Alberto, hombre bonachón, de ojos claros y vivaces, los cuales acusaban la chispa de su juventud pues no pasaba los veinticinco años y que al igual que Fray Camilo, lucía una barriga algo más pronunciada, tal vez debido a la gula que los seducía. Por último y encabezando el grupo se encontraba Fray Alfonso, el cual estaba en mejor forma física que sus acompañantes, de mirada bondadosa pero inquisitiva, mostrando aquellos ocultos recintos a Fray de Landa, con mucho orgullo de su conocimiento.
Parecía Fray Diego de Landa la viva estampa de un ser humano que cargaba el peso del mundo sobre sus hombros, al mismo tiempo reflejaba un donaire de poder y superioridad, había sido designado por la Iglesia para ejercer el control sobre los indígenas del llamado Nuevo Mundo, y condenar sin misericordia a morir en la hoguera a todo aquel que renegase de la existencia de Dios, por supuesto todo en nombre de la Santa Inquisición. Su rostro de pómulos secos, piel arrugada, y ojos desencajados denotaban un extraño brillo de sadismo y placer mientras hacía su recorrido por la estancia.
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El Codice Genesis
Historical Fiction¿Qué pasaría si todo lo que sabemos de nuestra historia, religión y folclore estuviera basado en nuestro conocimiento limitado sobre tecnología y otras fuerzas del universo? Un códice maya perdido en la historia puede desvelarnos los misterios de n...