Capitulo V

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(Sigue Narrando Guillermo)

La felicidad me inundaba en totalidad. Mi mente se paseaba en esa gran imagen borrosa, tapizada en blanco y negro, poco menos que estática. Mi corazón latía fuerte, mis ojos soltaban pequeñas lágrimas y es que estaba empezando a creer que lo imposible quizás no era del todo imposible. Estaba feliz. El repiqueteo seguía sonando a una velocidad vertiginosa, tanto que parece que es imposible que un corazón lata a ese ritmo. Sentí ganas de abrazarle, de tenerle en mis brazos y de llenarle la carita de besos pero iba a tener que esperar.

- No soy ginecólogo pero estimo que tienes unas cuatro semanas o casi cinco- dijo Mauro, el único que sabía de mi condición. Las fechas coinciden con la fiesta por los cuatro millones de Mangel, la mejor noche de mi vida aunque a veces no lo quiera reconocer.- Mide más o menos seis milímetros. Como un grano de arroz crudo- sonreí mientras seguía viendo esa hermosisima imagen en el monitor. Mi bebé... De Vegetta y mío. Vegetta... Tendría que decirle pero creo que ni siquiera lo he terminado de creer yo además de que tengo hasta ocho meses para elaborar una forma de decirle.

- ¿Está todo bien?- balbuceé, volviendo un poco al tema. Esto es muy difícil de creer y de tomar en serio. Ahora que lo pienso, si le digo a alguien que estoy embarazado siendo un hombre se lo tomará para broma.

- Perfecto.- el médico sacó el ecógrafo de mi abdomen y me tendió una especie de servilleta para limpiarme el gel. Estaba claro que aún no había asimilado correctamente lo que me estaba pasando, y por más raro o fuera de lo común que sea mi embarazo es un embarazo. Hay un bebé que está creciendo dentro de mí y que depende de mí, no puedo simplemente ignorar ese tipo de factores. Todo será el doble de feliz pero a su vez el doble de difícil y haré hasta lo imposible por sacarle adelante. Macho... Que si ayer me hubieran dicho que hoy me pasaría esto me les reía en la cara.

- Esto es muy extraño...- susurré asimilándolo todo de a poco y asumiendo mi nueva condición por decirle de alguna forma- Usted tenía razón, si voy a tener un hijo... Qué extraño es solo pensarlo- digo entrando en bastante confianza con el médico.

- Serán felices, tú, tu bebé y el padre de ese bebé. Estoy seguro.- le sonreí a modo de respuesta e instintivamente mi mano izquierda bajó a mi vientre plano. El médico se enterneció al ver mi actitud de protección y sonrió- Vas a tener que atenderte seguido. Eres el único caso de un hombre que realmente es un hombre y que está embarazado, por el bien del bebé además...

- No lo había pensado, sinceramente- confesé

- Mi hija es ginecóloga y trabaja aquí. Puedo conseguirte turnos cuando necesites, es muy buena profesional- asentí suavemente, pensando también en los inconvenientes que podría traerme en el canal. Tendré que subir menos vídeos o dejar los de 2.0 en cuerpo completo mientras no me crezca el abdomen.

- Si no es una molestia para ella...- balbuceé con la condición esa, volviendo mi mente a la situación actual. Siempre pensaba más en lo que podían querer los demás pero nunca en mi. Necesito esto y no me estoy refiriendo solo a la ginecóloga. Me refiero al embarazo, necesito tenerle en mis brazos y arrullarle, necesito cuidarme porque sé que si no lo hago le puede pasar algo a mi bebé.

- Por supuesto que no.- habló- Hablaré con ella de tu caso y seguro te atiende. Ama los casos extraños- sonrió amistosamente y continuó- ¿Sabes que tendrás que cuidarte, no?

- Estaba pensando en eso- confesé, aunque ese no era el único inconveniente que rondaba por mi mente y a su vez no podía estresarme porque eso también le hacía mal a mi hijo. Demasiadas cosas en las que pensar, pocas soluciones aparentes y poco tiempo para ejecutarlas. Definitivamente una muy mala combinación.

Historia de Vida - Wigetta MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora