PLASTIC HEART

Noches sin estrellas.

'¡Fabuloso! ¡Son bolas de gas quemándose a millones de kilómetros de aquí! 

'¿Qué es un kilómetro, Armin? '

'Creo que es una manera de medir la distancia, quiere decir que está muy lejos'
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Era algo complicado, soy alguien con un carácter fuerte, todos los saben incluyendo a Levi. Los únicos que ocupaban un lugar importante en mi vida eran Eren y Armin, claro que aprecio al resto de personajes que me rodean y por los cuales conocí a la extraña figura de cabello azabache, en secreto tiendo a pensar que soy su versión femenina o algo por el estilo,  aunque no soy tan pesada como él. Yo sí sé sonreír. 
Entonces... ¿por qué estoy tan ansiosa?  Y no es solo eso, siento unas enormes ganas de golpearme si es necesario hasta desmayarme para así poder reconocerme, siendo aquel muñeco tan frío y distante con la mayoría de las personas, me inquietaba el hecho de ser excluida de ese grupo. No soy tonta. Estoy en un punto intermedio en donde soy igual al resto y al tiempo no, causando que de apoco este perdiendo mi cordura.

No habla mucho, eso es verdad, mas ninguno de los dos ha faltado a una sola de nuestras silenciosas citas nocturnas, por mi parte lo hago porque estar con él me hace sentir extrañamente tranquila, porque encontrarme con Levi y poder admirar, con mucha cautela, el color de sus ojos, sé que es el mismo tono de los míos, pero los suyos son especiales. Espero que no lo note. Hoy se cumplen dos meses de noches sin estrellas.

– ¿En qué piensas? – No me sobresalte ni nada parecido, tengo conciencia de que es muy puntual y sobre todo de que no se preocupa en avisar que está cerca, pero gracias al cielo por naturaleza a mi no se me nota nada en caso de espanto, no soy como Armin y lo agradezco. 
Sin embargo mi corazón dio un vuelco al notar que se sentaba detrás mío y permitía que su cabeza descansara en mi hombro, cosa que le consentí solamente porque es él. 

– No es nada. – Contesté de forma seca mas no cortante, me alegra que entienda un poco de mis típicas reacciones y personalidad particular.  Una duda fue plantada en mi cabeza por mi querido amigo rubio, personaje a quien confundían los compradores con una chica. 
– Levi... ¿alguna vez viste una estrella? 

– Sí, las he visto. – Su respuesta no era sorprendente, de hecho resultaba muy predecible en ciertas ocasiones. 

– Ya veo. – Si bien dije en ciertas ocasiones esta dejo de ser una de ellas, realmente creo que nadie esperaría un beso en el cuello por parte de él. En la tienda las muñecas de otras colecciones variaban en personalidad, claro que habían quienes eran muy amables, las tímidas, las raras, y las fans de un pedazo de plástico costoso igual que ellas, razón por la que me sentí estúpida. Solo somos plástico y yo ya me estaba emocionando. 

– Es lógico que desde aquí no se vean y ya es un poco tarde para poder verlas antes de que llegue Minna, hoy es su turno en la tienda y sabes como es de escandalosa. 

– Está bien, iremos mañana. Promételo por tus mini productos de limpieza. –

– Lo prometo por mi vida. –

– Dije mini limpieza. –

– No, mocosa, con eso no se juega. –

Después de esa pequeña charla seguida de minutos de silencio Levi se retiró sin decir una palabra, como todos los días desde la primera reunión. Se comporta extraño cuando le da la gana, supongo que él es así, pero no puedo negar que a su modo me demuestra afecto, detalles tan pequeños o contradictorios que me hacen sonreír al recordarlos aunque sean las tres de la tarde y un posible comprador me tenga entre sus manos.

Tal vez sea un poco tonto, pero no puedo hacer nada, creo firmemente en la magia y mi existencia es prueba de la suya, puesto que no tengo pulso y puedo tanto moverme como sentir,  poseo sueños y deseos como todos y en secreto tiendo a pedirlos a un extraño tipo de magia, algo que escuché un día entre la vendedora y su amiga.
¿Vale la pena creer en el "11:11"? si es así mi deseo de hoy será diferente a los comunes.

"Yo quiero ir a ver las estrellas con Levi. "

Algo cansada me levanté de mi lugar y emprendí camino hasta mi vitrina de exhibición, desde donde podía admirar a Levi dormitar.
Cuando estuve a punto de ingresar una curiosidad por Eren me golpeó el cerebro de la nada, como siempre fui a verlo antes de encontrarme con Levi y lo único que recibí por su parte fue un 'no molestes mikasa'
No importa. Parecía muy ocupado jurando cartas titánicas junto con Armin y Jean. Entre ellos y la baraja había un disfraz de conejo bastante mono, si mal no recuerdo viene en la caja de accesorios de mi amigo el rubio. Seguro se trataba de la penitencia al perdedor.

Decidí buscarlo para poder despedirme y dormir tranquila, y es que ese afecto enfermizo que le tengo se ha desarrollado sin control, no me corresponde, pero sí me quiere, y ya no me puedo dormir sin antes recibir su beso de buenas noches en la frente.  Varios minutos después escuché unos cuantos sonidos extraños que provenían de la casa de muñecas que se encontraba tras el mostrador puesto que es enorme, para nosotros.

La luz estaba encendida y por puro morbo me acerqué para enterarme de por qué tanto Jean como Eren gritaban con fuerza, temí que se estuviesen matando, mas antes de poder dar otro paso para entrar el brazo tembloroso de un Armin sonrojado me detuvo. Cosa que según yo, también prueba la existencia de magia en este lugar, es decir, no poseemos sangre como para que se pusiese así con normalidad, bueno para nosotros era normal. 

– Déjalos solos, Mikasa – Su voz era temblorosa y se le notaba ansioso,  quizás incómodo.

– ¿Armin? ¿Qué ocurre? Suena como si se estuviesen matando.  – Contesté para después escuchar la voz de Jean pronunciar con locura el nombre de Eren, parecía agitado, pero había otra cosa en su reclamo.

– Confía en mí, prometo luego explicarte. – Algo se me estaba clavando en el cuello, detalle que me animó a pasar mi mano sobre la zona mencionada. Estoy loca. No hay nada.

– Pero no podré dormir sin...–
Fui interrumpida por un pequeño beso por parte de Armin sobre mi frente, acto que acalló mi latiente y asustado corazón, nunca pensé que tendría igual o incluso más efecto que el castaño que realizaba actos indecentes, siendo yo aún muy inocente para entender aquello. 

– Sé que no soy él, pero creo que bastará conmigo por hoy. – Mientras lo escuchaba una sonrisa dulce se formó en mi rostro seguido de un sonrojo que supongo pudo verse tierno. Al segundo exacto de haber sonreído la sensación anterior regresó, era como si un fino cuchillo estuviese intentando escarbar en mi carne con demencia.
¿Carne? ¿cuál carne?
Alguien me miraba. 

– ¿Estás bien? –
Cuestionó mi amigo ante ni repentino cambio de actitud y mi reacción al dirigir la mirada a la oscuridad que antes contemplaba mi espalda en silencio. 

— No, no lo estoy. – 

"No somos nada, pero lo somos todo al mismo tiempo."

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Hola, y gracias a los pocos,  muy muy pocos, son como tres xD que se toman el tiempo para leer esta historia, les agradezco y antes de irme quiero aclarar que pese a que Jean y Eren estaban en medio trabajito, no me refería a 'perversión' al utilizar la palabra 'morbo' como dije Mikasa es muy inocentilla y solo es una sinónimo de 'curiosidad'