CAPITULO 6

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-¿Sabe? Le parecerá raro, podría jurar que ya lo conozco, me recuerda tanto a... -Sacudió su cabeza sonriendo débilmente. -No, no creo, él ni debe recordar mi nombre. -Su voz se apago de inmediato.-

Sus ojos inundados de lágrimas produjeron en mí un regocijo interno. Sonreí, no pude evitar ser feliz en ese momento, su pena, su tristeza al recordarme, su dolor tan latente, solo demostraba que me amaba, que aunque por poco termino con él, no guardaba rencor hacia mí, yo formaba parte de él, lo que desconocía es que él también ya formaba parte de mi. 

Seque su carita y tuve que contener las ganas de besarlo, de hacerle ver que estaba equivocado, que realmente recordaba su nombre, como cada mínimo detalle de él. Pero tuve que quedarme con las ganas. Pasaron varios días, cada vez conocía más de él, era extraño escucharlo hablar de mí, su rostro se iluminaba, antes de caer en las sombras de nuevo.

Jueves, entré como de costumbre, con mi ridículo disfraz dispuesto a enfrentarme una vez más a esas bestias, ni hoy puedo entender como nadie me reconoció. En fin, iba tranquilamente subiendo las escaleras, pero mi corazón se detuvo al ver esa escena.

Mitch y Matt, dos empleados estaban allí hablándole, su carita una vez más empapada de llanto, tuve ganas de golpearlos, de arrancarles los ojos con mis propias manos, por provocar que él. Kellin, mi dulce Kellin sufriera.

-No se como sigues aquí. -Reía a carcajadas Mitch.-

-Si, yo me hubiese largado ya de la vergüenza. -Continuó Matt.-

-¿No te bastó con la ridícula escena que representaste? Pero que tonto, pensaste que Vic, Vic Fuentes puede fijarse en un don nadie como tú ¡Tan solo mírate! -Se burló nuevamente Mitch. -

-Nada, no vales nada.

Kellin cubrió su cara con sus manos, llorando con más fuerza.

-¿Sabes que me dijo? Que eres repulsivo, y no quiere verte nunca más la cara, por algo no viene más, por ti, no desea estar un centímetro cerca de ti.

Obviamente, todo eso no era más que una sarta de mentiras. Kellin salió corriendo, mientras ellos reían a más no poder ante su propia maldad. Yo Corrí tras él.

Note una vez más, le costaba respirar, buscaba en sus bolsillos sus pastillas, pero era tan desastroso el estado en que se encontraba, que no atinaba a encontrar nada. Me senté junto al él, buscando en sus pantalones y camisa, mi estado tampoco era el mejor, por lo cual tampoco lograba encontrar nada. Ya al borde de un ataque de nervios al ver cómo, sus ojos se cerraban, por la falta de aire.

-¡Donde demonios las metiste Kellin! -Grité, un grabe error. Sus ojos se abrieron de golpe, clavándose en los míos. Me descubrio.- Mierda. 

-¿Kellin? -Dijo al momento que Jenna se acercaba. Esta última me miró con odio. -Eres un maldito ¡Lo hiciste otra vez! -Me grito.-

Supuse que me había reconocido también. No le preste atención, no tenía tiempo para ella, Kellin seguía con los ojos fijos en mi.

-Eras tú. -Dijo desvaneciéndose, con una sonrisa dibujada en los labios.-

Jenna se arrodilló junto a mí, busco y encontró sus benditas pastillas. Abrió su boca y se las colocó dentro. Acerque mi oído al pecho de Kellin, este respiraba con dificultad, pero lo hacía.

-Vete Jenna, puedo encargarme solo de él.

-Pero...

-No le haré nada, quédate tranquila, mira como estoy, no estaría haciendo el ridículo de esta manera si no me importara.

Mi Único Amor [Kellic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora