El día en que todo comenzó

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Ella no sabía que las cosas darían un giro tan inesperado, parecía que su vida era como cualquier otra, pero todos estamos destinados a hacer algo importante y Sophia comenzaba a desesperarse. Así que comenzó a observar a las personas, las analizaba, sacaba conclusiones. Se comenzaba a dar cuenta de como odiaban sus vidas, todo lo que aparentaban era falso. Analizando su vida, se dió cuenta que la felicidad de cada día no era tan buena como ella creía.
Cuando Sophia se dió cuenta, poco a poco de la realidad, que todos vivimos como esclavos a pesar de no tener cadenas arrastrando, cada día era un infierno. Sophia intentaba alejar tales pensamientos de su cabeza pues creía que eran malos, que su alma se llenaría de dudas. Pero ya era demasiado tarde, las dudas comenzaban a brotarle desde que se ponía el sol hasta que los párpados le pesaban tanto de sueño que no podía resistir más. Realmente las cosas que pasaban a su alrededor no tenían importancia, había tanto que a simple vista nadie observa, un mundo nuevo, mas interesante.
Ella, sin embargo, continuó su vida, como cualquier otra chica, con preocupaciones escolares y familiares, su vida actual estaba a punto de cambiar pues se mudaría, perdería a todos sus amigos, todo lo que ella conocía se esfumaría como si nada, pero esta idea le gustaba, estaba convencida de que necesitaba un cambio, para dispersar sus ideas, aclararlas y tenía por seguro que las cosas mejorarían.
Sus amigas estaban devastadas con la noticia, bueno, eso era lo que reflejaban, a ninguna le caía tan bien Sophia, creían que era aburrida, nunca tenía grandes historias que contar y se enojaba con facilidad, pero le dieron una despedida digna, haciendo una fiesta el último día de clases. A Sophia le gustaban las fiestas aunque no encajara del todo, ya que los chicos guapos nunca se fijaban en ella, no es que ningun chico no se fijara en ella, pero Sophia era como un imán de tipos raros que constantemente se le acercaban a platicar y ella no sabía como reaccionar.
En fin, la fiesta la habían organizado en casa de Claret, una mas de sus amigas, sus padres se habían ido de viaje y la voz de la fiesta se corrió masivamente, lo que provocó que se saliera un poco de control. Todos gritaron un ¡hurra! por la festejada pero despues fue olvidada entre la multitud y el alcohol.
Sophia estaba furiosa, sus amigas tambien la habían olvidado, ella se encontraba sola con un vaso de plástico en la mano sentadaen un pequeño sofá rojo, su vestido azul marino estaba ligeramente manchado, ya que un idiota le había derramado cerveza cuando se tambaleaba hacia el baño, los pasadores de su cabello que sujetaban un chongo que tardo horas en hacerse, amenazaban con desprenderse y ella estaba cansada, tendría que llegar a casa a empacar lo último y decidió irse. Camino hasta la puerta empujando a la multidud que la obstruía, casi tropieza, todo por hacerle caso a Lore de llevar sus tacones, además su maquillaje ya estaba medio derretido por tanto calor que hacía en aquel lugar que probablemente terminaría hecho un dasastre. Salió y ni siquiera se tuvo que asegurar que sus amigas no la vieran irse, estarían tan borrachas o ya con un chico que no serían problema.
Si lo pensaba, la fiesta no había estado tan mal, se intentó convencer, pero en el fondo sabía que había sido un asco, no pensaba volver a ver a sus "amigas". Tan solo quería desaparecer. Apenas era la una de la madrugada y como iba a regresar a casa con Gretta, se decidió a caminar, bajándose el vestido cada vez que pasaba un auto con el miedo y la insertidumbre de que alguien la mal interpretara y se detuviera a su lado. Finalmente decidió correr, parecía lo mas seguro, se quitó las zapatillas y comenzó pero no duró mucho con cada rama y piedrita enterrándosele en la planta de los pies, volvió a ponerse los tacones convencida de que no se debió salir de aquella fiesta, llegó a una caseta de policía, ella lo conocía desde pequeña y se alegro de verlo, el oficial Toswud, un nombre que le parecía realmente extraño, pero le caía bien, además eran buenos amigos y el sólo le llevaba 7 años, no era feo. Muchos lo llamaban Tod, ella tambien. El le pregunto a Sophia que, que hacia tan tarde por alli, no le preguntó ni porque traía ese vestido ni nada más. Ella le contestó que no quería hablar de ello, pero el insistió en invitarle una taza de café que ella terminó aceptando, se dió cuenta de que probablemente tendría el cabello hecho un desastre, asi que mejor se lo soltó. Tod le platicó y le platicó tanto que Sophia entró en confianza, además, ¿porque desconfiar de tu amigo, en medio de la noche con un vestido tan corto?, lo conocía desde hace mucho, inluso antes de que el se convirtiera en oficial. Sophia se liberó contándole que sentía un vacío dentro de su interior y no pudo mas, lloró como una niña en el hombro del oficial, que solo podía consolarla. El era un buen tipo pero siempre había estado enamorado de Sophia, incluso se dieron un beso cuando ella tenía 12 y el 19, pero ella apenas si lo recordaba en aquel momento y el lo había dejado así, si alguien se hubirera enterado, probablemente no se encontaría alli. Sophia vió a Tod con los ojos llorosos, el acercó su cabeza a la de ella, ahora ella tenía 19, no estaba mal, sintió su aliento, cálido con aire de café, el la acercó mas, poniendo su mano en su espalda y bajando poco a poco, se detuvo, la tomó por el cuello suavemente y le dió un tierno beso en la frente. Sophia se había quedado dormida y no tenía nada que ver la hora ni el poco tequila que había bebido en la fiesta, era otra cosa, ¿el café quiza?

La Singularidad De SophiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora