Capítulo Veinticuatro.

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11 de febrero, 2016.

Guardé mis cosas en el bolso y me apresuré a salir de la oficina, la verdad estoy agotada y quiero ir a dormir a mi cama. Detuve mi paso y fruncí mi ceño, lo único que estaba interponiéndose entre mi persona y mi sueño, era Dominic. El chico se acercó con su sonrisa ladeada y me tendió un sobre amarillo, odio esos malditos sobres.

– Nathan lo dejó en la recepción, dijo que te lo entregara porque él no podía. – tomé el sobre y asentí. Me despedí del chico y seguí mi camino.

Subí al auto, miré la hora y tomé mi teléfono para marcar al número de Nat. Luego de dos timbrazos contestó, se escuchaba algo agitado, enarqué mi ceja y recé por no haber interrumpido algo.

– ¿Pequeña Eli?

– ¿Estás bien? Descuida, te puedo llamar luego.

– Dame media hora para poder dormir a este niño, solo a Hannah se le ocurre darle chocolate a esta hora. – reí por lo bajo. Corté la llamada y dejé mi celular sobre el sobre amarillo en el asiento del acompañante.

Puse el auto en marcha de vuelta a mi casa, subí el volumen a la música y me entretuve en el camino, se podría decir que tardé el doble de lo que siempre tardo en llegar a Queens. Estacioné el auto en el garaje, saqué las llaves del bolso y bajé del auto. Abrí la puerta, dejé las cosas en la mesa de la entrada y el olor a comida recién hecha inundó todo mi espacio.

Me acerqué a la cocina y ladeé mi cabeza al ver a Jane con un delantal rodeando su cintura y a Clarie a su lado picando cosas. Me recosté en el mesón y esperé a que se percataran de mi presencia, mi madre lo hizo después de un par de segundos y casi le provoco un infarto.

– ¡Elizabeth! – chilló llevándose su mano a su pecho. – ¡No hagas eso, niña!

La carcajada de Clarie resonó en la habitación ganándose una mirada fulminante de parte de mi madre.

– Lo siento, no recordaba que te concentrabas tanto en la cocina. – me excusé. Ella entrecerró sus ojos y volvió a lo que estaba haciendo.

– La cena estará lista en diez minutos, no te duermas. – asentí y caminé hacia mi habitación con el ideal de cambiarme.

Escuché mi celular resonar, me lancé a la cama y lo tomé, contesté la llamada para escuchar a Nathan del otro lado.

– Listo, domé a la bestia. – reí por el comentario. – ¿Te dieron el sobre?

Volteé mi vista a la derecha y asentí.

– Sí. ¿Qué es?

– Nick y yo encontramos información que quizás te interese, pero hoy debía quedarme en casa con Sam... – lo interrumpí.

– Pero Dom me dijo que tú me habías dejado el sobre. – lo escuché maldecir.

– No puedo creer que aún me confundan con el puto de Nick. – volví a reír. – En fin, no enloquezcas con eso.

Rodé mis ojos, me despedí de él y corté la llama. Me estiré para tomar el sobre, lo abrí y saqué una de las hojas, comencé a leer lo escrito en ella y con forme avanzaba la lectura mis ojos se abrían cada vez más. Sentí mi mirada cristalizarse y pequeñas lágrimas resbalar por mis mejillas.

Saqué otra hoja y la miré. Escuché dos toques en la puerta, guardé todo en el sobre rápidamente, lo guardé en mi bolso y me dirigí a la puerta de mi habitación.

– ¿Qué haces? – volteé a ver a mi madre.

– Se presentó un... – sorbí mi nariz. Ella se acercó con su ceño fruncido. – Estoy bien. Vuelvo pronto.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora