Capítulo 37

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A los pocos minutos Ashley entró por la puerta cegada por el pánico y los ojos enrojecidos. Cuando me vio al fondo del pasillo vino corriendo y me abrazó fuerte. Sentí su cuerpo temblar y un escalofrío recorrió mi espalda. Sólo la tenía a ella. No tenía nada más.

-¿Qué se han llevado?- preguntó entre lágrimas, su voz temblando.

-Todo... Se han llevado todo.

-¿Quién ha sido? ¿Han detenido al culpable?

-No... El vecino de al lado oyó cosas pero no vio nada- le expliqué entre sollozos.

Una gran presión inundaba mi pecho y se me hacía difícil respirar. Ashley se separó de mí y fue a examinar el desastre con sus propios ojos. La seguí por detrás, con cautela. Fue a su habitación y, al verlo todo por el suelo, comenzó a llorar.

-No puede ser, Trish.

Le apreté el hombre en señal de apoyo. Me hubiera gustado poder decir algo para animarla, poder consolarla pero no podía porque yo estaba exactamente igual que ella, destrozada, sin nada a lo que aferrarme, sin un culpable al que odiar.

-Toda mi ropa... Está hecha trizas. ¡Está cortada!- exclamó, llevándose las manos a la boca al ver una de sus camisetas favoritas en el suelo.

-La mía está igual.

-¿Quién ha podido hacer esto? ¿Por qué a nosotras?

-Los policías me han dicho que hace poco hubo otro robo en la zona. Creen que ha podido ser la misma persona o la misma banda.

-¿Y quién es?

-No lo saben- bajé la cabeza. Ashley suspiró desquiciada.

-Pero le están buscando- intenté arreglarlo.

-¿Qué vamos a hacer ahora, Trish?

-No lo sé- me pasé las manos por la cabeza. Esto era demasiado serio-. ¿Crees que Nick nos dejaría vivir en su casa por unos días?

-¡Trish!- alguien gritó mi nombre.

Me aparté de Ashley y salí al pasillo. En seguida pude ver a Zayn y el pelo rubio de Niall en la puerta. Se encontraban detenidos en el rellano por los dos policías que, por alguna razón, no les dejaban pasar.

-Son amigos nuestros- les informé.

Uno de ellos los miró de arriba abajo, desconfiando aún un poco por su apariencia. Su vestimenta de cuero no les ayudaba a pasar desapercibidos y, sinceramente, así vestidos en un sitio en el que acababan de robar, lo único que hacía era mosquear a los policías. Finalmente, les dieron vía libre para entrar y Zayn, andando lo más rápido que pudo con las muletas, vino a abrazarme. Me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos, hundiendo mi rostro en su pecho, sorbiendo por la nariz y manchándole la ropa de lágrimas.

Necesitaba que alguien me consolara, necesitaba que alguien me dijera que todo iba a estar bien aunque fuera mentira, necesitaba su apoyo. Me aferré lo máximo que pude a su cuerpo, él correspondiéndome. Noté cómo uno de sus brazos de posaba sobre el hombro de Ashley, reconfortándola a ella también. El pobre Niall estaba parado sin saber qué hacer. El sentimiento de empatía era más grande que la decepción que sentía en ese momento, por lo que me deshice de Zayn y fui a abrazar a Niall. Él me recibió con los brazos abiertos. Su abrazo sentía bien. Había algo en él que me apaciguaba. Tenía un aura tranquilizante. Por el rabillo del ojo vi a Zayn abrazando ahora completamente a Ashley. La chica lloraba en pecho como yo había hecho antes y él pasaba sus dedos por su espalda, intentando calmarla. Niall me tenía atrapada entre sus brazos y su torso y eso me proporcionaba ese sentimiento de protección que tanto necesitaba. ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos llegado a estar en casa cuando entraron a robar? No quería pensar en ello. La imagen que se formó en mi mente fue horrible. Me separé del rubio cuando noté que mis ojos se habían secado por el momento, aunque seguían un tanto húmedos.

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