Doce...

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- ¡Becca te ves hermosa! -Bufe

- Mamá por favor, es la décima vez que lo dices -Era enserio, creo que hasta más, ya era sábado y estábamos esperando que llegara Edgar a buscarme a mí y a Cristian.

Me había colocado una camiseta con estampado de tulipanes y una chaqueta, también unos short cortos y mis botas timberland vinotinto.

- Señora Holls solo vamos a casa de unos amigos tranquilícese -Dijo Cristian.

- ¿A qué hora dijiste que llegara ese chico? -Insistió mama.

- Es Edgar, y llegará pronto, solo no seas paranoica -Rodee lo ojos- Mamá dime algo... -La mire fijamente a los ojos, obligándole a imitarme- ¿Porque estas así?, por lo general tu eres tranquila -Sonrió- Hasta me dejaste quedar en casa de los Avin- Cristian reprimió una risa- ¿y solo por esto te pones así?

- Cariño -Empezó- Tu eres mi chiquitica -Reí- La chiquitica que ya está creciendo, y lo seguirá creciendo hasta convertirme en suegra, darme nietos y enterrarme para que tus hijos luego hagan lo mismo, solo déjame estos poco momentos de estrés, aunque si te soy sincera quisiera compartirlos con tu padre -Una lágrima se deslizó en su mejilla- Pero lamentablemente no se puede en este momento -La abrace- Lo extraño demasiado.

- Todos lo extrañamos -Dijo Cristian uniéndose al abrazo.

Era verdad lo que mamá decía, extrañamos todos a papá, y eso no cambiaba al pasar de los años, la nostalgia aumenta, cada día la casa se siente más vacía, entiendo a mamá, entiendo la desesperación de que dentro de unos años yo me vaya de la casa, seguida luego por Isa, ¿y que pasara con mama? ¿Que pasara después? ¿Papa regresara? ¿O no?, son muchas preguntas tristes, pero lo más triste es que no tienen respuesta aun.

La bocina de Edgar sonó, seguida de unos toques de la puerta, me separe de mama y fui a abrirla, al hacerlo me encontré con la figura de Edgar, llevaba una camiseta azul naval y unos jeans, su cabello era descuidado, pero muy sexi.

- Hola -Dije

- ¿Cómo estas linda? -Me guiño el ojo.

- Genial -Sonreí tonta, lo odiaba por hacer eso.

- Nos vamos -Cristian pasó casi sobre mí.

- Nos vamos - Me despedí de mama y Edgar tomó mi mano.

Recorrimos casi todas las autopistas de todo Fresno, se suponía que Cristian sabía a dónde íbamos, "Se suponía", luego de perdernos treinta veces, pudimos llegar.

"Gracias Cristian por tu memoria fotográfica"

- Y llegamos - Dijo Edgar estacionando el auto.

- Si, gracias a mi -Ambos volteamos a ver al idiota que dijo eso, Cristian.

- ¡Salgamos ya! -Exclame.

- Ok, mujer solo cálmate -Reí.

- Solo necesito saber algo -Me coloque las manos en la barbilla para parecer pensante.

- ¿Qué? -Grito Cristian mientras caminábamos por el hermoso patio floreado que se dirigía a la enorme casa.

- ¿De quién es esta casa? -Susurre.

- ¿Cómo? -Dijo Edgar.

- ¿Quién carajo vive aquí? me van a colmar la paciencia. -Ambos se exaltaron.

- Chelsea Tharico -Respondió Edgar tomándome de la cintura.

- ¿La niña Rica? -Ella no tenía muy buena fama, en serio, era una mimada y engreída, hija de mami y papi, y a veces se comportaba como una guarra.

- Quieres dejar de preguntar y solo tocar -Cristian señaló la gran puerta.

- Tonto -Susurre y toque la puerta.

Solo tardó dos toques para abrirse y dejar a una Rubia teñida con un vestido corto frente a nosotros.

- Hola Chelsea -Dijo Edgar para que luego la rubia se lanzará a sus obras, seguido de ir a los de Cristian.

- ¿Y tú eres?

- Rebecca Holls, mi hermana -Rodee los ojos, esa chica no me daba buena espina.

- Ok, ¡entren! -Nos empujó dentro de la casa.

La casa era como una mansión, fuimos a la sala de estar y estaba adornada con muchos objetos de valor, era parecida a la de los Avin, pero a diferencia, tenía un gran candelabro que impacta, esta chica era una millonaria.

- ¿Quieren algo de beber? -Preguntó Chelsea.

- No gracias yo estoy bien.

- Yo beberé toda la noche, eso darlo por seguro -Mencionó Cristian.

- ¿Los demás vienen en camino? -Dijo Edgar.

- Ya deberían de estar llegando.

- Ok.

- Cristian ya te traigo algo súper genial, que te encantará y a ti también Rebecca.

- Tranquila yo estoy bien -Insistí.

- No nena, tú beberás esta noche, de eso nadie se salva -Reí.

- ¿Quiénes vendrán Edgar?

- Solo un par de amigos -Respondió.

¡UN PAR DE AMIGOS! Esta casa está repleta de personas, casi no cabían y ¡LA CASA ERA INMENSA!

Había personas ebrios por todos lados, Cristian estaba que moría, se nombró rey de los Teddys con dos narices, ¡Que significaba eso!, Edgar estaba un poco controlable, pero aun así seguía contando chistes malísimos, esta noche sí que Cristian no recordara absolutamente nada.

Y yo ni hablar, mi vista estaba completamente borrosa, Chelsea me daba tragos extraños uno tras otro, me sentía mareada y sabía que en cualquier momento iba a vomitar todo, absolutamente TODO.

Fui a buscar a Edgar, tenía mucho tiempo que no lo veía y no sabía que tontería o quien sabe que chiste malo está diciendo, lo vi sentado en una rueda de personas y me acerque.

- Hey, ¿Becca quieres jugar? -Oí que alguien decía.

- Si claro -Una gran multitud gritó mi nombre mientras yo solo me sentaba, al parecer era verdad o reto.

Una morena movió la botella que estaba en el centro y pregunto ¿Verdad o Reto?

- Reto -Oí la respuesta de aquel ¿Hombre? no sé, se confunde su voz, y no lo veo con claridad, sí que estoy mal.

- Debes hacer lo más sucio que quieras con cualquier chica que esté aquí, te daremos toda la noche, pero solo deberás hacerlo con alguien que siquiera hayas tocado.

- Está bien -Dijo la voz.

- Oh Nena -Escuche a algún chico que se acercaba bastante a mí- Debemos hacer algo esta noche -Me sujetó de los brazos- Vamos bésame como aquel día.

- ¿Como aquel día? -Estaba muy confundida, no lograba saber quién era.

- Si nena ven, vamos a algún lado más privado -Tomo mi mano muy fuerte, haciéndome daño.

Subimos a una habitación y entramos, el acostó en la cama, mientras yo solo me quede parada tratando de aclarar mi vista.

- Ven linda, acuéstate conmigo.

- ¡No! -Grite.

- Ven -Se levantó y me arrojo a la cama- Hoy serás mía Becca -Intente levantarme, pero todo el alcohol que tenía en mi cuerpo me lo impidió.

- Déjame -Susurre, no podía hacer más nada que solo eso.

- Becca desde hace mucho te deseo tanto -Se quitó su camisa, seguido de sus pantalones, quedando en ropa interior- No tienes idea de cuánto te deseo -Intentó quitarme la camisa, y lo logro, mi pecho quedó descubierto, me bajo los short y se levantó- Nena te quiero -Quedé anonadada al ver que quedo completamente desnudo, lágrimas salieron de mis ojos, se acercó a mí y quito mi brasier y luego... luego mi vista se nublo completamente.

Diario de una Escritora más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora