Estrellas juntas

Casa aire: Si yo pudiera darte una cosa en la vida

"Si yo pudiera darte una cosa en la vida, me gustaría darte la capacidad de verte a ti mismo a través de mis ojos. Sólo entonces te darás cuenta de lo especial que eres para mí."

Cuando la camioneta se detiene, abro la puerta y soy la primera en bajar del móvil, para luego dirigirme a pasos agigantados a la recepción del hospital, ignorando que el resto de los signos vienen detrás de mí. Una vez llego al escritorio donde se encuentran algunas enfermeras, pregunto a tropezones por un chico accidentado que haya llegado hace escasos minutos. Cuando la enfermera me pregunta de quién hablo, Géminis llega a mi lado tan rápido que ni cuenta me he dado hasta ahora, espetando el nombre falso de Sagitario con cierta brusquedad. La mujer parece mirarnos a todos aglomerados en el escritorio, para luego mirar algunos papeles que están cercanos, revisando las letras impresas en ellos antes de alzar sus ojos hacia nosotros, indicando a donde debemos ir.

Me siento totalmente angustiada, esperando que Sagitario no esté tan mal como mi macabra imaginación me quiere hacer creer. En parte, me pregunto qué es lo que ha hecho él como para terminar accidentado. Me agobia el saber cómo se encuentra mi hermano pelinegro y, sobre todo, mis otros hermanos de fuego. Es fácil pensar que ellos se encuentran casi histéricos con la mala noticia que esta ha resultado.

***

Continuamos esperando impacientemente, sintiendo una horrible incertidumbre con toda esta situación. Me acomodo por segunda vez en el sofá individual de tela casi plástica de color café. Géminis se encuentra sentado en un sillón doble con Acuario. El primero se muerde las uñas con nervios y el segundo trata de hacerle platica para que se distraiga y no termine comiéndose hasta la cutícula. Los tierra se encuentran junto al mueble, todos de brazos cruzados, y Tauro recargado de espaldas contra el muro detrás de él. Cáncer se encuentra sobre el recarga brazos del sofá donde me encuentro; sus dedos tamborilean inquietos sobre su pierna. Piscis se encuentra frente a mis dos hermanos, ayudando a Acuario a conversar con el rubio. Escorpio se encuentra sentado en el otro sillón individual. Por otro lado, Aries y Leo parecen animales enjaulados que buscan salir, pues se pasean de un lado al otro con inquietud, moviéndose incesantemente. Desde hace rato que han subido a Sagitario a la habitación justo frente a nosotros, pero no nos han permitido verlo aún, cosa que logra solo molestar más a los dos chicos de fuego.

Los segundos pasan de una manera subreal, tan lento pero rápido a la vez. De pronto, la puerta de madera blanca se abre y todos los que nos encontramos sentados nos levantamos con rapidez, mirando al doctor que sale por ésta con archivos en una de las manos. Rápidamente, Aries y Leo se acercan a él, demandando silenciosamente una explicación del estado en el que su hermano se encuentra.

— ¿Ustedes son los familiares del señor Trainor?— pregunta, señalándolos a ambos con los papeles.

—Sí — habla Aries, adelantándose a Leo, quien ya había abierto la boca en amago de responder—. ¿Cómo está?

—Les alegrara saber que él está bastante bien— asegura el doctor, sonriendo de manera tranquilizadora, calmándonos un poco —. Bueno, en lo que cabe. Tuvo un accidente de auto y sufrió algunas lesiones, pero está lucido, no hay peligro alguno. Tiene algunas heridas superficiales, una pierna rota y un hombro dislocado, además de algunos magullones que se le quitaran en unos días. Por suerte no sufrió contusión alguna. Estará aquí durante un par de días para mayor seguridad.

— ¿Está consciente? — pregunta Leo con incredulidad, poniéndose a la altura de Aries, colocando un pie frente a éste.

—Sí, bastante consciente. No ha parado de hablar desde que llegó.

La tensión se disipa lentamente.

— ¿Podemos verlo? — cuestiona Aries.

—Sí, pero que sea algo rápido. Necesita descanso.