Theresa Dursley y la cámara secreta.

Capítulo 10 Una araña gigante

-¿Qué es Azkaban?

Harry y Ron habían presenciado una inesperada reunión en la casa de Hagrid la noche anterior mientras buscaban respuesta acerca de la Cámara de los Secretos; y en cuanto nos pudimos reunir, al día siguiente, me contaron cada detalle.

-Una prisión para magos –respondió Ron a mi pregunta –Los retienen allí y algunos... algunos se vuelven locos.

-Pero Hagrid no puede ser el causante... es imposible, ¿verdad?

-Eso intentamos averiguar, Tessa –dijo Harry mientras intenta dar una solución –Antes de irse, dijo algo... algo como que quién busque solución sigan a las arañas... ellas los guiarán.

-¿Y Dumbledore? Él sabrá qué hacer.

-Dumbledore no está... ha sido cesado.

-¿Cesado? –Harry y Ron asintieron a la vez –Esto se pone mucho más difícil... sin Dumbledore se producirán muchos más ataques.

-Hay que encontrar una solución a todo esto –comentó Harry.

-Espero que esta vez cuentes conmigo, Harry... no quiero permanecer al margen.

-Pero Tessa... tú no debes –intervino Ron con una voz pausada –Quiero decir, puede ser peligroso y el monstruo ataca a los hijos de muggles...

-No me importa lo que pueda pasarme –respondí con seguridad –Quiero que Hogwarts sea un hogar seguro para los que son como yo.

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Tras la destitución de Dumbledore la preocupación por próximos ataques se había incrementado. Los alumnos hacían caso a las indicaciones y muchos tan solo salían de las salas comunes para asistir a las clases. Era obvio que todos teníamos miedo, unos más que otros, sin embargo había un alumno que parecía alegrarse de todo lo ocurrido. Malfoy se sentía orgulloso porque su padre había conseguido echar a Dumbledore.

Mis compañeros de casa, tras el ataque a Hermione, comenzaron a hablarme de nuevo. Muchos se disculparon incluso con Harry por haber pensado que él era el culpable. Comprendieron que mi primo no sería capaz de atacar a su mejor amiga.

A pesar de todo lo ocurrido, las clases se impartían con normalidad. Aunque se notaba el ambiente de tensión que soportaban los profesores. La clase de Herbología resultaba muy triste, faltaban dos alumnos: Justin y Hermione. Hasta la profesora los extrañaba y no era raro puesto que ahora nadie respondía a sus preguntas. La ausencia de Hermione se hacía notar demasiado. Estábamos podando las higueras de Abisinia que daban higos secos, cuando Harry llamó la atención de Ron y también la mía.

Con sus tijeras señaló el suelo. Varias arañas corrían por la tierra. Habíamos estado buscando arañas por todo el castillo, pero parecían haberse esfumado; por suerte aún quedaban algunas.

-¡Anda! –dijo Ron intentando alegrarse, pero sin éxito –Pero no podemos seguirlas ahora.

Las arañas formaban una fila y se alejaban.

-Parece que se dirigen al bosque prohibido –comentó Harry.

Cuando la clase terminó, conseguimos alejarnos un poco del grupo dirigido por el profesor Snape. Teníamos un asunto importante que tratar y además muy urgente.

-Tenemos que recurrir a la capa para hacernos invisibles –dijo Harry –Podemos llevar con nosotros a Fang. Hagrid lo lleva con él al bosque, así que podría sernos de ayuda.

-De acuerdo –dijo Ron algo nervioso –Pero... ¿no hay... no hay hombres lobos en el bosque?

Harry había estado una vez en el curso anterior en aquel bosque, sin embargo para mí todo eso era nuevo. Tenía algo de miedo, pero la idea de que se produjesen más ataques me causaba aún más terror.