Everithing is Ok

CAPITULO 5

Me desperté con un grito ahogado. Me dolía la herida del abdomen y me ardían los pulmones, no podía respirar y eso hizo que me pusiera más nerviosa de lo que ya estaba. Gabi se sobresaltó al oir mis gemidos.

- Kate, ¿Qué te pasa?- dijo aún aturdido. Salió corriendo de la habitación y fue en busca de Eli y de el médico de cabecera. En unos minutos mi habitación estaba llena de gente con batas blancas y con aparatos que conectaban a mi cuerpo. Me empecé a agobiar y perdí de vista a Gabi, cosa que no me tranquilizó. Me sentía débil y sin fuerzas, me dolía todo el cuerpo y todo empezaba a dar vueltas. No sabía cuanto tiempo podría aguantar.

- Se nos va- dijo una enfermera que me estaba midiendo la tensión. Intenté seguir despierta, no cerrar los ojos y no dejar que el cansancio venciera, pero aquella debilidad hizo que me sumergiera en un profundo sueño, del que no estaba segura si iba a despertar.

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GABI

Entraron un montón de enfermeras en la habitación de Kate, cada una desempeñaba su función, pero a mi me parecía que lo único que hacían era aturdir más a Kate y estorbar a Ian. Comprobé que Kate hacía lo imposible por mantenerse despierta, pero finalmente cerró los ojos y en el monitor se dibujo una línea recta que hizo que mi corazón diera un vuelco. Inmeditamente una de las enfermeras aplicó una descarga con el reanimador cardiaco que hizo que el cuerpo de Kate se sacudiera. La línea del monitor seguía siendo recta, sin ningún punto de discontinuidad. Una segunda sacudida volvió a recorrer el cuerpo de Kate, esta vez se dibujo un pico en el monitor, pero enseguida volvió a aparecer la línea recta. Se me nubló la vista y tuve que salir de la habitación, no podía perderla. No soportaría despertar cada mañana pensando que no volvería a ver a mi compañera de juegos, a mi amiga, a la que había sido el amor de mi vida. No soportaría vivir sin su sonrisa, sin sus ideas, sin sus locuras, sin nuestras peleas, sin sus miradas cargadas de complicidad, sin el brillo de su sonrisa traviesa, sin sus besos... Sin ella. " No te vayas" susurré apoyándome en la pared y dejando que, finalmente, las lágrimas inundaran mis ojos y corrieran por mis mejillas, compitiendo por llegar a la comisura de mis labios.

Me dirigí a la salita de espera y me senté con el corazón en un puño, temiendo que Ian saliera de su habitación con malas noticias. Mientras esperaba mi mente se fue de allí, estaba en otro lugar repasando todos los momentos que había pasado con aquella chica que tanto quería. La presencia de Ian sentándose a mi lado me devolvió a la realidad.

- ¿ Está bien?- pregunté casi en un susurro.

- Sí, se pondrá bien. Pero está en un estado crítico y hemos tenido que inducirle el coma- respondió mirándome con parsimonia.

- ¿Cuánto tiempo tendrá que estar así?- sollocé

- Poco, una semana como máximo, así que no te preocupes ¿Vale? estará bien en breves- me consoló Ian. Aquellas palabras resonaron, vacías, en mi cabeza, no me consolaban. Pero una parte de mi se resistía a sentir todo aquello, recordando que lo nuestro se había roto hace tiempo, que la llama que había habido entre nosotros se había apagado reduciéndose a cenizas... cenizas de las que no creía que fuera a resurgir ningún otro sentimiento.