Muerte

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¡Muerte, ven a visitarme! Arranca la vida de mis ojos, destripa mi alma con tus garras ponzoñosas, ¡Cercena la existencia de este ser atormentado!


Termina con mis labios, pues éstos no podrán disfrutar de los suyos.

Acaba con mis manos, pues jamás podrán acariciar su cuerpo.

Liquida mi mirada, pues nunca descansará en sus ojos azabaches.

La oscuridad entra por mi ventana. Huele a carne quemada y a desesperación. Repta por el suelo mientras me encojo en mi cama, se desliza por las paredes y me escondo bajo las sábanas. Silencio. Rugido repentino. Tela desgarrada. Con sus manos como hoces, mutila mi alma y siega mi existencia. ¿Se terminará el dolor con la muerte o se incrementará por no poder haberte tenido en vida?

Lluvia fría lo envuelve todo. El aire húmedo me arranca un escalofrío. Mi sangre se hiela y los huesos se quiebran. Esto es la muerte. Esto es lo que siento cada vez que me miras.

Y, sin embargo, sólo puedo amarte.

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