CAPITULO 2

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El miedo comenzó a apoderarse de mi, no sabia que hacer, me acerque al interruptor para encender la luz, pero sorpresa, no había electricidad, me sentía en una de esas películas de terror en donde son típicos estos sucesos. Trate de tranquilizarme, pero fue en vano, el ambiente se torno mucho mas sombrío y el aire comenzó a espesarse, se me dificultaba respirar-¿Qué mierda esta pasando?- Dije en voz alta, pero lo dije más para mi misma.-De seguro alguien esta jugándome una broma, pero una muy pesada.- De pronto sentí como si algo estuviera rodeando mi cuello, algo muy fino y frio.

Decidí subir a mi recamara lo más pronto posible pero por más que trataba el pánico que sentía no disminuía ni un poco, en cambio, aumentaba, los segundos parecían horas mientras me preguntaba porque mi madre aun no llegaba, era demasiado tarde, me preocupaba ella y que yo estaba sola en casa con la sensación de que alguien estaba en ella, la casa seguía a oscuras, no entiendo porque esta pasando esto. Al cabo de unos minutos volví a escuchar la puerta principal, pero esta vez estaba insegura, no sabia si bajar o esperar en mi habitación, opte por bajar silenciosamente, al llegar al borde de las escaleras logre observar a una persona de pie frente a la puerta inmóvil, algo que causo terror en mi, decidí quedarme ahi mismo y observarlo detenidamente cuando de repente comenzó a moverse en dirección a mi, aterrada corrí lo más rápido a mi habitación, pero antes de llegar alguien sostuvo mi brazo y me giro, pero no de una forma delicada, su agarre era demasiado fuerte como para zafarme.

-Sueltame!-Exclame, pero no contesto nada, seguía apretando mi brazo, ya no lo podia sentir- Que me sueltes!- Grite y comencé a dar golpes con mi brazo libre pero era imposible zafarse.

Luego, como por arte de magia las luces se encendieron y todo desapareció, el ambiente sombrío y espeso y no había nadie frente a mi que estuviera hiriéndome, pero había dejado un presente, tenia un gran moretón en el brazo derecho, corrí hacia mi habitación y en el espejo observe una marca muy fina de color rojo sobre mi cuello.

-Hija, estoy en casa-Grito mi madre desde la planta baja, no podia verme con estos moretones, que iba a decirle, que de repente la luz se fue y ocurrieron sucesos extraños?, maquille rápidamente la zona del cuello y me coloque una blusa manga larga para posteriormente bajar.

-Hola mamá-Le di un beso en le mejilla- Ya me estaba preocupando-Dije en un tono serio-

-¿Por qué?-Dijo algo extrañada-

-Llegaste más tarde que de costumbre-

-Ah eso, si estuve tiempo extra en el trabajo-Dijo sacando una cosas de su bolso-

-¿Más?¿Qué acaso no es suficiente todo lo que trabajas?-Bufé-

-No hija, cada vez es más difícil la situación-Dijo girándose hacia donde me encontraba-

-Si mamá lo se- La tome de los hombros-Pero es demasiado el esfuerzo que haces-

-Pero todo lo hago por ti mi vida-Me dio un beso en la frente- Cambiando de tema, ¿Por qué traes manga larga?-Dijo y el nerviosismo entro en mi.

-Es que...me, me dio frio-Dije tratando de sonar convincente-

-¿Frio?, pero si estamos en pleno verano- Dijo extrañada-

-Pues, no se, solo me dio frio-Dije con una sonrisa tratando de que me creyera- Bueno, hasta mañana mamá descansa-Le di un beso en la mejilla y salí disparada hacia mi habitación.

Intente dormir, pero los recuerdos de lo que sucedió no me dejaban en paz, se repetían una y otra vez sin cesar, era algo extraño, tal vez solo fue una broma demasiado pesada, o era algún tipo de asesino en serie que venia por mi, me inclino más a la primera opción.

Desperté gracias a el sonido del despertador, no me di cuenta de que me había quedado dormida, entre en la ducha y cuando salí vestí un jean negro rasgado y una blusa blanca de tirantes un pico floja, me hice una coleta y baje a la cocina, pero me pareció muy extraño no escuchar el sonido de el aceite en el sartén así que supuse que mi mamá no se encontraba, no tenia apetito así que me fui directo a la escuela. En el camino no me encontré con nadie, el día estaba nublado a más no poder, parecía que la tormenta del siglo se avecinaba pero no le tome importancia y seguí caminando, al cabo de unos minutos sentí que alguien me todo del brazo derecho lo cual me causo dolor.

-Dios, sueltame me lastimas-Bufé-

-Lo siento señorita Sanders-Dijo para posteriormente soltarme, me gire ante lo dicho-

-Ah eres tu-Dije sin animo-¿Qué pasa?-

-Solo quería ver si te podia acompañar Sanders, pero veo que no andas de humor- Dijo entre risas-

-Ya te dije que no me digas Sanders- Dije molesta-

-¿Qué te paso en el brazo?-Dijo con tono de preocupación, me había olvidado de ese detalle-

-Bueno, y porque te interesa tanto lo que me pase-Dije cruzándome de brazos-

-Tranquila Sanders, casi me golpeas- Dijo alzando las manos mostrando inocencia-

-Y si me sigues llamando Sanders te dare uno de verdad- Dije amenazándolo-

-Relájate Sanders-Dijo con una sonrisa-

- ¿Sabes? eres un idiota, apenas nos conocemos pero ya me caes en los que no tengo- Bufé y me gire para irme lo mas rápido posible.

Minutos después llegue al colegio, Aaron no hizo ni el mínimo intento en seguirme, y que bueno porque si no lo hubiera regresado por donde vino de un puñetazo, no puedo creer que sea una persona tan irritante, me tiene harta y no llevamos ni dos días de conocernos.

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2016 ⏰

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If the world ends tonightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora