El cielo era anaranjado, el sol se escondía lentamente y los cálidos se mezclaban con las difusas nubes en medio del sueño. Las cosas brillaban más de lo normal y el delicado tacto del muchacho rozaba parte de las nubes que se convertían en su almohada al momento de abrir los ojos. Pestañeo varias veces y frotando sus ojos se convenció de que era de mañana. Se volteó con suavidad mirando hacia la ventana que mostraba un día frío pero acogedor de invierno. No había tenido una pesadilla esta vez, pero de alguna manera recuerda el rostro de Seungcheol en el sueño.
¿Estaría aquel en su sillón como recuerda o eso era también parte de un sueño? Hizo un esfuerzo para salir de la cama y después de recoger su cabello salió de la habitación para desplazarse con cuidado hasta el salón. Todo estaba en orden y no había señal de que algo anormal hubiera ocurrido. Se sintió desconcertado y clavó la vista en sus muñecas, que se encontraban mas delgadas que nunca. Se dirigía hacia el baño cuando un hombre de cabello negro y fresca sonrisa lo saludó desde la cocina. Llevaba una sudadera blanca que dejaba a la vista sus brazos y se apegaba con astucia al cuerpo.
-B-buenos días .-respondió el menor con timidez mientras el rubor subía por su cuello y decicía continuar su camino hacia el baño donde podría calmarse y evitar asquear a su huésped. Cerró la puerta y se enjuago la cara con el agua helada. Su pijama era largo pero delgado asi que el frío despertó por completo su organismo. Recordó la imagen de Seungcheol en la cocina y se sonrojo nuevamente. <<Solo cálmate.. ¿Qué sucede?>> Secó sus manos y una imagen distinta invadió su memoria.El rojo en sus mejillas lo hizo sentir culpable. Pensó en su novio. Y en si seguían siendo novios. Un mes había pasado ya desde que su pareja se había ido consecuencia de una pelea. No se veían desde entonces pero seguían intercambiando mensajes cortos, para saber como estaba el otro, que había comido, si aun pensaba en el... Jeonghan cerró los ojos y recordó el momento en que sus ojos se encontraron por primera vez con los de Joshua.
Era primavera y la tarde cálida traía consigo los colores y aromas de la estación. La cafetería estaba repleta pero el ambiente era tranquilo. Ya había pasado una semana desde que aparecía aquel joven con guitarra al hombro para tocar agradable música los jueves y viernes por la tarde. Su cabello era castaño y lo llevaba hacia un lado, siempre usaba ropa simple y un aro en forma de cruz. Sus ojos eran rasgados y su rostro en general muy atractivo. Los dedos se deslizaban por las cuerdas y la otra mano armaba gentilmente los acordes en su guitarra. A veces cantaba y su voz endulzaba el ambiente tanto como el azúcar en el café. El barista lo miraba absorto mientras intentaba realizar sus labores. La melodía relajaba sus hombros y dibujaba sonrisas de las que Jeonghan no era consiente. Sujetaba una taza y sus ojos se cruzaron. Fue un milagro que no se destrozará en el suelo.
-¿Jeonghan? Perdón por molestar pero necesito tu dirección para que traigan mis cosas- El castaño se reincorporó para salir del baño y vestirse después de darle las indicaciones correspondientes al mayor. Ya en la cocina admiró el desayuno excesivo pero de buena apariencia que estaba sobre la mesa.
-¿Cocinaste todo esto para nosotros dos?
-Nunca es suficiente.-Seungcheol sonreía como era lo usual. Su cabello desordenado le daba un aspecto adorable y servía en el plato huevos y tostadas, lo que para Jeonghan era algo bastante americano.
-Se ve delicioso. Gracias. -respondió con una dulce sonrisa.
-Es lo mínimo que puedo hacer ya que me hospedo aquí. Come lo que quieras y yo me encargo de limpiar.
-Tampoco tengo que hacer hoy, asi que te ayudo. ¿Tienes algún plan para hoy?
-Me gustaría ver la ciudad. Mas bien recordarla, sería lo mejor que me acompañes.
-Tal vez por un momento Cheol. -El menor sintió extraño el llamarle así, pero cuando su expresión lo delató, el otro apresuró:
-Llámame Cheol si quieres, pues yo te llamaré Hannie.Esta vez Han no se sintió incomodo, mas bien sonrió levemente y asintió con la cabeza mientras probaba el café preparado. Estaba muy dulce para su gusto pero lo bebió sin problemas. Terminaban de desayunar cuando el celular del menor sonó desde su habitación. Se levantó para ir por el y abandonó de inmediato la idea de que fuera su novio quien llamaba. El número era del trabajo y era bastante inusual recibir una llamada de su jefe un día domingo por la mañana.
ESTÁS LEYENDO
Always my hero
RomanceA veces, mientras Jeonghan lee un libro o garabatea en sus cuadernos, recuerda fugazmente a su amigo de la infancia. Una sonrisa se dibuja en sus labios y trata de imaginar que será de él, después de que han pasado 10 años. Como iba a saber que Se...