La mentira que nunca les conté | Osomatsu-san • PAUSADO

4. Bar

Wah ;0; Me he tardado un poco en actualizar, ¿no? Lo lamento tanto ;-; En fin, les traigo esa pequeña actualización; muchas gracias por sus comentarios, no paré de reír con sus comentarios sobre Ichimatsu yendo de "putas". xD Me hacían el día, en fin, gracias por seguir con esta mona y a la vez ;-; oh mai gah, tan dramática historia.

Ahora sí >:'0 Continuemos~

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-¡Ichimatsu, Ichimatsu, Ichimatsu! -La niña de apenas cinco años corrió por toda la casa con apenas una camiseta y bragas tapizadas con el rostro de mickey mouse. -¡Tío Ichimatsu! -La niña subió los escalones a duras penas y dio un empujón a la puerta de madera. -¡Tío Ichimatsu, quiero desayunar! -Corrió hasta el futón donde se encontraba el pelinegro y le movió a pequeños empujones. -¡Quiero hot cakes, hot cakes, hot cakes! -Ichimatsu apenas volteó a verle y se cubrió por completo con la sábana. La pequeña niña se cruzó de brazos e infló sus mejillas. -Cubrirse con las sábanas sólo sirve para espantar a los monstruos de los armarios.

-Tú eres el monstruo en mi armario. -Dijo adormilado, volteó su cuerpo hasta quedar boca abajo y abrazó su almohada. La pequeña le miró molesta y tomó las sábanas entre sus manos.

-¡Es hora de que me des desayuno! -Gritó y tiró la cobija al aire, dejando el cuerpo descubierto de Ichimatsu completamente desnudo, haciendo que la chica cubriera sus ojos y diera un grito, e Ichimatsu cubriera sus oídos. -¡Tío Ichimatsu está desnudo! -La niña corrió fuera de la habitación e Ichimatsu sólo soltó un suspiro.

Se levantó, pasando sus manos por sus ojos y lanzando un gran bostezo al aire. La sabana cayó sobre su cabeza y se levantó dejando que esta resbalara por su cuerpo. Abrió el armario, tomó una camisa y unos shorts oscuros, y cuando terminó de cambiarse bajó las escaleras hasta la cocina.

-Mara... -Ichimatsu miró que el reloj marcaban las cuatro de la tarde. -El desayuno pasó hace mucho. -La pequeña niña se asomó por la puerta de una de las habitaciones y corrió hacia él, abrazándose de sus piernas. -Es que... El tío Haku no quiso hacerme desayuno porque tenía que trabajar, el tío Yano no quería verme porque ayer arruiné su computadora y la tía Lelé dijo que me lanzaría a los perros si volvía a molestarla.

-¿Y qué pasó entonces con la tía Ichiko? -El le miró y abrió el refrigerador para ver en su interior. Mara sonrió y se cruzó de brazos, orgullosa por alguna extraña razón.

-Dijo que tú hacías los hot cakes más deliciosos del mundo. ¿Quieres saber qué más dijo?

-¿Qué?-Preguntó Ichimatsu desinteresado. Sacó la leche, la harina y los huevos y los puso sobre la barra.

-Que el tío Yano era bueno en la cacería de metas.

-¿Eh? -Ichimatsu le miró confundido. -No te entiendo.

-Yo tampoco le entendí. -Ella sonrió. -¿Entonces harás hot cakes?

-Si eso hace que dejes de molestarme, sí. -Mara le miró molesta y le dio la espalda. Él simplemente comenzó a mezclar los ingredientes.

-Tío Ichimatsu, ¿tú me odias? -El le miró de reojo y luego regresó a su tarea.

-No.

-Papá dice que probablemente me odies, pero que debo de acostumbrarme a ello. -Infló sus mejillas, humedecidas por lágrimas y comenzando a sollozar. -Yo no quiero que el tío Ichimatsu me odie. -Él le miró incomodo sin saber que hacer. Caminó hasta ella y apoyó una mano sobre su cabeza, revolviendo su cabello y enredándolo aún más de lo que ya estaba.

-A tú papá le gusta mentir mucho, Mara. -Él le sonrió y le dio un empujón. -Ve a comprar jugo de naranja, desayunaremos juntos.

-¿Aunque sean las cuatro de la tarde? -Ella se volteó limpiando sus lágrimas y le sonrió.