No sé si soy lesbiana.

Esa noche.

Entre en su habitación nerviosa, sabía que iba a pasar... Lo que no sabía es si iba a hacerlo bien...

No vuelvo a hacer una apuesta con Juan...

Y entonces sin darme cuenta me beso mientras me apoya contra la pared, sin escapatoria. La verdad, tampoco tenia intención de irme muy lejos ya que su lengua me empezó a invadir por toda la boca, casi rozando mi alma. 

Me sentía bastante acalorada y con una poca de humedad entre mis piernas. Cerré los ojos en el instante que metió su mano por mis pantalones. 

-¿Estas segura?.- Asentí, sin pensar mucho, y gemí cuando sus dos dedos largos, muy largos, entraban en mi. 

La habitación se llenaba poco a poco de los gemidos y de los sonidos que hacían sus dedos al traspasar los líquidos que salían de mi. Era raro pero me gustaba. 

No me dejo correrme a gusto, por lo que me tiro a la cama y después de desnudarnos, obviamente entre besos, vi como formaba una especie de tijeras con sus piernas y las encajaba con las mías,las cuales tenían la misma forma. No pude evitar gritar su nombre cuando sentí su feminidad rozar la mía. 

Y todo este tiempo creyendo que solo las pollas me llenaban.

Sus movimientos eran simples, arriba, abajo y fuerte mientras pasaba su lengua por mi cuello. Sentía el coño arder, pero me encantaba la sensación, hasta que sin darme cuenta eso provoco un orgasmo desgarrador el cual me llevo a un sueño hasta el día siguiente.  

Días después.

-Entonces... ¿Eres lesbiana o no?.-

-No lo se.- Miré a mi mejor amiga que se encontraba comiendo de su bote de galletas -Es pronto para saberlo, me gusto, estamos hablando e incluso hemos quedado, a lo mejor soy bisexual.-

-O una enferma sexual.-

-Muy graciosa. ¿En serio no te importa esto...?-

-¿Debería? Estamos en el siglo XXI, lo raro sería que no lo aceptara. Además me da igual quien te coma el coño o deje de hacerlo.- Sonreí por su comentario.