Capìtulo Unico

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Se sentía mal, llevaba más de una semana con esa sensación, se sentía como si estuviera en un viejo autobús en el mes más caluroso del año en una carretera desértica, pero la diferencia radicaba en que no podía detener su autobús. Se levantó una vez más con dirección al baño, volvería intentar provocarse el vómito a ver si así se sentía un poco mejor, aunque la última vez que lo hizo, no hace más de media hora, se asustó al ver sangre...

Todo esto se debía a esas malditas pastillas, que aparte de causarle esas espantosas nauseas no hacían nada mas, se suponen que eran para reducir las células cancerígenas que invadían su organismo, pero ni siquiera conseguían frenar su avance. Definitivamente iba a dejar de tomarlas.

JongWoon era un chico bondadoso y dulce, su omeoni lo amaba, el día de su nacimiento fue difícil, casi lo perdió, por esa razón ella lo encomendó bajo la protección divina del arcángel Gabriel rogando porque nunca sufriera...

-Pues menos mal- se dijo en voz baja Jong inclinado sobre el váter dejando que las gotas de sangre cayeran con lentitud.


KyuHyun llegó tarde a casa como siempre después de encontrarse con uno de sus amantes furtivos, se suponía que JongWoon estaría durmiendo, y eso era lo mejor pues no deseaba ver esa mirada de reproche del mayor por llegar tarde. Además la excusa del trabajo ya no era tan creíble... pero todo era culpa del mayor, ya que últimamente estaba demasiado deprimido, no, la palabra exacta era "apagado". KyuHyun nunca se preguntó el porqué de ese cambio, todo había empezada hace seis meses si mal no recordaba, según él la depresión de Jong solo era un capricho mas del mayor que se creía que tenía de padrino al mismísimo Dios. No entendía como aun seguía con Jong, él si era un santo... San Kyu no San JongWoon, se dijo con una sonrisa jactanciosa en los labios, y giró la llave.

-Ya he llegado- anunció con un grito.

Por supuesto que al segundo se sintió estúpido por gritar cuando lo que pretendía era que su novio no se percatara de él y estuviese dormido, pero enseguida se dio cuenta que el grito no lo había despertado pues no estaba dormido. La puerta del baño estaba entreabierta dejando pasar una línea de luz por el parquet y los ruidos que de allí salían dejaban en claro que lo más probable ni le había oído.

-Das asco- soltó al verle con la cabeza sobre el váter... -Como se nota que eres un niño rico- volvió a soltar con desprecio... -¿Tanto te aburres, que ahora se te ha dado por la bulimia, por qué no pruebas con ponerte a trabajar?- sus labios se curvaron de una mueca de asco al acabar la pregunta, esa mueca ya era habitual en su rostro cuando se dirigía a Jong.

-Si- dijo levantando la cabeza y clavando sus oscuros ojos, sonrió mostrando sus diente blancos ahora manchados de un tono carmesí... -Tienes razón, lo que hace el aburrimiento... ahora me ha dado por morirme- decía sin perder la sonrisa ni quitar sus ojos de los avellanas de Kyuhyun, quien había empalidecido ante aquella imagen... Sencillamente no era posible que JongWoon se estuviese muriendo... no era imposible... ¿verdad?

JongWoon se levantó y dirigió al lavabo, donde enjuagó su boca dejando salir de ella un agua rosada... KyuHyun observaba cada movimiento y la pregunta que rondaba su cabeza era ¿Dónde está tu energía?, ¿cómo era posible que no se diera cuenta antes?, ¿cómo no se dio cuenta que por cada poro de ese delgado cuerpo la vida se estaba escapando?, ¿cómo no se dio cuenta que esa luz que cegaba a cualquiera en el pasado se estaba apagando?... ¿Cuándo sus movimientos se volvieron tan lentos? ¿Cuándo?...

-Te veo mala cara- dijo con cinismo JongWoon.

KyuHyun no contestó, otra pregunta le asaltó, ¿Desde cuándo ese cinismo?... ¿Desde cuándo ese veneno brotaba de la boca más dulce que había probado en toda su vida?...

La Muerte de un AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora