Empecemos.
Yo pienso, que para llegar a tener una confianza a cien por cien, es conocer a esa persona. Algunos dirán: Oh, claro que sí. Es que para tener confianza habrá que conocer a la persona...
Lo sé. Pero no conocer y ya. Y que la confianza fluya. Hay que conocer a la persona del alma, no de afuera.
Haré un ejemplo:
Yo, me llamo Sky.
Yo, me llamo Ashton.
Y bueno, ahora ¿qué?
¿Se lo dejamos al destino? No... Así no...
Os contaré una pequeña historia:
Yo, Sky, con tan solo 14 años recién hechos, perdí una cosa muy importante en mi vida, una cosa que me marcaría el futuro, una cosa que sin ella, estaría muy perdida. Una cosa que si la hubiera mantenido, tal vez, que solo tal vez, no estaría en esta situación.
¿Qué cosa?
Pues, una cosa muy importante en la vida de la persona. Una cosa que marca tu alma. Para algunas personas no lo hará, pero para personas como yo, sí.
Desde aquel verano que lo perdí, siempre pensé:'' ¿Por qué? ¿Por qué me arrebataron algo de entre mis manos tan fácilmente? ¿Por qué a mí? A una chica que le importa mucho su futuro... ¿Por qué a una chica como yo?
Días y noches pensando en lo mismo: ''¿Qué hubiera pasado si no lo hubiera perdido? ¿Qué habría pasado si algo malo me hubiera sucedido?
Pero eso se queda en nuestra mente, siempre.
A la primera persona que le conté algo similar, fue a mi mejor amigo. La verdad que me apoyó unos días, pero luego fue algo extraño. Se comportaba de una manera diferente hacia mí. No entendía porqué... Pero luego, por el paso del tiempo me dí cuenta de lo que me había sucedido.
La primera noche, derramé muchas lágrimas... Y puede que me hubiera torturado un poco. ¿Por qué? Pues porque me sentía sola. Me sentía utilizada. Me sentía sucia. Me sentía inválida. Como una tarjeta que se caduca. Como algo así. A penas tenía 14 años recién cumplidos.
Mi primera tarde de fiesta, mi primera calada al cigarro, mi primer sorbo al Vodka.
¿Qué más? ¿Qué hubiera seguido haciendo? ¿Estaría perdida? ¿O no?
Te ves en el espejo, te quieres arrancar la cabeza, te quieres torturar, y lo haces. Lloras, gritas, te quema la garganga, te duele la cabeza, pero aún así , sigues llorando. Te entran ganas de vomitar y piensas:'' ¿Estoy embarazada? No, no puede ser, tengo la regla ''
Vomitas, te limpias, y vuelves a lo mismo. Lloras, gritas, te metes en la ducha, le das al agua caliente, te quema, pero no te das cuenta. Lloras, ves tu piel roja, y piensas:''¿Tan caliente está el agua?'' Y miras tu cuerpo, rojo como el fuego. Y detienes el grifo. Vuelves a llorar. A gritar. Pero alguien entra en casa. Entonces ¿qué tienes que hacer? Callar. Callas. Pero el problema es que no puedes. Te duele el estómago, te duele la cabeza, estás mareada y piensas que en algún momento te pillarán. Pero no te desmayas. Y piensas: ''Gracias a dios''.
Vuelves al agua. Pero esta vez, agua tibia. Ves la sangre que cae de entre tus brazos, las cortes, pero no te importa, estás más tranquila. Debajo del agua, cierras los ojos, y derramas un par de lágrimas... Piensas que te quedan pocas lágrimas después de haber derramado tantas. Pero las lágrimas nunca se acaban. Como el dolor que sigues llevando dentro.
Sales de la ducha, recojes todo y te vistes, te miras en el espejo y te ves pálida. Dices:'' Comeré algo''. Pero al ir a la cocina a prepararte algo, todo te da asco, te vuelve a doler el estómago y vuelves a vomitar. Pero ¿Qué vomitas? Nada. Eso es. No tienes nada a dentro. No te queda nada. Entonces, no vomitas nada. Aire, solo aire. Pero aún así, vomitas.
Y lo que decides hacer es dormir, descansar.
Y luego piensas: '' Mañana será un nuevo día, espero.''
Te duermes. Pero... ¿Y si mañana pasa lo mismo? ¿Y si mañana te cae como el ayer?