Nunca me había sentido tan observada en la vida. Aunque supongo que ese término, debido a mis condiciones, no era válido. Había aproximadamente diez personas en la habitación. Algunas sorprendidas, otras enfadadas, pero la cara de Gideon - a quien identifiqué enseguida entre todos esos rostros- fue la que más me intimidó. No mostraba nada en absoluto. Su expresión confirmaba la previa descripción de Laura, pero aunque todo en su postura causaba la necesidad de alejarse, a la vez se contradecía invitando a acercarse a él.
Todas las miradas me estudiaban y me examinaban, como si pretendieran encontrar algún indicio que les confirmara sus sospechas. Pero la que más me incomodó, fue sin duda alguna, la de él. Su escrutinio desde la barra me hacía sentir como si fuese a presentarme a un examen para el cual no había estudiado. No sabía como lo hacía pero creaba de la nada inseguridades con tan solo un segundo de margen.
El silencio pesaba tanto que estaba convencida que en cualquier momento se caería a trozos sobre nuestras cabezas mientras yo me aferraba cada vez más fuerte a las muletas. Hasta que una voz que reconocí rompió el incesante sonido del silencio.
-¿Qué demonios hace ella aquí?
Su pelo rubio seguía trenzado hacia un lado, pero ahora llevaba puesto un vestido rojo que le resaltaba todos sus encantos y enaltecía aún más su ya de por sí perfecto rostro. No pude evitar fijarme en cómo se agarraba al brazo de Gideon sin ningún recelo. Me pregunté si serían pareja.También me pregunté si eso me molestaba.
-Ella es de los nuestros, Camila -. Agradecí en silencio las palabras de Laura.
-Ella ya hace mucho tiempo que no es de los nuestros.
Gideon, que hasta ahora se había limitado a presenciar la escena con un vaso de vodka en la mano, dio media vuelta hacia la barra, mostrandome nada más que su espalda. Camila de pronto se mostró dolida por su gesto y dio por acabada la conversación, imitando su media vuelta.
Me acerqué a Laura consciente de que el resto aún me prestaba atención.
-No le caigo muy bien, ¿verdad?
- Ignora a Camila. Creeme, te irá mejor.
Las conversaciones que habían sido detenidas con mi llegada fueron siendo retomadas con lentos murmullos.Aunque probablemente seguía siendo tema de conversación.
-¿También puedo ignorarlo a él? -señalé con la cabeza hacia Gideon.
-Puedes. Pero te aconsejo que no lo hagas. Puede intimidar al principio, pero si quieres sobrevivir, hacerle caso es la opción más sensata.
-¡Yvonne! Qué alegría que al fin despertaras. Nos habías dado un susto de muerte.
Unos largos brazos me rodearon de repente. No supe hacer otra cosa que pedirle ayuda a Laura con la mirada pero para cuando esos largos brazos me soltaron, vi que se dirigía hacia Gideon y Camila.
-Te fui a ver todas las semanas mientras dormías. Te lo juro.
Se trataba de una de esas personas que caían bien des del primer momento en que hablabas con ellas. Era rubia pero con el pelo corto y liso. Me sorprendieron sus ojos verdes, que irradiaban simpatía allá donde mirase. Simplemente costaba creer que existieran ese tipo de personas.
-Eso no ha sonado para nada raro. ¿Eres Hannah?
Se le iluminó la cara.
-¡Sí!
Reconocí a la persona que iba con ella. Era la chica de color que había comunicado sobre mi huída y después había ido en mi búsqueda.
-Y tu Katrina,¿no? Laura me ha hablado de ti. De hecho me ha hablado un poco de todos.
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Antes
Teen Fiction"Era extraño. No me dolía nada. Ni siquiera era capaz de oír las sirenas, ni sentir el frío suelo. Empecé a mover los dedos adormecidos e intente con fuerzas inexistentes abrir los ojos." Nunca creí que esto pudiera pasarme a mí. Despertar despu...