Capítulo 4

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Emma caminaba y caminaba. La soledad la llevaba a pensar y fundirse en sus recuerdos.

Flashback

Hace días que se sentía mal. Su estómago parecía no tener ganas de digerir ninguna de las comidas que ingería. Se sentía cansada y su cuerpo dolía, probablemente efecto de dormir en la cama de la prisión (aunque debía admitir que era más cómoda que su auto).

- Swan, veni conmigo. – Dijo la oficial Ariel abriendo su celda.

- ¿Por qué? ¿A dónde me llevas? – Cuestionó Emma con algo de temor.

- Hace días que te sentís mal, creo que es hora de que veas a un médico. – Respondió Ariel.

Ariel la llevó a la enfermería donde le sacaron sangre. Al otro día recibió los resultados de su análisis, estaba embarazada. Eso si que era algo que no se había esperado, ni jamás imaginado.

En un principio se sintió confundida, triste, traicionada. ¿Cómo iba a hacer para ser una madre cuando ella nunca había tenido una? ¿Y cómo iba a hacer para ser una madre soltera? ¿Cómo iba a hacer para tener un hijo/a cuándo no tenía nada para ofrecerle, más que un auto viejo? Neal la había abandonado, y de a poco se había hecho a la idea de que no iba a volver por ella. Pero a pesar de que estar embarazada era algo que nunca había estado en sus planes, empezó a sentirse a gusto con la idea. Ella tenía una vida creciendo dentro de ella y eso era mágico. Ella iba a hacerse cago de su hijo/a, ella no iba abandonar a su hijo/a al mismo sistema que a ella la había hecho tan infeliz.

Pero cuando unas semanas después se despertó cubierta de sangre, supo que algo andaba mal. Fue llevada a enfermería y atendida por un grupo de doctores. Emma perdió a su bebé ese día, y con ello se perdió a ella misma una vez más.

Fin del Flashback

Emma caminaba sin parar, sin importar cuanto su cuerpo y sus pies dolían. Ella se sentía culpable por tantas cosas que habían pasado en su vida, que sentía que se merecía el dolor. El dolor físico y el dolor del alma eran distintos, pero podía expresar uno en el otro si eso la ayudaba a descargarse.

Flashback

Se sentó en el bar a tomar tequila tras tequila. Sabía que esa no era la solución a sus problemas, pero en ese momento necesitaba algo que la ayudará a enfrentar lo que acaba de vivir, y el alcohol parecía una gran idea.

- ¿Qué estás haciendo? – Preguntó Ruby sentándose frente a ella. - ¿Por qué estás volviendo a tomar? ¿Qué te hizo volver a ser este desastre?¿Estás así porque las cosas con August no funcionaron? – Cuestionó enojada al comprobar el estado de la otra.

- Neal me encontró. – Respondió Emma llevándose otro trago a la boca. – Sé que dije que iba a dejar de tomar, pero realmente lo necesito después de nuestro encuentro. – Justificó.

- Lo voy a matar, te juro que si lo veo lo mato. – Dijo Ruby con sinceridad, ganándose una pequeña sonrisa sincera de su amiga. - ¿Y qué pasó? – Preguntó después de un largo silencio.

- Él me culpa de haber perdido a nuestro hijo. – Contestó Emma sintiendo como un gran nudo se formaba en su garganta.

- Emma no fue tu culpa, por favor no le hagas caso, ni le creas. – Pidió Ruby agarrándole una de sus manos para contenerla. – Además en todo caso si alguien tiene que reprochar algo, tendrías que ser vos a él por haberte dejado en prisión pagando su crimen. – Agregó frustrada.

- Lo sé, pero aún así siento que tiene razón, que fue mi culpa. – Dijo Emma tristemente.

Ruby se quedo con ella compartiendo un par más de tequilas, luego la acompañó a su departamento y se acostó con ella en la cama. Le acarició el cabello hasta que se quedo dormida, y le hizo compañía toda la noche. Fue en ese momento que Emma por fin comprendió lo que era la verdadera amistad.

Rocky RoadsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora