Parte I

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Su hermano siempre había sido un gran misterio.

Incluso luego de vivir a su lado desde que nacieron, era difícil descifrar lo que el de purpura pensaba.

Osomatsu lo sabía más que nadie.

Pero bajo esa demacrada facha de joven misterioso, oscuro y despeinado había algo que lo intrigaba a niveles supremos. ¿Y si intentaba buscarlo? ¿Y si quería descifrar cada misterio de él? Al principio lo tomó como un simple juego el cual podía acabar cuando le diera la gana, pero no fue así. Cada vez que se acercaba un poco más al cuarto hermano él siempre se alejaba, como si de un gato arisco se trataba.

Fue entonces que Osomatsu empezó a verlo como un reto.

Algo que él mismo debía ganar sí o sí.

—Hey, Ichimatsu~ —musitó el de sudadera roja una vez estuvo lo suficientemente cerca del nombrado como para pasar un brazo tras su nuca—. Habrá un festival en la ciudad, ¿quieres acompañar a tu nii-san un rato?

—No —fue su respuesta, tan cortante y evasiva como de costumbre.

No obstante, Osomatsu n se daría por vencido tan fácil. Tenía un as bajo la manga y sabía perfectamente cómo convencer a Ichimatsu de que aceptara su propuesta.

—Habrán muchos gatos por la calle, siempre se reúnen ahí para que la gente los alimente —musitó esta vez, picando con su dedo índice la mejilla de su hermano en tanto le sonreía.

—Oh...—Ichimatsu volteó a verlo, lentamente. Entonces asintió y se levantó del suelo en donde estaba sentado—. Aceptaré sólo por esta vez.

Y salió de la habitación que compartía con el resto de sus hermanos.

Osomatsu sonrió tan complacido como satisfecho. Lo había logrado y su plan daría inicio en la tarde, cuando el festival iniciara.

El primer hijo de la familia Matsuno esta vez se dirigió a donde estaba su otro hermano, Karamatsu, el cual parecía estar muy entretenido viendo su reflejo en el espejo de mano que sostenía.

—Karamatsu —le llamó el mayor, tallando con el dedo índice la punta de su nariz.

—What happens, my brother? —cuestionó el segundo hijo con su típico acento.

—¿Le harías un favor a tu hermano? —le guiñó un ojo y no volvió hablar hasta que notó que el otro asentía—. Quiero que cuides del resto mientras salgo con Ichimatsu a la ciudad.

—Nice —Karamatsu alzó el pulgar mientras sonreía tan confiado de sí mismo como de costumbre—. Cuenta con ello, brother.

Todo estaba listo para Osomatsu, lo único que restaba era dejar que el día avanzara y la tarde cayera. Así ocurrió. Se vistió un poco más casual para asistir al festival y entonces fue tras su hermano menor, el cual parecía estar listo también.

—¡Vamos, Ichimatsu!

Y dicho esto ambos partieron fuera de la casa, Karamatsu se encargaría de entretener al resto de los hermanos mientras tanto.

Una vez llegaron el centro de la ciudad donde el festival apenas comenzaba Ichimatsu empezó a ver maravillado a un grupo de gatos que parecían rondar sin problemas por el lugar, luego le señaló a su hermano un pequeño puesto de comida donde servían sushi. Osomatsu asintió y se digirió junto a él al lugar, ordenaron algo económico y se sentaron de unas de las mesas para disfrutar de su comida.

A Ichimatsu parecía encantarle el sushi, tanto así que Osomatsu pudo notar como sus mejillas se teñían de un suave color carmín en tanto disfrutada del pescado. Llegó a preguntarse por qué su hermano no era así de adorable todo el tiempo, le agradaría mucho más que siendo un asocial que no interactuaba mucho con los ojos.

—¿Qué? —Ichimatsu pudo notar que le observaban y no tardó en cuestionar, con cierto fastidio mientras masticaba su sushi— ¿Tengo algo en la cara?

Parecía un poco molesto pero Osomatsu sólo negó suavemente, indicándole que no era nada.

Después de ello ambos dieron una pequeña vuelta por la feria notando las demás atracciones y el resto de puestos, parecía estar todo en calma y les era sumamente agradaba. Osomatsu se detuvo al ver una pequeña maquina a unos cuantos metros de distancia, fue entonces que una idea surcó sus pensamientos y miró con cierta malicia a su hermano menor.

—Ichimatsu —le llamó, pues el otro parecía estar distraído con una par de gatos—. ¿Qué te parece si haces un trato? —de pronto el mayor señaló la máquina, que parecía tener dentro algunos cuantos peluches un gancho para seleccionar los mismos.

—¿Uh? ¿qué propones, Osomatsu nii-san? —arqueó una ceja con intriga el de purpura, sin entender muy bien a lo que su hermano se refería.

—Si logro sacar algo de ahí, harás lo que yo diga —asintió sutilmente—, pero si no, yo haré lo que tú me digas.

Una sonrisa un tanto tétrica apareció en los labios de Ichimatsu, la idea no le parecía tan mala a sabiendas que podía hacer lo que quería con su hermano mayor si él perdía. La aceptó y se acercó junto con el otro a la dichosa máquina para dar inicio al juego.

—¡Muy bien! —exclamó enérgicamente Osomatsu y tomó la pequeña palanca que controlaba el gancho, insertó una moneda para dar inicio a todo—. A ver, a ver...

Ichimatsu le siguió con la mirada bastante interesado en lo que hacía, no quería perder detalles por lo que difícilmente parpadeaba.

No iba a lograrlo, eso fue lo que pensó el cuarto hermano pero para su sorpresa Osomatsu terminó agarrando un peluche que se le hizo muy familiar. Era parecido al pequeño gato que tanto tiempo le acompañaba, se enterneció internamente al saber que lo había obtenido.

—Agh...—se quejó por lo bajo el de purpura en tanto notó como su hermano sacaba el peluche de la máquina—. ¿Ahora qué?

Quiso parecer desinteresado cuando en realidad era todo lo contrario.

—Un beso —Ichimatsu abrió los ojos como platos al escucharlo—. Al gato, por supuesto.

Y sin meditarlo dos veces Osomatsu acercó el peluche al rostro de su hermano y terminó pegar el peluche a los labios del menor, el cual parecía estar bastante sorprendido y a duras penas digiriendo lo que estaba ocurriendo. Era un plan sencillo, sólo buscaba ver la reacción de Ichimatsu.

—¡Tú, qué crees que...! —estaba a punto de quejarse pero lo siguiente que hizo Osomatsu le dejó sin habla y con las mejillas ardiendo.

Osomatsu, luego de separar el peluche de los labios ajenos lo besó suavemente, en el mismo lugar que los labios de Ichimatsu habían tocado. ¿Acaso era un beso indirecto?

Ichimatsu sólo pudo chasquear los labios y encogerse de hombros en su lugar, no entendía los actos de su hermano pero lo que acababa de ocurrir había sido bastante vergonzoso.

—¡Haha! Eres adorable cuando te comportas así —admitió Osomatsu con una sonrisa en tanto abrazaba al otro por el cuello y lo invitaba a seguir con su caminata por la feria.

Misión cumplida, había obtenido lo que tanto quería luego de tanto tiempo. Definitivamente no borraría la expresión de Ichimatsu de su cabeza ni aunque su vida dependiera de ello. Estaba ansioso, ansioso por seguir descubriendo más y más facetas del cuarto hijo.

Hora de irnos, burazas...—susurró un Karamatsu que estaba escondido tras unos arbustos—. No hay más nada qué ver.

—¡Q-qu-qué! ¡Qué acaba de pasar! —Todomatsu aún parecía sorprendido y con la quijada casi en el suelo.

—¡Osomatsu nii-san e Ichimatsu nii-san se besaron, Totty! —exclamó un entusiasta Jyushimatsu con una sonrisa de oreja a oreja.

—Ah, por qué acepté venir con ustedes —Choromatsu en cambio los miraba extrañado.

Tal parecía que no volverían a seguir a sus hermanos cuando salieran de forma tan repentina.


[Sólo un beso, Osomatsu nii-san] [OsoIchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora