ONE

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El primer día creyó que era irreal, así como sus rubios cabellos de fantasía que contrastaba perfectamente con el blanco de su piel y el pálido rosa de sus labios. Su visión de lo bello le había dicho que ese chico lo era, a pesar de lo delgado de su cuerpo que contrastaba con un traje un poco más grande. Esa mañana no vio ni sus ojeras, ni su agonía.
Tal vez por eso SeHun no pudo decirle que no a ese rostro de angustia que al fin notó, y a la extraña petición de quien sólo conocía del ambiente profesional.
Sí, terminó su jornada para tomar las llaves de su chatarra sólo para llevar a LuHan, uno cegado por el estrés que producía lo rápido que avanzaba el mundo. Lo llevaría a algún lugar genial como había pedido. Era lo que hacía conduciendo por la carretera, cada vez más lejos de la vida urbana y la luz artificial. Él iba sentado en lugar de copiloto con la ventana abierta y diestra fuera deslizándose entre el viento.

¡Oh! Lucía tan bello bajo la luz de la luna, sus mejillas y nariz se colocaban rojas de la fría brisa nocturna, se le despeinada el cabello dándole una imagen más verosímil, más real.
Todo parecía real y no al mismo tiempo.
Sin darse cuenta comenzaba a respirar, a exhalar cada día. Las estrellas eran terapia, algunas se asomaban a pesar de las luces del auto; LuHan las observaba mejor con media cabeza fuera y los ojos frente al inmenso cielo.

Llegaron a su destino sin saberlo. Estacionó junto a un árbol en medio de no mucho. El hombre, aquel que era su única compañía caminaba con brazos extendidos luciendo más atractivo que nunca. No abrió la boca en momento alguno, pero le transmitió su sentir y recibió una sonrisa, sincera, relajada. Fue su primer diálogo.
Soñó con un beso imaginario que le dio el viento, encontró la paz y a la persona que le acompañaría desde entonces en la soledad que nunca quiso asumir.

Take me somewhere niceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora