Diecinueve: El regreso

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Veo a la mujer frente a mí, y sé que la he lastimado, pero realmente no quiero mentirle y prometerle algo que no puedo cumplir; ya tengo demasiadas promesas rotas en mi vida como para agregar otras tantas.

La conocí hace apenas dos meses gracias a Olga. Ella terminó con Marishka durante el primer año de universidad, y una larga fila de chicas habían desfilado por su habitación. Nuestra amistad era complicada en ese tiempo, estábamos en la universidad y teníamos que dividir el tiempo entre estudiar y reunirnos, agregándole a esto que si Olga y Marishka llegaban a verse, estallaba la guerra; tres años después aún no podían perdonarse. Olga le había puesto los cuernos; y aunque no estaba de acuerdo con su forma de ser, la respetaba e intentaba no involucrarme en sus problemas, y Marishka había aprendido a aceptar que nuestra amistad era algo aparte de su relación. Alex no formaba parte de su lista de conquistas y Olga decía hasta el cansancio que éramos perfectas la una para la otra. Al principio nos encontrábamos las tres para comer o ir a algún bar, hasta que hace unas semanas Alex me había pedido una cita y yo había aceptado; primero fue un café, luego una película; pero sólo eso, apenas me tomaba de la mano con confianza, no me presionaba, no me pedía nada, sabía esperar, y yo había considerado la posibilidad de intentarlo con ella. Sus ojos me miran fijamente con tristeza, sus labios forman un intento fallido de sonrisa.

Es increíble la velocidad con la que puede cambiar tu vida; unas cuantas palabras te regresan a un camino que considerabas distante.

Apenas unas horas atrás habíamos entrando al bar queriendo pasar un buen rato, platicar y conocernos un poco más. Alexandra había entrado a buscar una mesa mientras yo la esperaba en la puerta.

-¿Volkova?- me llamó alguien a mi espalda.

Me giré y me encontré frente a la morena que no veía desde que salimos de la preparatoria.

-¿Ana?-

-La misma, ¿cómo has estado?- preguntó saludándome con dos besos en las mejillas.

-Bien, gracias-

-Te ves bien, el cabello largo te queda genial-

-Nena, ahí hay una mesa libre.- dijo Alex tomando mi mano. –Hola- saludo a Ana con cortesía.

-Ana, te presento a Alexandra; Alex ella es Ana, una compañera de la preparatoria- la presenté, no como mi amiga, porque no lo era, ella había sido amiga de Lena y únicamente de ella.

-Un gusto- dijo Ana tomando la mano de Alex.

-Por qué no pides algo y enseguida voy- dije dándole a entender que nos dejara a solas; y Alex entendió de inmediato.

-No tardes- dijo dándome un beso en la mejilla.

-¿Te apetece un trago?- me preguntó Ana y yo la seguí hasta la barra.

-¿Y tú como has estado?- pregunté por cortesía aunque en realidad no estuviera interesada. Quería terminar rápido con ese encuentro que me traía tantos recuerdos y regresar a mi cita.

-Pues no me quejo, acabo de terminar leyes y ya tengo un contrato con un buen bufete.-

-Que bien-

-¿Es tu novia?- preguntó haciendo una señal con su cabeza hacia la mesa donde Alexandra me esperaba.

-No, apenas estamos saliendo- respondí.

-Supe que te mudaste-

-Sí, en cuanto salimos me fui a vivir sola; pero regresé a casa de mis padres ¿cómo supiste?-

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