La Decepción

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En el otoño del 2015, James, de 15 años, saltó de felicidad al ver que al fin sus padres le habían dado el permiso de viajar a visitar durante algunos días de vacaciones a su amigo Fred Rutherboid. Era un panorama muy entretenido, porque la familia de Fred era muy agradable, pero lo mejor sin duda era compartir con su amigo a quien no veía desde el verano pasado.

De vez en cuando cerraba los ojos y lograba viajar esos más de 3000 kilómetros que los separaban y podía verlo jugar con sus amigos del barrio, eso lo entretenía muchísimo.

¡Ah! Aclarar eso de que cerraba los ojos y podía viajar: No, no estoy soñando, ni tampoco estoy loca, lo que pasa es que James tenía algunas cosas medias paranormales, cosas que yo no creía hasta que me tocó presenciar en una oportunidad algo espantoso, pero bueno, mejor más adelante les contaré.

Pasaron los días y llegó el momento en que James se subiría al avión que lo llevaría desde Chile hacia Brasil para encontrarse con su amigo.

La familia Rutherboid completa esperó a James en el aeropuerto, y cuando lo vieron llegar lo recibieron con gran cariño. Se fueron directamente a su casa donde tendrían un gran almuerzo de bienvenida, pero algo extraño pasaba: Fred estaba distinto, casi no le hablaba. James pensó: "¿Quizás está nervioso?" Y lo dejó pasar.

Cuando llegaron a la casa de los Rutherboid, Fred continuaba con la misma actitud hacia James, pero era extraño, ya que solo estaba atento a una pantalla de celular donde veía que su amigo movía los dedos a una velocidad impensada para él, ya que apenas sabía ocuparlos, no porque no tuviera, sino más bien porque no le llamaba la atención la tecnología... debe ser por esos poderes paranormales que les hablé al principio, me imagino.

En un intento de acercarse se dio cuenta de que su amigo hablaba con una persona de nombre "Clarise", y lo primero que pensó fue: "¿Cómo se dirá: Claris o Clarise?" Luego volvió en sí y dijo en su mente: "Eso da lo mismo, lo importante es saber de qué hablan tanto". Allí le dijo a Fred:

- ¿Es tu novia? -a lo que él le contestó solamente con una mirada de desagrado, lo que dejó a James en una absoluta incertidumbre, sin saber ni entender nada, y estuvo así hasta que llegó la tarde.

Fred dijo a sus padres que saldría un momento fuera de la casa y su padre le indicó:

- ¿Podrías llevar a James?

-Voy y vuelvo pronto, no me demoraré mucho -contestó Fred.

James presenció todo lo ocurrido y simplemente guardo silencio.

Al pasar unos minutos desde que Fred salió de su casa, James cerró los ojos para visualizar en qué lugar estaba su amigo, y fue muy triste lo que vio: Fred estaba en un parque sentado con Clarise, y no paraba de conversar y reír como un bobo de todo lo que se le viniera a la cabeza. Ella le preguntó por su amigo y le dijo:

- ¿Pensé que vendrías con James? Me encantaría conocerlo.

-No me hables de ese James, él no es mi amigo.

James no entendía nada, no entendía por qué su amigo hablaba así de él, si nunca le había echo nada para que él se sintiera mal. Cerró los ojos y esta vez para dormir.

Al siguiente día los padres de Fred salieron, y quedaron solos con James en la casa. Él trato de hablarle para ver si podían solucionar lo que estaba pasando, pero Fred seguía aferrado a su equipo móvil sin siquiera darle la posibilidad de entablar la más mínima conversación.

De repente Fred contestó un llamado, y se escuchó:

-Salgo enseguida. No lo soporto más -James no dijo nada y lo dejó ir.

Esperó unos minutos y cerró los ojos para visualizar a su amigo. Esta vez estaba con Clarise y otros tres chicos más, pero cual fue su sorpresa al oír que les decía a sus amigos:

-Ese bobo que está en mi casa y dice ser mi amigo, nunca más me llamó desde el verano pasado -agregó-. Ahora entiendo lo que decían los amigos que tenía antes, y que lo conocían en verdad, ellos tenían razón: es raro, realmente es muy raro -guardó un silencio-, quiero que se vaya de mi casa.

Fred sabía sobre algunas de las cosas que podía hacer James, ya que él mismo se las había contado, y le prometió que nunca contaría de esto a ninguna persona, ya que James siempre sufrió de malos tratos, o simplemente miradas burlescas de parte de las personas que lo conocían, y a pesar de ello le contó todo a sus amigos en el parque.

James escuchaba mientras Fred hablaba y el resto se reía.

En el corazón de James comenzó a nacer un sentimiento extraño, algo que nunca había sentido antes en su vida, y que no le gustaba. Era un sentimiento que si lo pudiéramos nombrar como una receta sería algo así: Unas cucharaditas de pena, dos tazas de rabia y una pizca de odio. ¿Sabes cómo se llama este sentimiento? Decepción, sí, ese es su nombre y para James era nuevo, y no le gustaba.

Era ya la noche, incluso los padres de Fred ya habían llegado a la casa y estaban muy molestos porque Fred había salido, y dejado nuevamente solo a su amigo James.

Escuchó el sonido que hacen las llaves al abrir una cerradura, y su corazón palpitaba tan rápido que pensó que podría salirse del pecho.

Al entrar Fred, lo primero que recibió fue una gran llamada de atención por parte de sus padres. A lo que él en silencio simplemente esperaba que en algún momento a sus padres se les acabaran las palabras y pudiera subir a su habitación. Llegó ese momento 25 minutos después de un gran sermón.

James golpeó la puerta de Fred y él no respondió nada. Por lo que decidió entrar, se acercó a Fred y le preguntó:

- ¿No estás contento con mi visita? -Fred levantó la mirada y sin decir nada solamente esbozó una sonrisa, pero no era la sonrisa que James hubiese querido ver: era una sonrisa de burla. Ahí James habló:

-Vine a verte prácticamente a diario para saber cómo estabas, y tú dices que nunca me preocupé de ti ni que tampoco te hablé. Pero sí lo hice. ¡Sí lo hice! -Fred simplemente levantó su mirada y volvió a bajarla. Dando a entender con esto que no le creía nada a James.

El sentimiento de la decepción se apoderó de James, y este se abalanzó sobre Fred diciéndole:

-¿Quieres sentirme? ¿Quieres que te hable? ¿Querías saber de mí? -por cada pregunta daba cientos de golpes en el rostro de Fred. La decepción ya a estas alturas quitó toda la cordura que existió en la mente de James y Fred, simplemente frente a este ataque no logró defenderse, lo único que pudo hacer es decirle a James:

-Siempre fuiste un enfermo.

Esto sacó lo peor de James, quien sin dudarlo apretó el cuello de Fred hasta más no poder.

Los padres de Fred escucharon unos gritos pero cuando llegaron a la habitación de Fred ya era muy tarde: su hijo, su único hijo había fallecido en manos de quien se suponía era su amigo.

James estaba sentado en el suelo y no paraba de balancearse de un lado a otro. Llegó la policía pero no pudo hacer nada, era imposible mover a James de ese lugar. Por lo que la única opción fue llamar a un equipo médico que pudiera hacerlo dormir con alguna inyección de esas especiales, y de esta manera lograr que este lamentable episodio terminara.

Ya han pasado 3 años desde que Fred murió, y yo Clarise, soy la única persona que visita a James en el manicomio. A veces James tiene momentos lúcidos y logra contarme la historia de amistad con Fred, pero son solo momentos, ya que luego comienza a balancearse de un lado a otro y dice sin parar entre sollozos:

-Fred perdóname, soy tu amigo.


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