Prólogo.

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"Una cena para establecer lazos con la Familia Woodgate". Aquellas habían sido las palabras del empresario Collingwood, dueño de las acciones de media industria en Inglaterra. Claro que la pequeña de 4 años de edad apenas lograba entenderlas, pero tenía entendido que aquella cena era muy importante para su padre, puesto que después de ello, su madre se había vuelto loca buscando algún vestido y peinado adecuados para la pequeña y para su hermana.

El moño en su cabeza cayó en el suelo luego de haber intentado acomodarlo por cuarta vez en sus apretados rizos sujetos por una liga. Horas antes, su madre había hecho aquel peinado, repitiéndose más de una vez que tenía que estar perfecta, pues la Familia Woodgate no permitía errores. Después de eso, su madre le había entregado el vestido abombado de la parte inferior, como cualquier vestido típico de una niña, y sus palabras habían sido tan duras que London sabía que debía seguirlas al pie de la letra. Y ahora se encontraba frente al espejo que era más alto que ella misma, tratando con todas sus fuerzas de colocarlo sin tener mucho éxito, sabía que se le acababa el tiempo, y eso hacía que entrase en pánico pues tenía consciencia de que su madre más tarde vendría para reprenderla por tardar demasiado.

London subió nuevamente al pequeño banco frente a ella y miró su reflejo, para tener 4 años aquella niña era muy bella, sus ojos de color verde brillaban de inocencia y pureza, como la de cualquier niño, solo que ese brillo era un tanto diferente, no habían muchas cosas que lograran apagarlo. Sus manos habían tomado el moño e hizo su quinto intento al colocarlo, deshizo un par de sus rizos muy bien sujetos, y al fin lo logró, lo que hizo que plantara una amplia sonrisa de victoria en su rostro aunque tendría que ver más tarde como reparaba aquellos rizos sin que su madre se diese cuenta. Tiempo después, bajó del pequeño banco y caminó por el piso cubierto por una alfombra hasta llegar a una cama un tanto grande para alguien de su edad que solo ocupaba un pedazo, sus diminutos pies colgaron mientras esta los balanceaba jugando con ellos a espera de su madre y la noticia que era la hora de irse, esperó tanto que sus piernas se entumecieron. Se negó a acostarse porque aquello arruinaría su peinado, tiempo después su nana llegó, su madre seguramente estaba repasando el discurso de presentación de su hermana mayor, la pequeña había escuchado varias veces ya que su madre exigía a su hermana conquistar al mayor y único varón de la Familia Woodgate, London solamente iba para jugar con las pequeñas hijas del señor y aparentemente mejor amigo de su padre, nunca había conocido al mayor de ellas ya que este nunca estaba gracias a sus miles de actividades.

Cuando su nana le ayudó a subir al automóvil London se sintió aliviada, miró su vestido esperando a su hermana y su madre pues su padre ya se encontraba dentro, y una vez que subieron su pequeño corazón empezó a tamborilear en espera a que el automóvil avanzara, éste lo hizo, la pequeña soltó un suspiro y repasó mentalmente la lista de cosas que su madre le ordenó que hiciera. Para tener solo 4 años, y su hermana siendo solo 3 años mayor que ella, su madre solía ser muy controladora, solo dejaba que la pequeña London jugase con las hijas menores de la familia que irían a visitar, pero su hermana mayor no corría la misma suerte, al ser mujer y al ser quien heredaría los grandes negocios de la Familia Collingwood su madre decía que todo lo que hacía debía ser perfecto desde esa edad, así no podría estar más tarde en la mira de los reporteros.

Fijando sus brillantes ojos color verde en la entrada de la mansión Woodgate, London tomó con ambas manos su vestido, alzándolo lo suficiente para no caer y bajó del auto con ayuda de su padre, éste le dedicó una sonrisa tranquilizadora como siempre lo hacía cuando sabía que su hija menor estaba nerviosa, y para esta pequeña, su padre era como un súper héroe, siempre cuidando de ella y de su hermana y estando al pendiente por si les faltaba algo. Después de eso, su hermana y su madre la siguieron, claro que su madre no se fijó en si London se encontraba presentable antes de caminar a la puerta de entrada, aquella solo clavó su vista en su hermana mayor revisando cada detalle de su vestimenta, Melissa por su parte, acomodaba una y otra vez su vestido que era menos infantil que el de la pequeña, o eso había dicho su madre.

Trying not to love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora