17. Boxeo.

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El fin de semana pasa más rápido de lo que esperábamos, convirtiéndose así en uno de los mejores de mi vida. Después de la maravillosa noche del sábado con Hendry, decidimos quedarnos en la cabaña lo que quedaba de fin de semana. Cuando llegó el domingo por la noche, tuvimos que separarnos para volver a cada uno de nuestros respectivos hogares. Sinceramente, me costó demasiado ya que me había acostumbrado a estar las 24 horas junto a él, a su aroma, a sus besos y caricias, y sobretodo a sus sonrisas, que son claramente una debilidad para mí.

El lunes marca el inicio de la semana, y para nuestra desgracia tenemos que acudir al instituto para dar todas y cada una de las clases del día, y no para celebrar fiestas, tal y como ocurrió hace un par de días con el Baile de Otoño.

Como cada mañana, Hendry está esperándome en la puerta del instituto. No tardo mucho en reconocerle, ya que como siempre, se encuentra fumando un cigarrillo apoyado en su adorada motocicleta.

-Hola.-Digo ligeramente hasta acercarme al chico, mostrando mi mejor sonrisa.

-¿Por qué tan feliz?-Me pregunta Hendry tras soltar por la boca el humo de su cigarrillo.

-Mmm déjame pensar.-Respondo y hago un pequeño parón para pensar mi respuesta.-Tal vez sea por el estupendo fin de semana que he pasado.

-¿Sí?-Pregunta el chico con una sonrisa-Qué suerte ha tenido el chico con el que pasaste todo el fin de semana.

-Demasiada suerte... pero más suerte tengo yo de tener un novio que me lleva a sitios increíbles.

En ese momento, Hendry tira lo que queda de su cigarrillo al suelo, para así, juntar sus labios con los míos, haciendo que nos fundamos en un beso muy buscado con sabor a tabaco y a menta.

-Cassie, eres genial.-Susurra jadeante el chico, y tras esto, deposita un tierno beso sobre mi frente.

Tras finalizar el beso, decidimos que va siendo hora de entrar a clases, ya que hace un par de minutos que la sirena tocó indicando el inicio de éstas.

Al llegar a nuestra aula, Hendry y yo nos dirigimos a los pupitres que se encuentran al fondo del aula y que tanto nos han unido. Tras sentarnos, nos disponemos a pasar una eterna hora de literatura a manos del viejo profesor James.

No tardo mucho en comenzar a aburrirme, por lo que decido divertirme un poco con mi compañero de pupitre. Poso mi pequeña mano sobre su muslo, y poco a poco voy subiendo mi mano por éste. No dudo en mirar el rostro de Hendry, el cual se encuentra totalmente erguido y muy sorprendido.

-Cassie, creo... creo que este no es el momento para estas cos...

-Chss, chss. Cállate.-Le ordeno al mismo tiempo que interrumpo a sus palabras.

Mi mano continúa avanzando por sus pantalones, hasta que llega a un gran bulto, que por lo visto solo puede crecer más cada vez.

-Cass, por favor para.-Me susurra Hendry al mismo tiempo que se remueve en su silla totalmente inquieto y que tapa su rostro con sus manos tatuadas.-Ya has demostrado que has ganado el primer asalto.

Las palabras del chico hacen que mi rostro se llene de una enorme sonrisa.

Al cabo de unos minutos decido cesar mi acción haciendo así que acabe la gran tortura del chico, ya que no quiero que el profesor James se fije en nosotros, que gracias a las reacciones de mi novio es bastante fácil.

-Ya seguiré con esto, te lo aseguro.-Le comento a Hendry.

-La próxima vez seré yo quién empiece, ya verás.-Me susurra el chico con una sonrisa de lo más maliciosamente posible.

No me llames más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora