Prólogo: La noche.

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2 de Noviembre 1905.
Hospital del Centro.

La puerta, la puerta no deja de tronar, debe estar podrida, un hospital del siglo XV, patético puertas viejas como la muerte.
Tic-Tac, Tic-Tac, maldito reloj, creo que alguien debería informarle al director del Hospital que existen artilugios más modernos.
Diablos, estamos en el siglo XX y en el hospital seguimos durmiendo las enfermeras en camas que a mi parecer son solo resorte, no es normal, este hospital tiene algo extraño, muebles, camas, relojes, lámparas, todo viejo, yo sigo sin entender cómo acabé aquí, desde el asesinato de mi padre para mi mamá solo he sido un estorbo, y claro su opción más fácil fue mandarme a un curso de enfermería y después ponerme en un hospital viejo.
¿Que chica de 19 años se la pasa encerrada en un hospital?
Una con Cancer, yo no tengo Cancer.
Miles de preguntas se formulan en mi mente mientras trato de dormir.
Una corriente de aire helado paso por encima de mi, mi piel se puso como la de una gallina y yo solo tome aire, en ese momento sentí que no respiraba, sentí mis labios y estaban secos como los de un muerto, lo único que hice fue taparme con las sabanas y cerrar los ojos hasta poder dormir.

Una navaja, es lo que veo, el llanto de un bebe, de 10 bebes, la sala de incubación, la piel de ellos tan suave y vulnerable, ni siquiera tienen tanta sangre como creía, todo es tan pequeño dentro de ellos.
Ayuda, sangre, sangre.
Tic-Tac, Tic-Tac, el reloj sigue sonando sin parar.

Abrí los ojos asustada y con miedo volteo al reloj y está por dar la hora para que todos se despierten, y yo, bueno, no creo que pueda volver a dormir.

-María.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2016 ⏰

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