Abraham Mateo un chico que vivía la vida al máximo como cualquier muchacho de 18 años, vive con su abuela Dolores en España. No tiene familia o es lo que el creé, es un chico calmado y estudioso sueña con ser un gran empresario en un futuro, es el...
Llegué a la cafetería a donde estaban todos mis amigos pensativo y nervioso:
—¿Pues donde estabas Mateo?—Cuestionó Alonso
—Ya nos estabas preocupando, te perdiste 30 minutos!—Agregó Luis sonriente
—Ya ya hombre, estuve con la chica que vino a buscarme— contesté nervioso
—Si, y por eso estas arañado del cuello—Río Marco
—¿Yo? No es cierto—Agregué nervioso y checando mi cuello con el móvil
—Nada bueno estuvuviste haciendo, mira nadamas las pintas que traes—dijo Alonso riendo
Me miré a mi mismo y era verdad, mi ropa estaba arrugada y desarreglada junto con varias manchas de aceite del piso seguramente en donde puse la ropa. Debo ser más cuidadoso
Tocaron el timbre en anuncio de la entrada al salón y puse mi mente en blanco... Esto no me afectaría para nada.
2 Meses después:
Me levanté por los malditos rayos del sol. Con una Jaqueca horrible me dolia la cabeza había pasado los últimos meses de fiesta en fiesta todas las noches y claro como sin alcohol no hay diversión pues... Me levanté de la cama directo a la ducha sin previamente elegir la ropa. Me tardé poco pues iba tarde a la universidad. Me salí y elegí:
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Me peiné y bajé hacía la salida de mi casa y me fui directo a la universidad no quería de nuevo una regaño de mia abuela.
Han pasado dos meses desde que regresé a la universidad. Todos ahora me respetan me he hecho respetar desde que volví me conocen como el chico malo de la escuela por como trato a las personas supongo. Las chicas me adoran todas me quieren en su cama pero no es tan sencillo tenerme como ellas creen si he estado con muchas chicas pero ellas saben las reglas del juego:
1- Nada de sentimientos
2- Nada de compromisos
3- si te vi no me acuerdo
Solo esas tres reglas eran necesarias para tenerme con ellas. Claro y algunas personales que nunca se dicen. Ellas tenían perfectamente claro que conmigo solo era sexo y nadamas que eso, Era como un sapo saltaba de cama en cama pero era una vida buena pese a lo que mis amigos o abuela dijeran .
Iba caminando por el pasillo cuando me tropecé con un idiota:
—Fijaté por donde caminas torpe—grité
—Lo siento, disculpame—decía el chico atemorizado
—Idiota—dije mientras me marchaba
En cuanto a la relación con mis amigos había empeorado, casi no hablabamos sus madres me consideraban un mal ejemplo para ellos. Y si la verdad es que yo era un mal ejemplo para cualquier persona.
Estaba prácticamente solo como en el inicio. Pero no tanto las chicas nunca me dejaban así que no era del todo soledad.
Me paré en la entrada de la cafetería y saqué un cigarrillo de mi mochila lo encendí y lo levé a mi boca ihnalando y después exhalando el humo. Me relajaba tanto de la nada Jade llegó me quitó el cigarro:
—¿Por qué te haces daño a ti mismo?¿ No sabes a caso los daños que provoca esto?—dijo tirándolo al piso y apagandolo con el pie
—¿Y a ti que te importa? ¿Qué más te da lo que yo haga con mi vida?—contesté molesto
—El que tú no me quieras cerca, no quiere decir que yo ya te haya olvidado
—No empieces de nuevo por favor—dije sin mirarla
—¿Cuando vas a entender que de verdad me importas?
