Capítulo 4

371 29 14
                                    

Holaaa! Ahora les dejo este nuevo capítulo, pero por favor lean lo que les dejo al final. Perdon por hacerlos esperar, y gracias por los votos y los comentarios. 

:)

Capítulo 4  

Luego de inscribirme en el club de caridad, recorrí el lugar evitando a los profesores.

Caminé hasta el edificio de los chicos y tomé el ascensor hasta el piso 4, donde se encontraba el cuarto de mi hermano menor, Wess. Él cursaba tercer año y era un completo mujeriego.

En el elevador estuve con un nerd que me miraba con lasciva. Ese hecho me sorprendió, ya que yo estaba usando un pantalón de polar rosa con globitos blancos, y un buzo de lana tejido por la tía Clea, que por cierto, me quedaba excesivamente grande.

—¡Hola hermana! —saludó el menor de los Sullivan abriéndome sus puertas. Lo abracé (tuve que ponerme en puntas de pie, mi altura rozaba el metro sesenta), y entré a el lugar donde aparentemente pasó un huracán. Finn, el mejor amigo de Wesley, jugaba a la PSP tirado en su cama, tan entretenido que no me notaba—. ¿Qué te trae por aquí?

—Quiero una tele con Xbox en mi cuarto —supliqué. Él asintió y sacó de debajo de la cama una maleta lo suficientemente grande para que entraran mis pedidos—. Gracias —dije con una sonrisa triunfante y me marché de esa habitación con el paquete en mano.

Durante el camino a mi cuarto, todos me miraban preguntándose por qué demonios transportaba un equipaje tan grande. A  mí me importó una mierda. Cuando llegué a mi destino, lo primero que hice fue armar las maquinas, que quedaron a la perfección escondidas dentro de un placar.

Esperé a que se hagan las 8:30 de la noche para despertar a Charlie, que seguía durmiendo como un tronco.

—¡Sorpresa! —grité apuntando a la pantalla plana de 32 pulgadas.

La miró impresionada y sonrió.

—Bueno, bella durmiente, ya es hora de que nos preparemos para ir a cenar.

Ella se sacó el uniforme y se vistió con unos pantalones bordó y un buzo gris. Se calzó unas converse negras y se abrigó con una campera de cuero que le llegaba justo por debajo de la cintura. En cambio, yo me puse lo más simple que tenía: unas calzas negras, un sweater blanco y las botas esquimales. Estaba segura de que mi cabello era un desastre, y ni hablar de mi maquillaje; pero no quedaba tiempo para arreglar nada. Juntas caminamos hacia el ascensor, que se encontraba atestado de chicas. Busqué con la vista a alguna de nuestras amigas, pero brillaban por su ausencia. Probablemente ya se encontraban en el comedor.

En trayecto lo pasé hablando con Juno, la mejor amiga de Liam, que estaba en el club de caridad. Era, probablemente, la persona más buena que conocía. Delicada, paciente y hermosa. La envidia de muchas. Lo más curioso de todo, era que ella era la melliza de James King. Por decir en pocas palabras, la consideraba una de las pocas chicas con cerebro que pertenecía a ese gran grupo conocido como “Aquí-están-solo-los-lindos-y-adinerados”.

El sistema de comedor era bastante raro. Ellos nos asignaban lugares. Supuestamente, de esta forma conocíamos a otros compañeros. Eran mesas para 10 personas y designaban a 2 alumnos de cada curso. En la puerta del salón, estaban nuestros nombres y la mesa asignada.

—¿Cuál te tocó? —pregunté a Charly.

—42, ¿A ti?

—67  —contesté disgustada.

Caminé por entre las mesas redondas hasta llegar a la que me habían determinado y me senté en una silla donde decía mi nombre.

A lo lejos vi a mi mejor amiga sentada con un chico que ya había visto antes. Era el de la mirada lasciva en el ascensor; ella parecía aterrada. Gwen charlaba animadamente con dos chicas que no conocía. Ashley y Betty estaban juntas. Cher coqueteaba con uno de quinto. Y Les reía con Casandra.

Todos contra todos: La batalla recién comienza - PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora