La luz de la luna cubría las temerosas almas de la ciudad, mientras la nieve caía y enfriaba cada vez más las calles. Un grito, quizás dos, se escuchó a lo lejos. Nadie parecía sorprendido. Un anciano entristeció su rostro, un mocoso tembló, y todas las personas con suficiente inteligencia voltearon la cara y se alejaron del lugar, o simplemente ignoraron los gritos de terror. Nueva York se había convertido en una ciudad apagada y sombría, con calles sucias y rascacielos maltratados, la sensación de seguridad de los ciudadanos se había desvanecido totalmente. Un joven desesperado y harto de tal situación decidió hacer algo al respecto. Se acercó al lugar de donde los gritos provenían. Dos hombres, una mujer y un chiquillo tirado en el piso, muerto. El joven no pudo creer lo que sus ojos estaban presenciando. El hombre más robusto la agarraba de los cabellos, empujando su boca hacia sus miembros descubiertos, mientras que el otro le bajaba la falda que tenía puesta. Eran desagradables. Uno de ellos se dio cuenta de la intromisión del muchacho y sin ningún tipo de remordimiento le dijo que se largara del lugar. El muchacho tenía miedo, miedo de hacer alguna estupidez y de arruinar su vida. Agarró una tubería y le asestó un fuerte golpe en la cabeza al más delgado y que parecía mas débil y el malhechor cayó, con la cabeza sangrante y pegando un grito. El más robusto no vaciló y empujó a la mujer hacia un lado acercándose al valiente, pero estúpido muchacho. El intentó defenderse con la tubería, así dándole un golpe en el estómago al perpetrador del lascivo acto. Pero este no cayó, sino que agarró fuertemente la tubería y se la quitó al joven justiciero. Luego, procedió a hacerle puntapié y a patearlo repetidas veces. Su boca sangraba y sus ojos se llenaron de lágrimas, el intentó cambiar algo, pero lo hizo de una manera insensata y ahora iba a morir. El compañero del hombre robusto se levantó y se dispuso a patear junto al otro al muchacho que yacía en el suelo. De repente, un sonido de fuego y velocidad interrumpió la escena. Los criminales levantaron la cabeza y se espantaron. Intentaron correr pero algo los atrapó y no quedaron más que sus chamuscados huesos en el suelo. Entonces, el joven justiciero logró levantar la cabeza para ver a su salvador. Una armadura robótica que adentro contenía a un famoso piloto cuyo nombre no podía recordar, pero que se recordaba que hace mucho era un héroe. Abrió su boca para recitar las santas palabras de agradecimiento pero la mano robótica se movió hacia su cabeza y una luz empezó a emanar de esta. El muchacho comprendía lo que estaba sucediendo y sus ojos empezaron a llenarse aún más de lagrimas.
El rayo se disparó y toda la escena se llenó de sangre. Y la armadura con adentro el desalmado piloto escapó de aquel lugar como un rayo. La gente empezó a acercarse y a auxiliar a la señora mientras que otros empezaban a limpiar. Era el momento de limpiar, nadie más iba a hacerlo.
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Infierno
Mystery / ThrillerMuchos años tras la aprobación de una polémica reforma al gobierno que dejó a nuestra sociedad resquebrajada, un grupo de valientes personas se levanta para acabar con la enorme guerra que amenaza con destruir al mundo entero. Aunque intentar levan...