Habían pasado nueve años desde que Adler Cooper conoció la verdad sobre sus padres. Habían pasado nueve años desde que aquel chiflado de la gasolinera había gritado a Adler: "¡Tienes que irte, Adler! ¡Ve a Bónum Dómum! ¡Solo alguien como tú podrá entrar! ¡Sálvale, Adler! ¡Corre! ¡Corre, Adler!"
Aquellas palabras habían sonado en la cabeza de Adler durante aquellos nueve largos años. Ahora, ya con veinticinco, Adler seguía preguntándose quién era aquel viejo que encontraron en la gasolinera años atrás y a quién diablos tenían que salvar. Al parecer, aquel viejo sabía quién era Adler, pero el chico de dieciséis años no consiguió reconocerle aquel día en la gasolinera. Sin embargo, Adler averiguó tarde o temprano qué era "Bónum Dómum", ya que el hermano de dieciséis años y la hermana de diez de su mejor amigo Ryan iban allí los cinco primeros días de la semana durante ocho horas diarias. Os preguntaréis que hacían un adolescente y una niña durante cuarenta horas a la semana en este lugar de extraño nombre. Pues veréis, era una escuela, pero no como una escuela normal. Era un colegio de magia. John y Jane Gretsch, los hermanos de Ryan, no eran los únicos magos de la numerosa familia: el padre, Nelson Gretsch, contaba con estos dotes mágicos también, pero al casarse con una mujer no maga llamada Alissa Gretsch decidió apartar la magia de su vida. El matrimonio de los Gretsch tuvo cuatro hijos, a los que llamaron Ryan, John, Peter y Jane, aunque solo dos de ellos contaban con poderes mágicos. Nelson y Alissa recibieron un par de visitas de un extraño personaje cuando sus dos hijos peculiares cumplieron los siete años. Este hombre les dijo que la joven Jane y que el pícaro John podrían ir a estudiar a la escuela de magia Bónum Dómum una vez pasado el verano después de haber cumplido los siete. Su madre Alissa no estaba muy convencida, pero Nelson siempre quiso que sus dos hijos estudiaran en el mismo colegio en el que estudió él cuando era niño como ellos. Así que eso hicieron los dos jóvenes magos de la familia, una vez cumplidos los siete años fueron enviados a la fantástica escuela de Bónum Dómum.
Nelson, el mago adulto de la familia Gretsch, era padre de estos cuatro hijos y era el que más poder tenía de todos. Aunque si es verdad que guardó muy bien el secreto de que era mago durante su vida de casado con Alissa, ya que toda su familia se enteró de ello cuando su hijo John a la edad de siete años descubrió que también poseía dotes mágicas. Ni siquiera su mujer Alissa lo sabía (cosa que la enfadó un montón). Y aunque Nelson fuera mago y hubiera estudiado en Bónum Dómum cuando era joven, ejercía una profesión normal y corriente como cartero en Monaghan.
El mismo año en que Adler y Ryan vieron a aquel viejo chiflado en la gasolinera, los Gretsch recibieron la visita del hombre que les desveló que su hijo John era un verdadero mago y que debía acudir a un colegio de magia llamado Bónum Dómum en el Norte de Irlanda. Nada más enterarse de las peculiaridades de John y de su padre Nelson, Ryan quedó con Adler para contarle todo lo que sabía acerca del nombre Bónum Dómum.
A pesar de descubrir que aquel extraño nombre pertenecía a una escuela de magia irlandesa, Adler aún tenía muchas preguntas sin resolver: si él era un mago, ¿por qué no recibió una vez cumplidos los siete años la llegada de un hombre que le informara de que poseía poderes mágicos para que pudiera haber ido a Bónum Dómum? ¿Por qué Nelson Gretsch nunca había contado a su familia que era mago? Ahora Adler tenía veinticinco años, pero parecía que el tiempo se hubiera detenido desde que el hombre viejo apareció aquel día en la gasolinera...
Entonces llegó el diez de junio. El primer día de vacaciones de verano para todos los niños y adolescentes irlandeses. El cumpleaños de su mejor amigo, Ryan Grestch. El día en el que saldrían a la luz muchos secretos.
Todo empezó con un grito a altas horas de la mañana. Adler se levantó de la cama sobresaltado y empapado de sudor. Aquel grito le había puesto la piel de gallina. Por el tono habría jurado que se trataba del grito de una mujer, y parecía provenir de la calle. Adler se levantó de la cama y se asomó por la ventana con las rodillas apoyadas en su rechoncha almohada. Cerró los ojos, cegado por la luz de la mañana, y cuando los volvió a abrir vio en el jardín de una casa a una mujer gorda como un tonel que vestía un vestido verde botella y cuya manguera se había enroscado en su gigantesco pie derecho mientras salpicaba agua en todas direcciones. Adler la conocía: era la señora Bridget, un demonio de mujer. Siempre estaba chillando y gritando, y cuando no hacía ninguna de estas dos cosas se dedicaba a cotillear y a marujear con otras mujeres de la urbanización. Se había ganado la fama de "la cotorra irlandesa" y todo el mundo sabía que era la mujer más cotilla y exagerada de "Cluain Lorcain" (por no decir de todo Monaghan).
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ADLER COOPER 1 : y el Misterio de la Espada Desaparecida
Teen Fiction"Adler Cooper y el Misterio de la Espada Desaparecida" es el primero de una serie de libros de magia, romances, aventuras y fantásticos giros de trama que harán que te enganches a la historia desde el primer capítulo. El primer libro cuenta la histo...