Enid una chica de 16 años recién cumplidos. Joven con una vida por delante. Agregando una aventura más en su vida. Al fin su sueño de viajar sola se haría realidad. Después de todo no tan sola, sus dos mejores amigas la acompañarían. Ella sólo sonreía por la idea de que Judith y Anna estarían con ella. Ellas siempre estaban juntas como en la buenas y las malas.
Siguieron su camino hasta el aeropuerto en un taxi. Platicaban eufóricas todo lo que harían haya, en una playa virgen. En unos instantes ya estaban frente a la gran estructura de metal y cemento llamado aeropuerto. Se podía oír los aviones despegar y aterrizar, las familias corriendo porque se retrasaron, las parejas tomadas de las manos y con maletas en las manos. Todo lo que se podía apreciar en esta vida. En su mente vagaban los pensamientos de a donde podría ir y con quién o sola. Lo único que ella no sabía era que sería su último viaje en su vida. Por su cabeza nunca pasó esa idea.
Pasaron entre la multitud. Se formaron en la fila para la revisión de maletas. Podían ver cómo iban por la banda eléctrica hasta que desaparecían en la caja con rayos x. Los policías asentian cada vez que una maleta salía y desaparecía una vez más por unas cortinas.
Siguieron caminando tranquilamente hasta llegar a la sala de espera. Se sentaron en las incómodas asientos de metal. Una vez sentadas Enid miró con desconfianza a todos lados. Nada. Anna estaba con la mirada en su celular. Mientras Judith miraba impaciente la entrada, como si esperará a alguien. De un momento a otro se le iluminó la mirada. Enid volteo a ver con discreción, no notó nada fuera de lo normal. Lo que ella no sabía es Judith invitó sin avisar a sus padres ni a los de sus amigas a tres chicos. Buenas amistades de ellas. Venían sonrientes con sus maletas a los lados, llegaron justo a lado de ella. Enid posó una mirada incómoda. Judith se paró de su silla de un gran salto.
-¡Llegan justo a tiempo!- dijo estrechando sus manos.
-Anna y Enid, les presento a Andrés, Castiel y Joe.
-Mucho gustó- dijo Joe a ambas chicas, tenía el cabello negro azabache y sus eran color chocolate.
Enid apenas despegaba la mirada de Castiel. El era un chico de cabello castaño claro y unos ojos cafés verdosos. El la miró de reojo sin prestarle mucha atención. Andrés sonreía y se acomodaba su cabello rubio.
Oye un chasquido. Despertó de su trance.
-Hola, mucho gusto. Yo soy Enid.- dijo rápidamente en lo estrechando sus manos.
-Mmm, hola- dijo Castiel un tanto incómodo.
Enid de nuevo lo había arruinado, otro chico que la creía que era una acosadora. Pero que podía ella hacer. Fue flechada al instante con el castaño.
-Bueno ahora que ya se conocen -alargo Judith- vamos que nos deja el avión.
Todos agarraron sus maletas. Andrés el chico con unos hermosos ojos miel. Le ofreció ayuda a Anna, inmediatamente ella se puso colorada. Pero aceptó con una tímida sonrisa.
Caminaron hasta la edecán que estaba parada frente a la entrada del vuelo. Tenía un elegante chaleco azul marino y unos pantalones sastre del mismo tono, tenía una coleta relamida con bastante crema para peinar. Les mostraron sus boletos. La edecán los tomo delicadamente y le puso un sello con tinta roja.
Caminaron en silencio bajo un pasillo con techo y paredes blancas. Se podían escuchar los aviones. Enid venía distraído pensando en todo lo que podría hacer en cuanto llegarán.
En cuanto llegaron a la escalera que sube al avión todos tomaron un gran respiro. Dejarán durante un tiempo su ciudad natal, algunos ya pensando en volver. Nunca imaginaron que uno no regresaría a esta bella ciudad o al menos no vivo.
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Regresando a la Rutina
RomanceLa vida de Enid es perfecta. Tenía todo lo que una chica de 16 años desearía. Dinero, amigas y un crush con el que por lo menos cruzaban palabras. Pero quien esperaría que un día todo acabe, con un simple accidente. Lejos de todos sus conocidos, sin...