Capítulo 1.

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Algunas noches me pregunto si piensa en mi tanto como yo en él, si recuerda aquella nuestra primera noche juntos, que al mismo tiempo sin saberlo sería la última.

Me desperté empapada en lágrimas, cosa que ya no me resultaba extraña y menos en una fecha tan significativa como aquel día en que mi Aranza, nuestra Aranza cumplía 4 añitos.

- ¡Mamitaaa, mamitaa! ¡Ya soy una niña grande, tengo 4! - Entró mi princesa como un torbellino a mi habitación mientras rápidamente yo me sequé la cara, limpiando algún rastro que pudiera delatarme frente a ella, era una niña muy inteligente y no podía permitir que notara que su mamá estaba triste justo el día de su cumpleaños. 

- ¡Mi amor, FELIZ CUMPLEAÑOS! - Dije sorprendida, la verdad no esperaba que despertara un día sábado a las 5:00 am, pero su emoción era tanta que ni siquiera dejó que yo fuera a su cuarto con sus regalos y la sorpresa que había preparado para ella.  La abracé con toda la fuerza de mi alma tratando de evitar que las emociones nuevamente fluyeran y salieran unas cuentas lágrimas de mis ojos.

- Aranza, mi pequeña, eres el mejor regalo que Dios ha podido darme, has sido mi mayor alegría estos 4 años, porque eres la niña mas hermosa, inteligente y dulce que existe. Eres la mejor hija mi muñeca. ¡Espera aquí sentada que mami tiene algo preparado para ti! - le dije y me paré rápidamente de la cama, abrí el armario y comencé a sacar unas cuantas cajas forradas con papeles llamativos y detalles. La verdad llevaba semanas comprándole regalos a mi hija, uno nunca sería suficiente, me encantaba llenarla de amor, mimos y darle lo que ella se merecía, era una niña tan linda y obediente que se me hacía imposible no complacerla, mucho menos en su cumpleaños.

Coloqué los regalos en la cama y la niña con sus ojitos brillantes de alegría me preguntó: - ¿Mami todo eso es para mi? -

- Por supuesto mi amor, tú eres la cumpleañera y todo esto es para ti, ¡vamos! ¿qué esperas? ¡ábrelos! -

Como niña al fin, comenzó a romper los papeles de regalo sin mucho cuidado y con mi ayuda abrimos uno a uno los regalos, mi corazón estaba lleno de dicha viendo a mi hija tan feliz. Le había comprado ropa, peluches, juguetes y dulces que le hice prometer que comeríamos juntas pero después del desayuno. Así pasamos un rato , yo contemplándola y ella abrazando sus regalos, hasta que el repique de mi celular nos hizo parar.
Era mi mamá quien llamaba, Diana León de Hogaza, una mujer admirable, entregada a su hogar, a su trabajo, pero que por sobre todas las cosas era la mejor madre y ahora abuela del mundo. Me pidió que pusiera a Aranza al teléfono para felicitarla y mi hija entre risas disfrutó hablar con su abuelita, luego con su abuelito, Alberto Hogaza y su tía Daniela Hogaza, mi querida hermanita menor, quienes la llenaron de amor a través del teléfono y prometieron ir más tarde a su fiesta.

Aranza y yo nos bañamos, nos arreglamos y desayunamos en tiempo récord, la niña estaba ansiosa porque comenzara la aventura. Yo le había prometido un día de parque, mc donalds, helados y cine juntas y así lo hicimos. Las horas se pasaron volando y cuando salimos de ver "Buscando a Dory" ya eran las 6:30 p.m. Nos fuimos a mi departamento porque seguramente los invitados ya estarían por llegar. La verdad es que había planificado algo sencillo entre familia y algunos amigos.

Llegamos al departamento a eso de las 6:50 p.m. con suerte porque no había mucho tráfico en el camino. En pocos minutos sonó el timbre y Aranza no dejó que yo abriera la puerta.

- ¡Princesa, que hermosa estás, felicidades por tu cumpleaños mi chiquita! -

- ¡Gracias Pao!

- ¡Hola Aranza feliz cumple!- Escuché decir a Daniela, la hija de Paola, mi mejor amiga, quien llegó junto a su esposo David y su pequeña, que era muy apegada a Aranza. Ambas eran hijas únicas y Paola y yo nos veíamos prácticamente todos los días, así que las pequeñas se querían como hermanas. A pesar de existir una mínima diferencia de meses pues Danielita aún no cumplía sus 4 años, eso no era problema para que jugaran y disfrutaran juntas. Aunque  lo que si resultaba un problema para mi, es que en varias ocasiones Aranza me preguntaba por qué su amiguita tenía una familia de papá y mamá mientras que ella solo vivía conmigo. Eso me destruía el corazón, porque por mucho que yo tratara de llenar a mi hija de cuidados y ternura, haciendo el papel de madre y padre al mismo tiempo, jamás sería igual si Fernando formara parte de nuestras vidas. 

Unos minutos más tarde llegaron mis padre, con mi hermana y su esposo Orlando, quienes tenían solo un año de casados, pero eran muy felices. Los cuatro venían con las manos repletas de regalos, con dificultad podían sostenerlos todos. Amaban a Aranza, y ella los adoraba.

Esa noche también compartieron con nosotros mi jefa Viviana con sus dos hermosos hijos y dos compañeras de la oficina, muy queridas por cierto, Diana y Marcela, quienes también tenían hijos pequeños, de edades cercanas a la de Aranza y que además estudiaban en el mismo colegio. 

La celebración se pasó entre juegos y risas, los pequeños tumbaron una piñata, recibieron unos cotillones que yo les había preparado y después de picar el pastel hice un llamado de atención a todos, en especial a mi pequeña.

- ¡Atención a todos! Quiero agradecerles por asistir ésta noche, por tomarse el tiempo de compartir con Aranza su cumpleaños número cuatro y además por hacerla muy feliz con tantos regalos - lo que Aranza acompañó con una hermosa sonrisa de esas que yo adoro y un estruendoso "siiiii gracias", mientras que todos rieron. 

- Aranza mi vida, una vez más te digo que eres mi regalo más grande y para cerrar con broche de oro quiero que abras tu sorpresa- la niña se sorprendió, se que no esperaba una sorpresa más después de tantos regalos que le había dado esa mañana pero yo sabía que esa era el que ella deseaba con mucha ilusión así que quise hacerlo muy especial, al final del día.

- ¡¡¡Wao mami, otro regalo!!! - respondió mi pequeño torbellino como en ocasiones le llamo, mientras que yo colocaba en sus manos una cajita pequeña.

- ¡Un perritooo, siiii, mami gracias!- 

- Si mi amor, sabía que lo querías-

Y cargando el perrito entre sus brazos, Aranza me hizo la pregunta que me destrozó el alma...





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⏰ Última actualización: Jul 20, 2016 ⏰

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