Capítulo único.

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Es la primera pero no la última vez que te dedicaré uno de mis humildes escritos.Para ti mi bella Ann, con mucho amor, espero que te guste ♡. 

~


En los cortos tres años que llevaba ejerciendo su profesión como Oncólogo Pediatra, Do KyungSoo había conocido ya a un montón de pequeños que le habían robado el corazón, pero ninguno le había llegado a afectar tanto como Oh SeHun.

KyungSoo jamás se arrepentiría de haber elegido ese camino dentro del campo de la Medicina, aun cuando su padre había insistido más de una vez en que siguiera sus pasos y se dedicara a la Neurología, el pelinegro estaba totalmente convencido de que había elegido correctamente. 

Había días en los que los sentimientos sobrepasaban su profesionalismo, días en los que no lograba conciliar el sueño, porque cada vez que cerraba los ojos veía al mismo chiquillo de diminutos labios, espesas pestañas y mejillas pecosas, días en los que aquella pregunta que el pequeño le había hecho resonaba en su cabeza sin descanso.

"Doctor Soo, yo... ¿me voy a ir al cielo?"

No era la primera vez que uno de sus pequeños pacientes le había preguntado aquello, pero si era la primera vez en la que le había dolido tanto tener que contestar con una gran mentira.

"Irás algún día, todos iremos algún día... pero para eso todavía faltan muchos ¡pero muchos, muchos años más!"

A sus cortos cuatro años de edad, Oh SeHun había sido diagnosticado con leucemia linfocítica aguda. Llevaba un par de meses en el Hospital recibiendo quimioterapia intensiva, pero no mostraba mejoría significativa, no hasta que llegó su pequeño milagro: Kim JunMyeon.

Kim JunMyeon ingresó al Centro Médico Asan con apenas cinco años de edad debido a una serie de crisis epilépticas. A pesar de que JunMyeon estaba en el Ala de Neurología Pediátrica y SeHun en el Ala de Oncología, pudieron conocerse debido a que por las tardes solían hacerse actividades grupales para los pequeños.

Los ojitos de SeHun brillaron en cuanto vio a JunMyeon sentado en una de las esquinas de aquella sala en la que solían proyectarse películas de dibujos animados para los niños, corrió inmediatamente hacia él por dos simples razones: aquel niño era nuevo (y muy bonito) y sostenía entre sus brazos un peluche de Doraemon.

—¡Hola! —saludó SeHun, quizá demasiado emocionado—. Me llamo SeHun ¿quieres ser mi amigo?

—Ho-hola, yo soy JunMyeon. —le respondió en voz baja, con la cabeza gacha y los ojitos entrecerrados—. ¿De verdad podemos ser amigos?

—Sipi. —SeHun asintió efusivamente y le sonrió a su nuevo amigo—. Y si me prestas a Doraemon no solo seremos amigos, sino los mejoooores amigos.

—¡Wow! ¿E-en serio? ¡Daebak!

JunMyeon no lo pensó dos veces, le entregó a SeHun su peluche de inmediato y el pequeño sonrió antes de tomarlo con sus pequeñas manos. SeHun ignoraba lo feliz que había hecho a JunMyeon en ese momento, porque el pequeño no tenía ningún amigo, debido a su epilepsia había tenido que dejar el Jardín de Niños por un tiempo para ser admitido en el Hospital. Además, era obvio que él y SeHun tenían muchas cosas en común, para empezar; ambos amaban a Doraemon, el gorrito que SeHun estaba utilizando era la prueba más fiel de aquello.

Para el Dr. Do no pasó desapercibida la bonita amistad que había nacido entre su paciente favorito y aquel pequeño amante de Doraemon el gato cósmico. Especialmente porque desde que JunMyeon había ingresado al Hospital, SeHun había comenzado a mostrar mejorías, quizá no muy significativas, pero al final del día no dejaban de ser mejorías. 

String Phone | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora