Corazón Oscuro

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Ahí estaba yo en la puerta de esa embarcación, preparando me para lo que encontraría, al encender el interior de la embarcación fue tan grande que sentía como mi corazón se oscurecía de tantas emociones, ver a mis padres petrificados, sus corazones aún latían bueno al menos estaban vivos, pero quien lo hizo, al interior vi una sombra moverse con gran velocidad, pensaba que se podía ocultar se mi, solo que no sabía que tenía poderes y podía paralizarlo, de hecho eso hice, al acercarme mi corazón latía mas fuerte, al llegar una criatura totalmente diferente a lo conocido, tenía cola de pez, piernas de reptil, un abdomen de caballo una cabeza de pez linterna o abisal y brazos humanos, era una criatura realmente aterradora quizás por eso la forma en como se petrificaron esas inocentes personas, para evitar que escapase lo amarre a uno de los mástiles con un cable resistente que encontré, al momento de volverlo a la normalidad sacudió con gran fuerza ese barco, hacia sonidos como de ballenas y en cuestión de tiempo estaba rodeado por toda clase de ballena desde una una orca hasta un una veluga era impresionante.

El miedo, mi peor enemigo me consumía de pies a cabeza, pero eso no impediría que rescatara a mis padres.

- Devuelve me a mis padres, dije en un tono desafiante.

No estaba seguro si me entendería, pero nada perdía con intentarlo.

-Dime... Que te hace pensar que te los devolveré, dijo tratando de hacerme enfurecer.

Claro que consiguió enfurecer me, así que lo saque del agua, y amenazándolo le dije.

- Devuelve los o hoy alguien no volverá a casa.
Mientras se retorcía en su agonía es decir mientras se estaba ahogando, me decía.

-D- debes g-ga-ganarme en un concurso de acertijos.

No dude 2 Veces en volverlo al agua y aceptar el reto.

Al caer la noche en ese valle de dolor y desolación se nos reunimos, aparecieron miles de ellos no podía creer lo que mis ojos veían, se sentía una mala energía en el ambiente, al empezar el llevaba la delantera hasta que el marcador se giro ya que yo podía leer mentes sabía la respuesta. Se negaba a perder, pero al final los dejó ir, petrificados pero libres, al sacar de las profundidades a todas esas personas, me dedique a buscar una cura, donde pero donde buscar, los libros pero fue en vano recordé que no decía nada, cada vez  que erraba me frustraba hasta que llego a mi una gran idea,  encerrarlos en un circulo de fuerza.

Gritos SilenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora