Me dolía la cabeza un montón, odiaba las resacas pero eran las consecuencias de tomar tanto, en cuanto mire a mí alrededor me di cuenta de que no conocía la habitación y dos que estaba completamente desnuda bajo unas sábanas blancas, asustada me levante y me puse las sabanas alrededor de mi cuerpo para luego salir de la habitación y encontrándome con el comedor donde comía un tranquilo y en calzoncillos Cam.
-Hola- dije algo tímida el solo me miro de arriba abajo y siguió comiendo, eso es raro- ¿Qué pasa?
-Coge tus cosas y vete de mi apartamento.
-¿Qué?
-Lo que te dije, que te largues.
-pero...- me interrumpió.
-Mira solo quería sexo y valla que casi no lo consigo, se me dio la oportunidad y la aproveche aunque estabas borracha- dijo como si nada mientras yo me partía por dentro- No te quiero, nunca lo hice solo te utilice.
- Y yo pensé que me querías tanto como yo a ti...- dije fría y no deje que las lágrimas salieran.
-Valla pensé que te echarías a llorar y al parecer lo dices como si nada- dijo mirándome.
-Pues ya vez que solo te quería nunca te amé así que me da lo mismo además ya había perdido la virginidad antes así que solo fue una noche con un idiota y ya- me encogí de hombros y Salí de ahí.
Me bañe y vestí lo más rápido que pude y Salí de ese maldito apartamento, en cuanto estaba en el taxi me eche a llorar, el conductor me veía preocupado yo solo le ignore ahogándome en mis lágrimas.
En cuanto estaba en frente de mi casa le page al taxista, el me dio una sonrisa y antes de que me bajara hablo.
-Por lo sea que este llorando no vale la pena.
-Lo sé- dije entre sollozos- pero le quiera.
-Nadie merece las lágrimas de una señorita tan linda y solo quien se las merezca jamás te las sacara.
-Gracias, adiós.
-Adiós señorita- dijo para luego arrancar.
Este había sido un día del asco o más bien una mañana del asco.