Diciembre 16, año 1916.
Envuelto en un mar rojo y cielo naranja, truenos esplendoroso con luces turbias y desmoronandose carne humana por doquier. No fue elección propia, pero no importa si es por volver a verle sonreír. Luchar contra un arma, un acuerdo, una "paz armada". Si es por él, si es por mantenerlo a salvo, prometerle un futuro sin mi.
La verdad quedará anulada y habrá peores muertes a lo largo de los años. No lo juro es lo ideal en estas condiciones de rabia e impotencia que nos permiten andar.
Irónico que los soldados que estamos aquí peleamos por una paz que no existe, una razón de estar aquí por nuestras familias, personas de una índole que apreciamos tienen la esperanza de volver a vernos, y, ganar.
Ganar, que se gana exactamente de una guerra; muertes, asesinatos, suicidio. Distintas matanzas ocurren a cada segundo, ni por alguien por algo.
Es la realidad.
Los soldados luchan por el amor a nuestra línea de sangre, pero ¿a quienes estamos defendiendo realmente?.
Son letras manchadas de sangre que buscan protegerse irregularmente. Las palabras son escritas en barro negro y una vara de madera.
Ni siquiera supe lo que significó al no saber nada de regresar a ver a quien amaban. El valor de la guerra no es la paz, nunca es la gran libertad es mucho más que esto.
El olor a muerte a veces saboreo mientras estoy aquí. Y allá no quisiera averiguar.
Tal vez sea la única forma en que podré reservar aliento al escribirte. Todavía vivo y no dudare en hacer grafías para pensarte.
No pude despedirme a su manera, aún recuerdo el último beso tocando cada sensibilidad, aún recuerdo cada anhelo que provocabas en mí. Lo que hay en ti es el mayor deseo de estar. Extraño esos cálidos abrazos que me dabas por la mañana al preparar el desayuno. Extraño tus labios apegándose a los míos. Aún extraño el olor de tu piel distribuyéndose por toda la casa. Gritando, riendo, pero nunca llorando. Nuestra vida era casi perfecta e imposible para los demás.
Siendo un secreto para el resto.
Entonces sucedió el accidente y tuve que mandarte lejos; lo hice a tiempo, sin embargo toda noche me arrepiento de haberlo hecho porque olvido tu presencia y no quiero lo mismo que sientas tú. Eres tan delicado que no perdonaría el haberme insistido para marcharme contigo. La vida es dura como también recriminar. Un poco conciso, mi amado.
Recuerdo el concluyente cumpleaños que compartí contigo. Grandes alegrías ahora están disfrazadas de rencor, tristeza y melancolía.
¿Cómo se ha de sentir una persona al borde de la muerte?
No te prometo un final feliz, o estar junto a ti como lo prometimos ambos. Será así aunque ya no me encuentre a tu lado.
Solo espero que tu sigas con vida; viviendola. Pero sobre todo te dejo una vida, bien te quise y lo haré hasta el postrero de mi respiro.
Por primera vez te amo sin duda.
Rugger
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Letras De Sangre Y Desaseadas
RomanceEstá carta participa en el desafío "Cartas de Amor en la Gran Guerra" de @RomanceES "La lealtad en medio de la frustración y exasperación en el mundo." Imagen: manos de soldados con el primer y último respiro del ambiente. Palabras: 500 Primer des...