Dalia había salido de clases corriendo, todo en su vida marchaba como debía, tenía buenos amigos, sus padres la amaban y era una adolescente sana. Corría sin parar para llegar a tiempo a casa o se perdería su novela favorita en la TV, estaba tan eufórica que no se dio cuenta de que la luz de aquel semáforo había cambiado y por poco la había atropellado el carro de una abuelita, ya empezaba a cansarse a una cuadra de distancia de su casa cuando.
¡Plaf!
La chica tropezó con una bolsa de basura apilada en la esquina y sin ver había caído encima de un animal gruñón que rasguño su camisa, se paró anonada mientras veía a la bola de pelo negro pegar un brinco y alejarse de ella, vio más de cerca al gato que era negro como la noche y tenía ojos profundos, lo miro mientras limpiaba su falda de colegiala al parecer el gato había estado buscando comida en la basura.
Dalia era toda una amante de los animales y no podía soportar la miseria de estos, así que se acercó poco a poco al gato de la mala suerte mientras pensaba "quizás me pega la mala suerte" y se agachó para mirarlo de cerca, el gato la miraba con recelo como si hubiera dañado su almuerzo, pero al mirarlo por unos segundos a los ojos pronto se olvido por lo que estaba corriendo y se quedó un buen largo rato hasta que el gato pareció prestarle atención y confianza, lo tomo por la barriga y se lo subió a los brazos.
Ese día Dalia adoptó al gato amargado, el cual la esperaba ansioso solo porque quería que ella sirviera su taza de atún respectiva, el cual la había rasguñado cuando ella había intentado darle cariños de más, el gato que cada vez que ella se quedaba dormida en el mueble el se subía al pecho de la chica y la miraba mientras dormía y aquel que se escapaba y volvía a casa cuando le daba la gana y de vez en cuando dejaba una ofrenda de ratones muertos, esperaba a su dueña en la cama largo de haberse escapado por un largo tiempo, ella lo miraba con una mirada inexplicable para los gatunos y comenzaba a cambiar su ropa mientras el lindo y amargado gato la veía y movía su cola de un lado a otro entretenido.
Aquella noche pareció ser especial para Dalia, frustrada por conocer el amor le suplico a la luna desde su ventana diciendo "quiero un chico que me ame" pero desde luego no había pasado nada, esa noche había dormido con su gato hecho un bollo en su cama y al día siguiente había ido a clases como siempre, luego de clases a Dalia y sus compañeras las invitaron un grupo de chicos al Karaoke y todas aceptaron coquetas.
Habían estado cantando como unos idiotas en el Karaoke mientras reían de cosas dignas de adolescentes y tomaban traguitos de vodka, Dalia había empezado a pensar que quizás el alcohol se le iba a subir a la cabeza y volvió a casa a las 7pm.
Al llegar a su casa subió a su cuarto y se tumbo en su cama sin cambiar su uniforme, entonces sintió a su gato rasguñar sus medias, se sentó en la cama para mirarlo molesta ¡pero que gato tan indecente! Parecía estar impaciente y había empezado a maullar como un loco, "¡pero que pasa contigo, cállate" le decía la chica al gato sin comprender, el gato salio corriendo al baño de la chica en su habitación donde empezó a chillar, ella fue hasta el baño para intentar callarlo pero algo pasaba con el pobre gato, el gato se echó en la bañera de la chica y dejo de maullar, lo que Dalia vio a través de la cortinas de la bañera fue impresionante la sombra que se comenzaba a convertir en un cuerpo humano y entonces fue cuando Dalia era la que chillaba, quería creer que era solo un sueño pero la sombra de un chico de unos centímetros más alta que ella estaba ahí detrás de la cortina, se sentía asustada tanto que llamó a su pobre animal "gato gato" dijo nerviosa y entonces la sombra se giro a través de las cortinas, ella camino hasta la de cortina y apenas la quito la sombra se echo en la tina quedando sentado al parecer también estaba nervioso, y ella estaba a punto de gritar al ver al chico en su tina desnudo mostrando sus atributos como si nada, "¡donde esta mi gato!" decía Dalia nerviosa pero el chico no respondía solo la miraba a los ojos paralizado, no sabia que hacer y no podía llamar a sus padres, buscaba al gato en el tina pero solo estaba el chico desnudo que no hablaba y la miraba a los ojos, fue entonces cuando Dalia se detuvo y lo miro a los ojos, ese era su gato, eran los mismos ojos, sentía que se iba a desmayar allí pero decidió mantener la calma, se sonrojo más al mirar al chico desnudo había visto penes en clases pero nunca uno en persona, "quédate aquí" dijo pero el chico con ojos de gato no respondió.
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Gato Negro
Short StoryQuizás creerían que estaba loca, el gato que vivía en su casa se había transformado en aquel chico elegante, amargado y erótico. Y no dejaba de acosarla para que le enseñará los placeres de ser humano.