4. La Misión de Adler

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Cuando Adler abrió los ojos se encontraba encadenado a una pared de piedra en medio de una celda oscura. A su lado permanecía aún dormido Ryan, encadenado también a la pared. Adler estiró la pierna y dio una ligera patada a Ryan, que abrió los ojos sobresaltado. Entonces miró a Adler y dijo:

-¡Adler! ¡Estás bien!

-¡No hables tan alto! -le mandó callar Adler- Estamos encarcelados...

-Ya me he dado cuenta -dijo Ryan en un tono muy bajo.

-¿Qué ha ocurrido? Estaba en la discoteca viéndote con la rubia y de pronto... No se, sentí que me desplomaba. No recuerdo nada...

-Fue el viejo de la gasolinera -Adler miró a su amigo como si este estuviera loco- Te durmió con magia y te sacó al callejón que hay detrás de la discoteca. Entonces abrió un portal, Adler, un portal que te puede teletransportar a cualquier sitio del mundo... En tu caso, el viejo utilizó el portal para viajar a una oscura cueva.

-¿Ese viejo me durmió con magia? ¿Para qué? ¿Dónde estoy? -dijo Adler con nerviosismo.

-Estamos en la guarida del viejo, bajo tierra. Más específico sería decir que estamos bajo un lago...

-¿Bajo un lago? Ryan, ¿qué está pasando?

Ryan iba a contestarle que no lo sabía cuando la puerta de la celda de piedra se abrió y apareció en el umbral el jorobado peludo, que se puso a caminar hacia Adler y Ryan con rapidez. Entonces se acercó a Adler, le puso unos grilletes y le desencadenó de la pared para que pudiera seguirle sin que el joven mago pudiera atacarle.

-¿Qué haces? ¡Suéltame! -gritó enfadado Adler.

El hombre peludo levantó su hocico de perro y le rugió. Adler se calló y dejó que aquel jorobado le llevará fuera de la celda. El joven mago miró hacia atrás y vio cómo Ryan se quedaba solo en la oscuridad, encadenado a la pared. Entonces la puerta se cerró sola y Adler siguió al hombre peludo por un laberíntico conjunto de pasillos de piedra llenos de puertas con carteles dorados sobre ellas que cerraban habitaciones como laboratorios, celdas, una biblioteca, una cocina, un comedor, una sala de astronomía, otra de adivinación, otra llamada "Portalios"...

Entonces llegaron a una puerta en la que el letrero dorado que tenía encima decía que era el "laboratorio 2". El jorobado peludo abrió la puerta entre pequeños rugidos y Adler entró en un laboratorio rarísimo, lleno de probetas y otros utensilios científicos, que contaban con grandes tubos de vidrio que los unían unos con otros para hacer mezclas. Había una mesa, y sobre ella se encontraba un libro abierto por una página llena de runas, unas plumas metidas en un tintero, un reloj de arena dorada, una balanza, el cuadro enmarcado de una joven chica y un pergamino sobre el que flotaba lo que parecía ser el holograma de una espada. El jorobado cerró la puerta y dijo:

-Señor, el joven Cooper está aquí...

De pronto, de una de las paredes de piedra que formaban el laboratorio apareció el viejo de la gasolinera, como si hubiera traspasado la pared o como si formara parte de ella. El hombre se acercó a la mesa en la que se encontraban aquellos extraños utensilios y puso la mano sobre el pergamino sobre el que flotaba el holograma de la espada. Cuando su envejecida piel tocó el antiguo papel, la espada desapareció en una nube de humo. El viejo enrolló el papel y se lo metió en el bolsillo del pantalón. Se llevó las manos al cuello de la camisa vaquera que llevaba y se lo puso bien. Entonces sonrío, miró al joven chico y dijo:

-Hola, Cooper.

Adler miró al viejo con odio, recordando cómo le había acosado años antes en la gasolinera. El viejo mago dejó de sonreír y se acercó a Adler con paso muy lento.

-Te preguntarás dónde estás...

-Ya me lo ha dicho mi amigo -le interrumpió Adler- En una cueva, bajo un lago, prisioneros...

El viejo sonrío bajo su espesa barba gris y negra y dijo:

-Tienes un amigo con un par de huevos, Cooper. Ese chico traspasó el Portalio que abrí en el callejón de la discoteca, me siguió silenciosamente por toda la cueva y se sumergió al agua congelada con tal de rescatarte... -el viejo mostró sus sucios dientes a Adler en una sonrisa de lo más forzada- Una pena que yo ya supiera que me estaba siguiendo desde que salí con tu cuerpo dormido por la puerta trasera de la disco...

Adler no dijo nada. Aún seguía preguntándose por qué ese viejo conocía su apellido.

-Lo que ha hecho el joven Gretsch es demostrar una gran valentía para salvar a su amigo. Una gran amistad, de eso no me cabe duda...

-¿Qué quieres de nosotros dos? -preguntó enfadado Adler.

-Te corrijo: qué quiero yo de ti -el viejo dejó de sonreír- Voy a quitarte los grilletes, chaval, así que no te abalances sobre mí para matarme por haberte raptado, sería peor...

-¿Peor por qué?

-Porque soy un mago, Cooper, igual que tu padre...

Adler se quedó sin respiración. No había vuelto a oír a nadie hablar sobre su padre desde que en su decimosexto cumpleaños su tío Frank le explicó que estaba desaparecido, vivo o muerto.

-Por eso estamos aquí... -el viejo se acercó un poco más a Adler, hasta que su gran nariz colorada en forma de patata estuvo frente al chico- Sé dónde está tu padre...

Adler notó como los grilletes desaparecían de sus manos evaporándose en el cargado aire con olor a pergamino viejo de la habitación. En aquel momento, sin los grilletes en las manos que lo pudieran detener, no quería atacar al viejo, no después de lo que había dicho sobre el paradero de su padre.

-Entiéndeme, señor Cooper, que no podía hacer otra cosa para traerle hasta aquí. Raptarle fue la mejor opción, créame usted... -el viejo sonrío de nuevo.

-¿Quién sois? ¿Dónde está mi padre? -preguntó exhausto Adler.

-Mi nombre es Sapientem, y este es mi mayordomo hombre-lobo Cannien... -el jorobado peludo alzó su garra y saludo a Adler con desdén- Y tu padre está encarcelado...

-¿Encarcelado? ¿Eso significa que está vivo?

Sapientem asintió con la cabeza y dijo:

-Está encarcelado en las celdas del colegio de magia Bónum Dómum... -Adler se quedó sin respiración- Y rescatar a tu padre va a ser tu misión...

 -Adler se quedó sin respiración- Y rescatar a tu padre va a ser tu misión

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Sapientem

Sapientem

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Cannien

ADLER  COOPER  1 : y el Misterio de la Espada DesaparecidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora