Capitulo 1. FRANK

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Hoy es 20 de Julio, día de la independencia de Colombia, del país que me vio nacer, pero no crecí allí, en la Nación de la que hoy suelen llamar la de la Paz. ¿Ustedes no se han preguntado qué es la Paz?. A mí me hace sentir en paz mi familia, estar bajo los brazos de mamá, más si son noches de tormentas, también me siento en paz en el parque principal del pueblo, suelo pasar por allí cada viernes, a las 4:00 p.m después de visitar a la señora Rastelli. Me siento junto a la pileta de los deseos a tomar mi café expreso de la tienda Sueño Café, la única tienda latina de Thomsville. En este lugar veo pasar niños escoltados por sus padres, viviendo la época majestuosa de la infancia, parejas jóvenes tomadas de la mano siendo uno confidente del otro, suelo perderme en el mundo en el que vivo, imaginar mi vida siendo parte de la familia real de Inglaterra, que aparezca mi nombre Isabella, acompañado del título Duchess of Cambridge.

Como cada viernes, antes de sentarme allí, junto a mi sombra, planeando mi futuro, alucinando historias felices y trágicas, me dirigí a Sueño Café, pero hoy no a ordenar mi café expreso de siempre, hoy decidí pedirle a Franklin un latte frio, Franklin es un joven de piel morena, de 1,68, siempre se ha peinado como Leonardo Dicaprio en la película de 1995 llamada The Basketball Diaries, lo cual hace que su pelo castaño se vea más deslumbrante la compañía de sus ojos color café, Franklin es estudiante de segundo año en la Universidad Estatal, empezó a trabajar en la tienda de su tío Hugo, para ayudarse con un poco de dinero en sus estudios. Nos hicimos buenos amigos hace dos años cuando empecé a enseñarle español a la señora Rastelli, pues además de trabajar en Sueño Café, cuidaba los jardines de la casa de la señora Rastelli cada martes y jueves en la tarde, realmente fue él quien empezó enseñando la lengua castellana a Emma, la hija menor de la familia Rastelli, quien ahora estudia en Minnesota y viene a Thomsville sólo en épocas especiales, dos meses después de la ida de Emma, su mamá llamó nuevamente a Franklin pero ahora era ella quien tomaría las clases de español, lo que mi amigo no esperaba era que después de 3 semanas, su nueva estudiante no hubiera aprendido más allá de los números del 1 al 10, y a saludar.

Franklin me vio lucir la camiseta de la selección Colombia que mi abuela me había regalado para el mundial de Brasil 2014, como cualquier argentino fanático del fútbol, pensó que el equipo Colombiano disputaba un partido internacional, Sonreí y respondí: -¡Feliz 20 de Julio!, día nacional de Colombia. Y gracias al florero de Llorente, los criollos y aquellos que iniciaron en 1810 el grito de la independencia, obtuve un café latte gratis, invitado por la tienda.

Mis papas habían organizado una fiesta en casa para celebrar el día de la Independencia, Franklin siempre fue muy amable conmigo, además es Argentino, uno de los pocos latinos del pueblo, así que decidí invitarlo midiendo las consecuencias de los pensamientos pocos acertados de mi familia y los invitados a la cena.

Frank, como solía llamarlo, porque era fanático a la Segunda Guerra Mundial, especialmente con la historia de la familia de Ana Frank, miró al suelo, y cuando volvió a mirarme, su sonrisa era mas grande que su cara, sus perfectos dientes blancos, era el panorama más lindo en toda la tienda. Nunca había visto alguien tan feliz por ir a una cena en la cual la persona más joven después de ti es la familia Gramphan, los cuales cumplirán 30 años de casados a finales de mes y sus hijos planean una fiesta sorpresa para ellos el sábado siguiente.

Hoy no me senté a tomar mi latte en el George Bush Park , la pileta estaba invadida de niños jugando a mojarse unos con otros a pesar de los regaños y gritos de sus madres. Así que me dirigí a mi apartamento, tenía que cocinar pimientos rellenos para llevar a la cena.

A las 6:50 p.m llegó Frank, con una botella de vino envuelta por una decoración tricolor, amarillo, azul y rojo alusivos a la bandera, baje con mi bandeja de pimientos calientes tratando de no pisar mi larga falda blanca que mi mamá había cocido para mis cumpleaños, pero con ayuda de Frank cerramos el apartamento y nos dirigimos a casa de mis papas.

Cuando llegamos a la entrada de la casa Giraldo notamos que llegamos retrasados, se deslumbraba a través de las ventanas frontales alrededor de 15 sombras sujetando copas de vino y que muy probablemente hablaban de la muerte de la periodista Británica del canal USC Christine Froome, en la caída de la avioneta militar.

-¡Isabella!. Gritó mamá, un poco molesta por la hora de la llegada, pero al parecer su molestia se espumo cuando vió a Franklin y su sonrisa. Ella siempre pensó que él era mi pareja perfecta.

- Buenas noches, señora Giraldo.

-Irene está bien, Frank.

¿Frank? Pero su hija si es Isabella, por poco y me saluda Isabella Catalina Giraldo.

- ¡Isaaa, ven aquí, abraza al barrigón!, te tengo un regalo y una sorpresa.

- Hola papá, Feliz 20 de Julio, exclamé acompañada de una sonrisa.

- El regalo te lo doy ahorita, pero GABRIEEEEEEEEL, ven acá. Papá me miraba con una sonrisa imaginando que era la mejor noticia del mundo.

¿Gabriel? No puedo creer que el tío Gabriel este aquí. En las idas a vacaciones a Colombia, nos quedamos en casa de tío Gabriel, pero no era de mis personas favoritas, muchas veces lo vi espiarme por la rejilla de la puerta cuando me estaba cambiando. La última vez que lo vi, fue hace siete meses atrás que vino de visita y se intereso mucho en mi amiga Lindsay, a tal punto que la persiguió una noche que salió de mi casa, y al día siguiente Lindsay no me quiso volver a hablar. Nunca supe lo que pasó, pero era claro que el degradante de Gabriel le había hecho algo.

Frank era la única persona que le había comentado lo del tío Gabriel, así que me sentí más cómoda que él estuviera aquí conmigo, me daba seguridad y confianza.

Al parecer no éramos los más jóvenes junto con la familia Gramphan. Había tres jovencitas con vestidos negros, mirando fijamente a Franklin, el argentino moreno que no por eso dejaba de ser uno de los mas apuestos.

-Eyyy Frank, tienes admiradoras allí, junto a la esquina de la cocina, hoy es tu día triunfal para con la chicas. Le guiño un ojo.

-Señorita Bella, si usted me concede permiso para entonar conversación con aquellas doncellas, seré muy feliz.

-Concedido su permiso. Lo mire fijamente.

- Señorita, le pido el favor que no me mire así, dentro de tus ojos puedo ver que no me concede el permiso, pero como ya esta otorgado, espero que disfrute su velada junto al señor Gramphan. Me guiña el ojo.

Es claro para mi que no siento nada más que amistad por Frank, pero cuando me dejó sola por ir a acompañar a las tres rubias, de piernas largas y cuerpos perfectos, sentí celos, Franklin nunca me había cambiado por alguien y lo que sentí no era de las mejores sensaciones de la vida.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2016 ⏰

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