Las últimas clases le resultaron menos pesadas de lo que esperaba. Por fin, Gerard oyó el último timbre del día, el cual indicaba que ya podía salir de ese infierno y no tendría que volver hasta el día siguiente.
Gerard pasó por su taquilla antes de salir del edificio y subir al autobús escolar, tanto él como Mikey lo cogían solo cuando les apetecía. Y hoy era uno de esos días, aunque ya no llovía.
Ya sentado, Gerard se puso los auriculares y encendió su MP3. Seleccionó una canción de The Misfits y intentó desconectar de todo.
Pensándolo bien, ese día no había sido tan malo, a pesar de haber comenzado de un modo tan desesperanzador. O al menos no tan solitario, pues por primera vez en los últimos dos años no había estado completamente solo durante todo el recreo. Había estado hablando con aquel chico... ¿Cómo se llamaba? Frankie, ¿no?
La casa de los Way estaba en una calle de Belleville muy pequeña y abandonada. Eran una de las pocas familias que vivía en el barrio, y nadie más a parte de los hermanos Way bajaba en la parada en la que bajaban ellos. Además, no era un sitio seguro, así que Gerard y Mikey no salían demasiado.
El autobús llegó a la parada más cercana de su casa. Gerard no había visto a su hermano sentado en el autobús, supuso que habría ido andando, por eso no lo esperó.
Sin embrago, sí salió alguien más del autobús después de él. Extrañado, Gerard miró por encima del hombro. Era el chico con el que había hablado a la hora del patio. ¿Qué hacía allí? ¿Le estaba persiguiendo? El muchacho le había caído bien, aun no haber hablado demasiado con él, pero, por vergüenza, no se atrevió a decirle nada, tan solo fingió no haberle visto.
Aún así, no sirvió de mucho.
—¡Hey, Gerard! —escuchó gritar a su espalda, mientras el muchacho corría para colocarse a su lado.
—Hola... Frankie, ¿no?
—Bueno, suelen llamarme Frank —sonrió el chico. Gerard se puso rojo no solo por su error, sino también al darse cuenta de lo cariñoso que sonaba ese derivado de su verdadero nombre—. Aunque si prefieres llamarme así... A mí no me importa —volvió a sonreír Frank mientras las mejillas de Gerard adquirían un rojo aún más intenso, si era posible.
Estuvieron unos segundos en silencio, hasta que Frank volvió a hablar:
—Oye, ¿por qué estabas solo hoy en el patio?
A Gerard le incomodó esa pregunta. ¿Debía contarle la verdad? ¿Que era un penoso que no tenía a nadie? Optó por contestar:
—Es que no me llevo demasiado bien con mis compañeros.
—¿Y eso? Si hay gente muy maja.
—Ya, pero cuando eres diferente o un poco más "grande"... La gente no suele ser tan maja.
—Pues vaya imbéciles hay en tu clase.
—No es solo en mi clase, Frank. Medio colegio empezó a reírse de mí y ahora me ignoran o me molestan cuando pueden. Nadie quiere hablar con el gordo tonto del instituto.
—No hables de ti mismo de ese modo, Gerard —dijo Frank, apenado y sintiéndose culpable por haberle hecho esa pregunta. Gerard le había parecido un chico interesante desde el primer momento en que lo había visto. Y ahora se daba cuenta de que sí, efectivamente, tenía mucho que contar. Seguramente no podía ni imaginarse lo que había tenido que sufrir—. Además, no lo entiendo —continuó—. A mí me pareces un tío genial.
—Pero si tampoco hemos hablado tanto, Frank. No puedes juzgar —dijo el contrario, poniéndose otra vez rojo. ¿Se daría cuenta Frank?
—En eso tienes razón, lo siento. No te conozco tan bien aún. Pero sí espero hacerlo pronto —sonrió al ver como el chico que caminaba a su lado apartaba la vista y se le encendían las mejillas.
—Oye, ¿vives por aquí? —preguntó Gerard, aún sorprendido de que alguien quisiera comprar una casa en ese nefasto barrio.
—Sí, tuvimos que mudarnos por el trabajo de mi padre. Por eso cambié de instituto y eso. Mira, ahí está mi casa. Fue una de las pocas que encontramos a un precio razonable.
"No me extraña" pensó Gerard. Ese barrio era uno de los más peligrosos de Belleville. Cualquiera que viniera a vivir ahí debía tener una buena razón para hacerlo.
En efecto, la casa de Frank estaba cerca. Tan solo dos calles antes de llegar a la de Gerard. Después de despedirse con un simple "adiós", Frank entró en su casa y Gerard continuó su camino.
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Muchísimas gracias a todes aquelles que estáis leyendo este fanfic, significa mucho para mí.Espero que os esté gustando y, tanto si es así como si no, me gustaría poder leer vuestra opinión en los comentarios, os estaría muy agradecida.
¡Pasad un buen día y muchísimas gracias por todo!
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TEENAGERS (Spanish) #Wattys2016
FanfictionYa han pasado más de tres años des de su separación. Se suponía que era la decisión correcta y lo mejor para todos los miembros de My Chemical Romance aun siendo conscientes del dolor que inevitablemente causarían a miles de personas. Pero no fue as...