Capitulo 15

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POV Marinette

Casi beso el piso en cuanto bajamos del barco.

–¡Hermosa firmeza que saborean mis pies!–exclamé ganándome una risa de parte de Fu.

Debido a que prácticamente era una ilegal en esta época (aún no existía, así que no tenía acceso a ningún tipo de documento) tuvimos que improvisar.
No podíamos viajar en avión y tampoco en auto porque al cruzar territorios debía tener mi documento de identidad.
Eso nos hubiera ahorrado muchos días, pero tuvimos que meternos a un barco de carga sin permiso de nadie.
En cuanto nos descubrieron inventamos una historia sobre mi falta de identidad y pronto nos hicimos amigos de todos los tripulantes.

El viaje duró cuatro días, lo que explicaba mi necesidad de tocar tierra firme.

Ya en el puerto nos despedimos de los marineros y nos dirigimos a la hermosa ciudad de Alejandría, Egipto.

La vista en la playa era hermosa, a pesar del calor que hacía.

–Me estoy cocinando aquí adentro, maestro–me quejé intentando abrir un poco las telas para que entre algo de viento.

–Debes usarlo, si se dan cuenta de que eres extranjera pueden llegar a pedirte documentos, y temo decirte que en este país no suelen ser muy comprehensivos con las mujeres.

Bufé y me volví a tapar la boca con la tela.

–Ya lo sé. ¿Cómo me dijo que se llamaba esto?–pregunté señalándome.

–Se llama Hiyab, Mari.

Asentí con la cabeza y me concentré en observar el paisaje.
No podía creerlo, era totalmente magnífico. La arquitectura moderna y la antigua se mezclaban en una armonía casi perfecta.
Los edificios eran hermosos, totalmente diferentes de Europa.
No podía dejar de ver a mi alrededor.

–¿Dónde encontraremos a su amiga, maestro?–pregunté.

–Debemos ir al Museo Greco-Romano, está a unas calles de aquí.–respondió calmado–Solo no te separes de mí y sígueme.

Obedecí y miré al cielo.

Estaba comenzando a hacerse de noche. La puesta de sol era espléndida con todas las luces y colores que producía.

Los postes de luz comenzaron a encenderse al igual que las casas y tiendas. Todo dándole un aspecto mágico al lugar.

–Llegamos–dijo Fu al detenernos frente a un edificio blanco con enormes pilares y un techo en punta. Era muy parecido a las construcciones griegas.

Subimos las gradas hasta llegar a la puerta principal. Pero yo me detuve en cuanto vi un cartel.

–Maestro–dije–Ya llegamos tarde, el museo cerraba a las cinco y ya son las siete.

Fu soltó una risita.

–No está cerrado.–afirmó seguro.

–Pero aquí dice...

–Mi querida Marinette, debes tener un poco de confianza en este viejo.–y dicho eso abrió la puerta se suponía debía estar cerrada.

Abrí los ojos sorprendida y lo seguí al interior.

Caminamos por varias salas de exposiciones que mostraban tesoros arqueológicos impresionantes.

No podía creerlo. Estaba en Egipto, en Alejandría, a veinticinco años en el pasado, entrando sin permiso en un museo lleno de antigüedades.
Vaya locura.

Eterno [MLB] // Gabrinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora