¡Frisk es solo un niño! [Undertale]

Reset.

Todo había salido bien, tal como esperaba el subsuelo. La humanidad se había vuelto paz y tranquilidad para todos y cada uno de los seres que habitaban el mundo. Monstruos y humanos se habían hecho amigos.

Bueno, no todos los monstruos y humanos habían congeniado...y no todo estaba tan bien.

- Flowey, ¡deja de moverte, si no no puedo regarte bien!

Sí, el pequeño Frisk había adoptado a Flowey como su "planta mascota", aunque cada día se cansaba más de él. Se encontraba ahí sentado intentando regar a la malvada, pero mimada, planta.

- Me quiero morir. - soltó dando un suspiro de cansancio.

- ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO, HUMANO? - Dijo Papyrus al llegar con su hermano, Sans.

Frisk se levantó del suelo y fue a darle un abrazo a Papyrus, y a Sans, este la cogió en brazos y se lo puso en la espalda.

- ¿Vamos a comer hamburguesas? - Frisk asintió, aunque no tan emocionado como de costumbre.-. Bien, porque me da mucho cansancio trabajar.

- Hey, hey, hey. - se escuchó la voz de Toriel. -. Aún no has terminado de regar a Flowey, Frisk.

- No hace falta que me siga...regando, ¡estoy bien así!- interrumpió la planta intentando que se olvidaran de su baño.

- YA ME ENCARGO YO, SU MAJESTAD..- sonrió de oreja a oreja Papyrus mientras cogía la regadera.

- Oh, mierda...- Flowey ya quería suicidarse.

Toriel miró a Sans y a Frisk mientras ellos hablaban, al parecer Sans quería llevarlo a comer algo en Grillby's.

- Papyrus, ¿vienes? -

- NO, ALLÍ HAY MUCHA GRASA, ¡ME QUEDARÉ CON EL CLON DE ASGORE!

- ¿Clon? - los ojos de Toriel estaban como platos.

- Está bien... - dijeron Sans y Frisk al unisono.

Sans y el humano cogieron el típico atajo que el esqueleto solía coger. Frisk ese día estaba más callada de lo normal.

- Hey, niño, ¿estás bien? - le preguntó algo curioso, sin perder la sonrisa típica del esqueleto de sudadera azul.

- Claro, Sans. - no estaba tan seguro, pero no le apetecía preocupar a su amigo.

Los dos llegaron a Grillby's y se sentaron, como normalmente sucedía, el pequeño humano chino se sentó en una silla con bolsas de pedorretas.

Era tan monótono.

El humano miró serió a la barra en la que solía comer sus patatas o su hamburguesa.

- ¿Frisk?

Quería algo distinto. Quería jugar. Quería probar.

- ¡Frisk! - el humano salió de su trance para mirar a huesos perezosos. -. Te estaba llamando, por lo que querías.

- Patatas. - soltó algó más seco de lo normal. - Sin ketchup.

Sonrió, falsamente. Y Sans dió su típica risa.

- Hehe, cómo quieras, humano. - Frisk miró para el suelo, de nuevo. - ¡Grillby, unas patatas y un bote de ketchup!

Como era lo normal. Grillby apareció para darle lo pedido. No tenía tanta hambre como de costumbre, así que dejó bastantes patatas.

No era normal en él.

- Hey, humano, hoy estás raro, ¿te pasa algo?

- No, no Sans...

El mayor miró al humano y le abrazó. Frisk solo se dedicó a aceptar el abrazo. Sin corresponderlo.

- Solo tengo un poco de sueño... Me vendría bien dormir.

Sans volvió a llevarlo a casa de la mami cabra.

- PERO QUÉÉÉ. - la cocina de la reina estaba lleno de tomate y fídeos.

- La última vez que te dejo cocinar.

- PERDONE, SU MAJESTAD. - responde triste.

- Hey, chicos. - apareció Sans.

- ¡HERMANO!

- Sans, ¿y Frisk? - pregunta preocupada la cabra.

- Pues aqu...¿eh?

El humano, no estaba.

Frisk se había ido a su cuarto, apagó la luz y, con la misma ropa, se fué a dormir.

Tenía una vida, era feliz. Estaba con la gente que había salvado y que tanto amaba. Pero aún así, le faltaba algo. El juego no había sido completado.

Cerró los ojos...más de los que ya los tenía cerrados, y cayó en un profundo sueño.

¿Te sientes cómo si sus vidas no merecieran la pena, cierto?

¿Por qué no me dejas tomar el control?

Te prometo qué volverás a tenerlos.

Solo dame tu alma, maldito insconciente.

Lo siento, Asriel. Se acabó. No puedes ayudarla. Las almas serán mías.

Frisk, resetea...

Frisk se encontraba entre continuar y reset. Solo tocó una vez ese reset, y fue solamente para que Flowey no matará a Asgore.

Él nunca había matado a nadie.

Él ahora tenía esa opción.

Si se arrepintiera, de todas formas, podría volver a reiniciar.

Era curiosidad contra monotonía.

La curiosidad mató al gato, Frisk.

[Espero que os haya gustado este primer capítulo, si llegamos a 5 votos, continuaré rápido, intentaré ganar a la vageza JAJAJA]